Un
momento por favor
J. Jesús Juárez Martín
El
Presidente Andrés Manuel López Obrador hace algunos días solicitó por carta al Rey de España y al Papa
Francisco, que pidan perdón por la conquista del siglo XVI e implícitamente
por el dominio de casi tres siglos de lo
que llamamos La Colonia.
España
rechazó "con toda firmeza" la carta de AMLO solicitando al rey que
pida disculpas por los crímenes de la Conquista y es que la Historia la
escriben los vencedores y el subjetivismo que los autores no relatan las cosas
como sucedieron, la comunicación humana es por medio de palabra, las palabras
son signos que representan una realidad y cada escritura, es una versión
diferente de los hechos, hay tantas versiones históricas como personas que
opinemos o tantas personas que pretendemos ubicarnos en realidades históricas.
Siempre
se ha enunciado que la conquista española fue violenta, que hubo a la vez
conquista y evangelización, en esencia con diversos objetivos. La primera el
sometimiento que se hizo con violencia resistencia de los pueblos, con las
alianzas y apoyos de pueblos vencidos contra los pueblos dominadores como
sucedió entre los tlaxcaltecas y mexicas, los primeros, fueron el brazo fuerte
de la conquista de Tenochtitlán.
Los
centenares de pueblos que aún tienen identidad por sus más de sesenta lenguas
indígenas y que sufrieron el despojo, la vejación de sus mujeres, la destrucción
de sus adoratorios y derrumbamiento de sus “dioses”; la población de los
naturales decreció hasta en un ochenta por ciento y no fue por paraíso
prometido de los conquistadores y evangelizadores.
Los
dos grupos, conquistadores y evangelizadores, tenían objetivos diferentes,
formas opuestas de lograr sus objetivos, siempre hubo acusaciones, denuncias,
enfrentamiento ante la corona española. “Las Leyes de Indias” nunca dieron
protección real a los indígenas... se
discutía si de verdad eran humanos, que si la redención mística de Cristo
también fue para ellos...
Los
errores de criterios colectivos de la vida, está demostrado están en un
pensamiento colectivo que imprime su violenta verdad a los ejercicios del
poder. Sin embargo, hay abismales conductas contradictorias en el trato a los
naturales, los de violencia, sometimiento total por parte de los españoles,
como el trato humano y hasta pretendiendo rescatar con humanidad a los grupos
indígenas del odio racista. La religión cristiana tuvo desaciertos, sin embargo
logró ser aceptada en libertad por los pueblos al correr de los años a tal
grado que a muchos misioneros se les consideraba como padres, los “Tatas de
Michoacán” por su labor social, por la organización de lo que llamaron
hospitales, pueblos de naturales con un oficio común por ejemplo el trabajo de
la madera, del cobre, de la agricultura con la rectoría de los frailes,
rindieron sus frutos, no en el grado óptimo, pero sí de relativa dignidad ante muchos aberrantes
situaciones coloniales.
La
petición de perdón provocó una oleada de críticas pero también el respaldo de
muchos que esperan una disculpa de España y del Vaticano, que da ocasión de
releer la historia, ojalá se haga con apertura porque los errores humanos son
una cadena que no necesariamente nos hace mejores pueblos o vivir en armonía.
Históricamente
se haba de la “Leyenda negra” que mal se defiende con sentencias hechas que los
errores no son de España sino del tiempo. ¡No! Los errores son de los humanos y
ellos, nosotros, debemos luchar por corregirlos según nuestro alcance social,
el padre de familia inculcando valores de convivencia, los docentes, los
políticos, los religiosos, que busquen sendas de acercamiento y fórmulas de
entendimiento humano y superar diferencias históricas y actuales tan enconadas,
como equidad, migración, seguridad.
Las
disculpas, se han dado a través del tiempo con palabras y acciones, todavía
recuerdo los besos a la tierra mexicana de Papa Juan Pablo cuando llegaba a
nuestra patria. La Universidad de Salamanca,
tiene en su escudo la efigie de Bartolomé de las Casas como apoyo a su doctrina
social y trabajo por las comunidades michoacanas. Lázaro Cárdenas, perdonó a los españoles que
acogió en su tiempo por sus conflictos de su guerra civil fraterna, ellos se
integraron con naturalidad a la vida cultural y social del México de los años
treinta, cuarenta...
¿Cambiaría
algo una disculpa pública, cuando cumplimos dos siglos de independencia y el
rumbo de fraternidad, igualdad y libertad, son bandera de enconadas luchas? Lo
inadmisible es que no se luche por esos valores universales, insertos en los
corazones de buena voluntad.
Sí
agradaría hubiera gestos de acercamiento fraternales sinceros, que llevaran
implícitos el reconocimiento de errores dolorosos, pero que el mestizaje es la
esencia del pueblo mexicano y herencia asimilada de aciertos y errores
históricos que nosotros solo recibimos como legado. Ah, y si no hay disculpa,
tampoco es motivo de encono.
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