Los conjurados
Ricardo Sigala
Ubiquémonos en el Zapotlán de hace
140 años. Es la segunda mitad del siglo XIX, justo el año1879. Pensemos en una
mujer todavía joven, que regresa a Zapotlán después de una estadía de diez años
en Guadalajara, el mismo tiempo que estuvo casada con Esteban Toscano Arreola,
quien acaba de dejarla viuda. Ella tiene 36 años y la responsabilidad de
mantener a sus dos hijos y a sus padres. Obvio, no tiene propiedades, ni
negocios, al parecer entre sus conocidos o familiares no hay gente pudiente.
Está sola contra el mundo, seguro regresa a Zapotlán porque quiere recuperar
buenos tiempos, en la década anterior se había establecido ahí junto con sus
padres y había sido maestra en una escuela para niñas, y hasta había llegado a
ser directora.
Y
en efecto vuelve a ser profesora en Zapotlán, pero en la segunda mitad del
siglo XIX un sueldo de mujer no puede aspirar a ser el sostén de una familia,
así que comparte su tiempo de docencia con manualidades, sabemos que “bordaba, tejía prendas de gancho”, que “elaboraba
canastitas de tela de raso y labraba objetos de madera”, pero lo más
sorprendente es que además dedica buena parte de su tiempo a escribir
literatura. La wikipedia dice “fue la escritura lo que la mantuvo ocupada y
económicamente a salvo”.
Entre 1879 y 1887, en sus primeros ocho años de viudez vividos en
Zapotlán, Refugio Barragán de Toscano escribió y publicó siete obras
literarias, son sus años de esplendor creativo. Es el tiempo de la escritura de
Premio del bien y castigo del mal
(1884), que fue la primera novela publicada en México por una mujer, y de La hija del bandido o Los subterráneos del
nevado (1887) de la que a la fecha se han realizado alrededor de treinta
ediciones.
En otras ocasiones me he preguntado por qué esta escritora encontró en
Ciudad Guzmán el sitio en que se gestó su literatura, por qué no se asentó en
alguna capital cultural en donde las condiciones le fueran más favorables, ¿o
acaso ella consideró que justo esta ciudad le era más favorable? Esa una
pregunta quizás la respondan los estudios literarios o de la cultura.
Pero ahora es otra la pregunta que me viene rodando en esos días. ¿Por
qué Refugio Barrgán de Toscano, como mujer, optó por una alternativa que en
apariencia era no sólo poco viable, sino insensata?, ¿Qué pasába en su mente?
¿No era más fácil seguir el camino establecido para una joven viuda de finales
del siglo XIX? ¿Por qué no pensó en casarse nuevamente y ser ama de casa y
dedicarse a su prole, por qué no se convirtió en una plañidera que pudiera
vivir de la caridad, por qué no optó por el comercio, por qué no vio como una
alternativa bajarse el escote y subirse la bastilla para deslubrar a algún
funcionario, terrateniente o fantoche de la socialité?¿Por qué ella imaginó lo
que parecía imposible, una mujer escribiendo literatura en una remota provincia
mexicana del XIX? Afortunadamente Refugio Barragán de Toscano se resisitió a
los mandatos que la sociedad imponía a las mujeres de su tiempo y se convirtió
en una figura excepcional.
Dicen que a Refugio Barragán de Toscano la litertura le dio sosiego, le
dio algún estímulo económico, pero también le ha dado su permanencia en la
memoria hisórica y cultural. Hoy no estaríamos hablando de su vida y de su obra
si ella no hubiera dado ese paso a contrracorriente, ese gesto trasgresor, esa
voluntad de indagar en la condición humana y ponerlo por escrito.
Hace 176 años nació Refugio Baragán de Toscano, y su vida y su obra nos
siguen hablando con frescura, actualidad y sobre todo con la complicidad de una
escritora que se ha mantenido vigente a pesar del paso del tiempo, un tiempo
que prece ser su propio aliado.
NOTA
(Refugio Barragán
de Toscano nació en Tonila, a finales de febrero de 1843. Hoy en día su vida y
la obra son temas de estudio en congresos de literatura a nivel nacional, e
instituciones y estudiosos han contribuido a su difusión (en el sur de jalisco
podemos destacar el Archivo Histórico de Zapotlán el Grande y a Didiana
Sedano); por su parte Ediciones Arlequín ha publicado Premio del bien y castigo del mal y La hija del bandido o Los subterráneos del nevado, en bellas y
cuidadas ediciones.)
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