Tecalitlán
y su gente
El
domingo 3 de marzo un nutrido grupo de tecalitlenses inician su recorrido a pie
hacia Talpa de Allende; José Ramírez Vázquez, es un peregrino que cumplirá 23 años
de participar.
Ramírez
Vázquez, originario de Tecalitlán, actualmente vive en la Colonia Ejidal y nos
expresa lo siguiente: ¿Qué le motivo ser peregrino a Talpa?
Soy
Ingeniero Agrónomo, estudié esta carrera en Autlán de Navarro, cada año durante
mis traslados de Ciudad Guzmán a Autlán, en los primeros días de marzo veía los
contingentes de peregrinos de Tuxpan, Ciudad Guzmán y Tecalitlán, que movidos
por la fe hacían ese largo recorrido, ver esa cara de hombres y mujeres que no
desfallecían ni por un momento ante las inclemencias del sol, me propuse vivir
esa experiencia y fue tan agradable y motivante, que ya no he dejado de
vivirla, desde el año de 1996.
¿Cuál
es su itinerario como peregrino? Nuestro recorrido es uno de los más largos de
toda la Ruta del Peregrino, son siete días con sus diferentes jornadas, pasamos
por Tuxpan, luego nuestra siguiente parada es en El Fresnito, municipio de
Zapotlán El Grande. Ahí, todos los años desde 1996 y de manera ininterrumpida
la familia de Don Enrique Gómez, nos lleva un café caliente con pan, su señora
esposa nos guía un rosario que todos los peregrinos de la cuadrilla rezamos con
gran devoción, ya que nos encomendamos a la Virgen del Rosario de Talpa, para
que nos proteja en nuestro largo peregrinar.
Pasamos
muy de madrugada el lunes por El Jazmín, municipio de San Gabriel, luego sigue
La Croíx, Apulco y de ahí hasta la cabecera municipal de Tonaya, donde
descansamos hasta las 4 de la mañana del martes para partir hasta San Miguel,
donde también el señor Eduardo Gálvez Orozco desde 1996, siempre nos lleva un
almuerzo, una tradicional birria de res, que nos sabe a gloria; es justo
señalar que el almuerzo es para todos los peregrinos de Tecalitlán, inclusive
para los peregrinos de la localidad de La Higuera.
De
ahí pasamos por comunidades pobladas de gente amable y risueña que nos reciben
con un sentido “-Me saludan a la Virgen”, hasta llegar a la cabecera municipal
de Ejutla, tierra de santos, ya que ahí, en pleno centro ahorcaron a un
sacerdote en un mango que todavía reverdece, para ser testigo mudo de los que
ahí pasó; ahí han erguido un monumento como símbolo de la fe a ese Santo.
De
esa localidad partimos muy de madrugada donde nos espera la subida de un alto
cerro que nos demanda un esfuerzo de más de una hora, para de ahí dirigirnos a
una población llamada Manzanillito, localizada por la carretera federal
adelante de Unión de Tula, en ese lugar nos espera un sabroso almuerzo por
cortesía de la familia del Sr. Miguel Cárdenas.
El
siguiente punto obligado es Ayutla, donde año con año una familia caritativa de
la cual desconozco su nombre nos brinda sabrosa cena.
De
esa población partimos muy de madrugada hasta el popular lugar llamado Talpita,
ahí donde nos aguarda una réplica de la imagen de la Virgen de Talpa, donde
además se puede disfrutar de un rico café o canela, así como un jugo de naranja
o zanahoria que te sabe a gloria, acompañado de un pan dulce. Ahí se puede
adquirir la tradicional burrita que te sirve de apoyo para esos pasos cansados
que ya te pesan por los años.
Se
continúa el recorrido hasta pasar por Cuautla, un pintoresco pueblo de
emigrantes a Estados Unidos, que muestran ese amor por la patria, con
ostentosas residencias, muestra de los beneficios del sueño americano, que
inclusive ha servido de escenario para filmar algunas películas y donde se
admira una efigié del artista de música mexicana Ezequiel Peña montado en un
caballo.
El
siguiente punto es el llamado Tierras Blancas, donde nos espera un desayuno que
por años ha sido una rica carne asada, con una salsa mortajada; partiendo de
ese lugar nos espera el poblado llamado Volcanes, una localidad que se
distingue por su gran cantidad de cocinas de comida mexicana que se oferta a
los peregrinos tanto de a pie como a los que viajan en carro o autobús,
platillos tan variados como, guisos de res y cerdo, lengua de res en salsa
verde, pollo al pipián, birria, carne asada y unas enormes quesadillas
acompañadas de una picante salsa.
Muy
de madrugada iniciamos la jornada pasando por lugares como el Cerro de La
Campana, Las Cruces, justo ahí en la cañada desde lo alto del cerro se ven las
titilantes luces de la localidad de Jacales, ahí a ambos lados de la carretera
estatal, se ubican pintorescas fondas que seducen con sus medios muy
característicos a los peregrinos para que consuman sus bien elaborados
platillos de la vasta cocina mexicana, quién olvida ese grito característicos
de – “Cecinitaaaa de venadoooo” o el chasquido que hacen con la mano para
atraer los clientes simulando la amasada de la tortilla de maíz, o la
elaboración de atole blanco acompañado de un pedazo de dulce de caña.
Más
delante nos esperan Los Guayabos, ese lugar tiene un misticismo muy peculiar al
fondo se divisan unos riscos enormes, se dice que la persona que camina por ahí
y que sus pecados han sido perdonados, puede ver la imagen de la Virgen de
Guadalupe, formada en ese lugar entre las rocas, muchos no logran verla.
Continuamos
hasta llegar a Cocinas de Mascota, donde nos espera una confortable sombra de
añejos ocotillos que dan un clima especial al lugar, ahí convergen los
familiares y amigos que se han unido en la última etapa de la jornada, en ese
lugar se comparten alimentos que desinteresadamente los paisanos llevan a todos
los peregrinos, dándose una sana y bonita convivencia familiar; ahí alrededor
de las 18:00 horas, se oficia una misa por el Sr. Cura que está en turno en la
parroquia de nuestro querido Tecalitlán, como un agradecimiento a la Virgen por
permitirnos ya casi llegar a nuestro destino.
Por
la madrugada iniciamos nuestra última jornada, pasando por la popular Cruz de
Romero, un cerro donde se construyó un mirador coronado por una Cruz, de donde
se divisa nuestro final, la hermosa población y ahora pueblo mágico de Talpa de
Allende.
El
descenso es como un respiro a esas grandes y agotadoras jornadas, sabedores que
nos espera el regazo de la Milagrosa Virgen del Rosario de Talpa, para escuchar
nuestros ruegos y calmar nuestro cansancio acumulado en esos 7 días de
travesía.
Al
llegar se ve el majestuoso arco de bienvenida y solo es cuestión dar unos pasos
más para hincarnos ante la Virgen y dar las gracias con las lágrimas derramadas
por la emoción de haber llegado con bien.
Al
final nos despedimos de la Virgen del Rosario de Talpa, pidiendo que nos
permita volver el siguiente año, es triste decirlo, pero muchos ya no han
vuelto, se han convertido en los peregrinos ausentes, porque Dios ya los ha
llamado a su presencia, pero nosotros los llevamos en el corazón y en el
recuerdo.
Para
finalizar Ramírez Vázquez nos comenta que los peregrinos están muy agradecidos
con las personas que apoyan moral (con la oración y gritos de aliento durante
el recorrido) y económicamente (con comidas y apoyo monetario) durante el
recorrido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario