El
periodismo, que tanto ha dado a México a lo largo de los siglos, desde la época
de la Reforma y hasta nuestros días, en los últimos tiempos ha caído en los más
bajos fondos de su ética; sin embargo, si se tienen en el medio informativo bien
planteados los puntos referenciales en su Código de ética, y está bien
cimentado su Comité editorial y con el ejercicio establece con toda claridad su
Estatuto de la redacción, este medio mantendrá un vínculo muy específico con
sus lectores y con la sociedad a la que se debe.
Periodistas
como Artemio del Valle Arizpe, Juan de Dios Peza, Arturo Sotomayor, Gregorio
Ortega, Manuel Gutiérrez Nájera, Guillermo Prieto, Ignacio Manuel Altamirano,
Luis González Obregón, José Tomás de Cuellar, Ángel de Campo, Gabriel Vargas,
Salvador Novo, Ricardo Cortés Tamayo, José Alvarado, Ricardo Garibay, Vicente
Leñero, Elena Poniatowska, Jaime Avilés, Víctor Roura, José Joaquín Blanco y
Carlos Monsiváis, han sido —y son— testimonio del gran periodismo mexicano.
No
obstante, aquel viejo periodismo que no era de “masas”, el que hicieron John
Reed, César Vallejo, Ernest Hemingway, Vicente Leñero, Julio Scherer, Carlos
Monsiváis o José Joaquín Blanco (entre muchos otros), sigue siendo el que
ofrece las pautas de una excelencia que no ha podido ser superada, pues en
otros tiempos los periodistas sabían escribir, tenían un excelente olfato de la
noticia e iban hasta los confines para traer al lector las novedades y las
historias que habían ocurrido en la ciudad, en otros lugares del país y hasta lejanos
destinos que eran, acaso, un mito en sus existencia de tan lejanos.
En
la actualidad, y debido a las nuevas formas de informar ligadas a la
tecnología, desde cualquier parte del mundo una persona puede convertirse, de
la noche a la mañana, en un relativo informante de una noticia y de una novedad
desde el extranjero.
El
auge que ha venido tomando el periodismo en los últimos treinta años ha sido
vertiginoso, hay nuevos medios y muchos reporteros que ya no solamente ofrecen
su información en los diarios impresos, sino que los nuevos medios de
comunicación —con el avance tecnológico de las redes sociales—, han ido mucho
más allá de lo esperado, rebasando cualquier expectativa.
A
medida que se han multiplicado los medios, el periodismo se ha vuelto más relativo,
y ya cualquier acontecimiento se convierte en noticia. Por eso es bueno
recordar algunos puntos clave, que nunca se deben pasar por alto.
LÍNEA EDITORIAL DE UN MEDIO
INFORMATIVO
La
política editorial de un periódico es la línea que sigue cada medio, y que,
desde su fundación, su apertura al público, debe manifestar. En todo caso la
política editorial de un medio (ya sea impreso o digital) se manifiesta en su
trato de la información y el modo en que tratará toda información que trasmita
o difunda. Se puede captar toda línea editorial en las coberturas y el
tratamiento que se le da a la noticia.
Cada
medio periodístico mantiene una línea editorial y se manifiesta con toda
claridad en la toma de sus posiciones frente a los hechos, y es allí donde se
define la ideología y su posición política. Es en esta línea editorial, pues,
que un medio define al público que va dirigido. Es en sus políticas
editoriales, que el medio desea influir en la sociedad.
La
línea editorial (o política) del medio define a su audiencia y planta de una
vez sus posturas ante la realidad.
FACTORES (AJENOS A LA POLÍTICA
EDITORIAL) PUEDEN EN SU MOMENTO TENER INJERENCIA EN LA REGULACIÓN DE LOS MEDIOS
Aquí
caben varios puntos de vista, ya que si bien es cierto que existe la libertad
de expresión otorgada por la propia Constitución, cada medio periodístico debe
tener, para su propia protección, un código en el que establezcan sus propias
libertades y restricciones. No obstante, es el mercado y el Estado-gobierno el
que influye para que esa libertad sea ofrecida. Además, y dado que todos los
medios informativos se sostienen por su mercado de acción, eso también influye
y no se puede dejar de ver. Pese a todo, los medios informativos deben ser
claros y ofrecer al lector un acercamiento a la verdad, porque sin eso
perderían su credibilidad y estarían reducidos a un público lector que consume
lo que ese medio noticioso ofrece y no un amplio sector de la población
lectora. Legitimarse con la verdad, hace que el medio logre avances en el
sentido democrático y buscando la democracia. Son, pues, el Estado y el mercado
los que tienen injerencia en la regulación, pero se debe luchar en lo posible y
más allá de eso porque el medio informativo tenga una amplitud de criterio,
siempre en favor de ofrecer noticias a fondo y con contenidos críticos.
FUNCIONES Y RIESGOS DE LA
AUTORREGULACIÓN DE UN MEDIO DE COMUNICACIÓN
La
autorregulación, en todo caso, se debe realizar con las márgenes donde quepa la
crítica al Estado y los gobernantes, sin ello no se pueden buscar ni la verdad
ni una posible democracia social que tenga alcances para todos los sectores
sociales. Sin un medio se restringe a lo que el marketig y el Estado-gobierno
le impongan, sin abrir códigos internos de libertad, entonces estaría fallando
como un medio informativo democrático.
La autorregulación, en todo caso,
rinde sus frutos y funciones cuando se desea alcanzar la libertad de expresión
sin ir más allá, es decir, la difamación y las noticias tendenciosas.
PROCESOS DENTRO DE UN MEDIO SE VEN
INFLUIDOS POR LA POLÍTICA EDITORIAL DEL MEDIO
Las
normas de ética, sus funciones declaradas en su libro de estilo, que no debe
faltar las libertades que todo proceso democrático exige para que la vida
social de un país sea buena y en favor de las comunidades, no del Estado o los
anunciantes. Un diario lo que debe pugnar es que los lectores estén bien
informados de manera clara y con bases en la investigación profunda, de no ser
así, estaría faltando a la función social que un medio informativo debe o
debería tener, que es la de formar ciudadanos críticos.
EL PAPEL DE LAS AUDIENCIAS
Y
finalmente recordemos que todo medio informativo se debe a sus audiencias, a
los lectores, que, en la actualidad, y debido a las redes sociales, han
cambiado. Ahora están más cercanas y, muchas veces son invasivas.
Las
audiencias y su relevante opinión muchas veces influyen cuando se trata de
temas que no convienen a los interesados.
Sí influyen las audiencias sobre las formas y los temas que se tratan en
los reportajes, las crónicas y las entrevistas, su función no cabe duda, es
importante, pero en muchos casos son terribles, ya que pueden lograr hacer de
un detalle un escándalo y de un escándalo un escarnio social y de un escarnio
social una debacle del periodista y sus esfuerzos por informar.
Todo lo
descrito anteriormente, son los factores que implícita o explícitamente
influyen en la construcción o aplicación de políticas editoriales en un medio.
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