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miércoles, 27 de marzo de 2019

¿Cómo construir un partido político que pertenezca a todas las personas?








Oswaldo Ramos


El pasado periodo electoral fui parte de un proceso político extraordinario, lo que me permitió recorrer el distrito XIX, específicamente la zona sur del Estado, por lo tanto, conocer un espacio tan plural y dinámico. Como candidato al congreso local por la vía independiente me vi en la necesidad de construir un programa legislativo con el apoyo de la mayoría de los sectores de nuestra región; universidades, estudiantes, activistas, campesinos, empresarios, entre otros. El resultado fue enriquecedor; debatimos sobre lo que debería ser una propuesta integral, misma que no dejara de lado a ningún sector, sin embargo, nos percatamos también, de que la crisis de representación tiene rebasada nuestras instituciones, a consecuencia, la participación política es cada vez menor, la inconformidad sobre el régimen institucional es generalizada, por lo tanto, el rechazo a los partidos políticos es mayúsculo.

Hace unas semanas la agrupación política a la que pertenezco decidió dar un paso histórico: formalizar la idea de ser político estatal. En un contexto en el que la polarización generada por el gobierno federal y estatal nubla la certidumbre política en nuestro estado, nuestro reto parece un camino cuesta arriba, pues lo que implica formar un partido político no solo es recuperar la confianza de las personas hacia las instituciones políticas, va más allá, es recorrer el estado, es hacer asambleas en municipios golpeados por la desigualdad, la pobreza, la inseguridad, por lo que las personas difícilmente tendrían argumentos para formar parte del sistema de partidos a través de una militancia, ¿por qué confiar de nuevo en un partido político si los que tenemos no nos representan?

Lo anterior nos invita a preguntarnos ¿que nos hace diferentes? Lo que debemos resaltar es que debemos reconocernos como una fuerza política que le apuesta a la construcción a través
de la confianza, poniendo en el centro a las personas, dándole oportunidad de incidencia a nuevas caras, es decir, poner candados para que los oportunistas o los mismos de siempre sean parte, y por lo tanto, el pequeño agricultor, la ama de casa, el profesor de primaria, sean quienes decidan el rumbo político de su comunidad. Este reto nos invita ser claros, y no tener ambigüedades en la forma de actuar, debemos confiar en la forma de agrupación de las comunidades, la base del proyecto debe ser su voz, reconociendo que hay principios inquebrantables, como cero tolerancia a la corrupción, y que por lo tanto, nunca más un proyecto político se debe construir desde los espacios de privilegio.

Nuestra propuesta debe invitar a todos los actores a la comprensión sobre la idea de que la política nunca más debe hacerse en lo oscurito, que es posible recuperar la esperanza, pero
no sin ellos, considerando también que Jalisco no sólo es el área metropolitana, que es también la comunidad más pequeña. Debemos proponer la inclusión de nuevas comunidades que se han formado a consecuencia de la migración, que los derechos sociales sean una realidad más allá de la ciudad. La pluralidad nos permitirá tener debates que nos hagan trascender.

Debemos superar un reto enorme: el de ser una organización que le apueste a la democracia real al interior, sabernos como iguales, que lo que estamos construyendo no sólo es para el próximo periodo electoral, es decir, debemos apostarle a ser un partido que trascienda sobre las personas y el tiempo, que abra las puertas a nuevas caras de manera constante, que el debate interno sea sinónimo de madurez, y que esto último, signifique consolidar un esquema democrático que nos haga fuertes hacia el exterior.

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