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martes, 19 de marzo de 2019

Familia y Escuela binomio indisoluble en la Educación








María del Carmen Torres Avalos


“La primera institución educadora del individuo es la familia”, así reza uno de los dichos populares. Y efectivamente, la familia es el ambiente social donde el individuo inicia la formación de principios, valores morales y la noción de vida.  Como se puede observar la familia socialmente es muy importante en la vida del individuo, ya que es la célula original donde desde pequeño se prepara para vivir en sociedad.  Luego entonces, mientras mejor organizada esté la familia, más sólida y favorable será la organización social para el sujeto.

Cuando un alumno llega por primera vez de manera formal a una institución, lleva las expectativas que la familia ha cimentado en él. Desde siempre, la escuela ha sido una institución socializadora, un espacio de construcción de “convivencia” entre diferentes grupos sociales y culturales.

En nuestro País, y la Región Sur de Jalisco no es la excepción,  existe una gran pluralidad de familias, por tanto se pueden observar en un centro educativo distintas prácticas culturales, estratos sociales,  características personales de los alumnos en cuanto a competencias desarrolladas y por desarrollar, intereses y motivaciones que hacen un crisol de elementos mínimos indispensables, los cuales un docente debe tomar en cuenta para realizar la planificación, desarrollo y evaluación de las actividades en los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales con los respectivos alumnos.

El docente, por más que se prepare y fundamente sus labores con las mejores teorías Psicológicas, Pedagógicas, Sociales, Antropológicas. Y en sus grupos, de 30 o 40 alumnos, trate de hacer interesante, práctica, amena y real la clase, estas acciones no serán suficientes. Pues al educando le falta encontrar la utilidad de la escuela en su vida cotidiana y esa vinculación la vivencian en las acciones que los mentores día a día establecen a los estudiantes como “Tareas” para casa.

Las tareas aportan infinidad de beneficios: Repasar contenidos vistos en la clase; desarrollar destrezas de investigación, pues algunas tareas  son temas a tratar en la siguiente clase, esto permite que el alumno no llegue a la clase en blanco; promueven el desarrollo de hábitos de estudio y organización del tiempo, entre otras. De tal forma, mientras más constante sea la dedicación de los niños en sus tareas, más alto será su rendimiento en la escuela.

Cuando los padres de familia apoyan a sus hijos con la elaboración de sus tareas escolares, fortalecen el aprendizaje en sus pequeños, pero sobretodo, demuestran su interés y afecto por ellos.
¡Vayamos pues, docentes y padres de familia desde el lugar que nos corresponde a desarrollar nuestras responsabilidades!


*Asesor del Centro de Actualización del Magisterio de Cd. Guzmán.



   



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