*Samuel Gómez Patiño
Cuando le
preguntan a mi señora que como estoy, siempre le digo que les conteste:
-¿Comparado con quién?
Entonces pienso que ojalá no me
compare con Brad Pitt, Ricky Martin y mucho menos con Maluma. Solo así tendré
esperanza de no estar tan mal.
¿Cómo saber en el estado en que nos
encontramos si no hacemos comparaciones? Dicen que no es bueno compararse, pero
al final es una manera de conocer cuál es nuestra situación aunque el resultado
no nos guste.
En las últimas semanas me he cansado
de escuchar las tonterías del nuevo gobierno descalificando lo que no les gusta
sin ninguna investigación denostando todo aquello que no esté de acuerdo a sus
creencias. No vote por Morena ya que siento que se han rodeado de personas que
no son honestas, muy diferente de ser inexpertos, eso con el tiempo se puede
aprender, pero la deshonestidad no nos puede ayudar.
Peor me preocupa que algunas
decisiones parece que se toman más emocionalmente que científicamente,
descalificando los estudios profesionales de expertos en las diversas áreas.
Irónicamente pide una universidad gratuita para todos, pero no cree en los
profesionistas (sobre todo sino están con él). En algún artículo anterior escribí
mis razones por las cuales me parece que la universidad no es para todos; se
necesitan oficios y personas con otras habilidades técnicas para apoyar el
trabajo profesional y por otra parte también hay que entender que muchos
jóvenes no tienen la inquietud para realizar estudios largos, prefieren
aprender y desarrollar su potencial, sobre todo manual.
Los organismos de diversas áreas
evalúan bajo criterios desarrollados después de muchos estudios y casi todos
comprobados de su certeza, que ayudan a tomar decisiones que basados en
información histórica y proyecciones calculadas facilitan el entendimiento de
los expertos.
Recuerdo que alguien dudaba que
tuviera la salud para enfrentar el gran reto de dirigir este país y él presumió
que gozaba de excelente salud. ¿Que acaso estos estudios no es información de
arduos estudios basados en comparaciones comprobadas a través del tiempo? Ahora
resulta que debemos de descalificar aquellos que no son de su agrado. Supongo
que de haber salido mal en los estudios médicos hubiera desacreditado a las
escuelas de medicina, médicos ineptos egresados de nuestras universidades solo
por no encontrarlo con buena salud.
Hace unos días se molestó porque las
principales calificadoras financieras toman como riesgosas algunas de las
decisiones que se toman en el país, sobre todo en materia económica. Veamos
esto, vamos a suponer que tu mejor amigo te pide prestado cinco mil pesos y te
comenta que te lo paga en la primer quincena de abril; él tiene actualmente un
buen trabajo y en abril recibe una buena recompensa económica lo cual avala que
puede cubrir el préstamo en su totalidad y en tiempo, muy probablemente no le
pidas algún interés ya que sabes que el riesgo es mínimo.
Cambiemos el escenario, tu amigo
toma algunas decisiones peligrosas con el efectivo que le prestaste, esto se
complica ya que perdió su trabajo y por lo pronto sientes que está en riesgo tu
dinero, que ni siquiera era una inversión ya que no esperabas una ganancia.
Ahora, existe el riesgo de perder tu dinero. Si le volvieras a prestar
calificarías de riesgoso el préstamo y le solicitarías un redito alto, que
cubra la ganancia que deseas y cubrir el riesgo esperado. Adiós a la amistad.
“El
rol de las agencias calificadoras en la evaluación del riesgo de crédito de
valores emitidos por instituciones financieras, empresas y gobiernos resulta
fundamental, como se señala en el Portal del Banco de México, para contribuir a
mitigar una parte importante de los costos que enfrentarían los inversionistas
de tener que analizar por su cuenta los riesgos de crédito de cada una de sus
inversiones potenciales” Ramon Garcia Gibson, Forbes México, mayo 2015.
Las agencias calificadoras emiten un
valor de riesgo de acuerdo a sus análisis lo que ayuda a los inversores a tomar
decisiones, por lo general al tener una calificación positiva compran valores
en cambio, si van a la baja buscan vender sus documentos. Esto es una decisión
del inversor, y solamente de él. No es frecuente que las empresas o gobiernos
se quejen de una mala calificación, ellos deben de dedicarse a tomar decisiones
correctas que mejoren el nivel de confianza en quienes arriesgan sus recursos.
¿Cómo lograrlo? Es relativamente
fácil, tomando decisiones que visualicen una mejora en las finanzas del
negocio. Ser claro con el rumbo que lleva la empresa o entidad pública pero
sobre todo no entrar en conflictos con las otras organizaciones.
El gobierno no puede estar peleando
con las calificadoras, debe mejor tomar decisiones basadas en información
confiable, no desacreditando a las empresas o personas y menos sin pruebas. Si
es necesario deberá reconocer cuando se equivoca, mostrar estar preparado hasta
para fracasar. La descalificación sin pruebas, sin acciones y con mucha
impunidad no sirve para generar la confianza en que vamos por el rumbo
correcto.
La próxima semana: ¡La vida no vale
nada!
Me
gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en
Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Director del Área 1, de la
División “A” del Distrito 113
Presidente del Club Toastmasters
Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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