Si
bien es cierto que la tendencia es, como lo advierte Lluís Bassets (en El último que apaga la luz: Sobre la
extinción del periodismo), que en algún momento desaparecerán todos los
diarios tradicionales en papel, también es cierto que el periodismo existe
antes que los propios medios impresos, es decir: el periodismo aunque su base
es el impreso, no se debe al mismo.
La
verdad es que desde el comienzo del periodismo la crisis está vigente, la
propia competencia (a veces desleal entre empresas, recuérdese la historia de
los periódicos de Nueva York en http://www.sinpermiso.info/textos/periodismo-en-eeuu-profesionalidad-objetividad-y-partidismo),
y con frecuencia tuvieron que mudar de la objetividad al amarillismo y a la
mentira para lograr las mejores ventas de los ejemplares, tanto que tuvieron
que inventar conflictos que se convirtieron en guerras como lo testifica el
filme (y la propia historia del periodismo neoyorkino) del Orson Welles (Ciudadano Kane).
Durante las primeras décadas del
siglo XX, la crisis generada por el sensacionalismo y el compadreo con la
derecha alcanzó su punto culminante. En la carrera presidencial de 1912, los
tres rivales del Presidente William Howard Taft el demócrata Woodrow Wilson, el
progresista Theodore Roosevelt y el socialista Eugene Debs criticaron la
corrupción y venalidad de la prensa. Fue en este caldo de cultivo que se generó
el periodismo profesional. Una fuerza conductora fueron los mismos editores que
comprendieron que el periodismo partidista y sensacionalista estaba socavando
su modelo de negocios. Tuvieron que aceptar la autorregulación para proteger
sus beneficios y mantener a distancia las amenazas de los esfuerzos organizados
de reforma pública.
El
periodismo profesional fue la solución a la crisis. Consistió en la
revolucionaria idea de que el propietario y el editor de un periódico deberían
estar separados y una "muralla china" había de interponerse entre
ellos. Las noticias no deberían ser configuradas para acomodarse a los
intereses partidistas de los propietarios, sino más bien determinadas por los
calificados profesionales no partidistas, usando los juicios y las habilidades
puestas a punto en las escuelas de periodismo. Tales escuelas no existían en
1900; antes del fin de la Primera Guerra Mundial muchas de las escuelas
importantes de periodismo del país se habían establecido a instancias de los
propietarios de periódicos. El profesionalismo significaba que las noticias
deberían aparecer igual tanto si el periódico pertenecía a un republicano como
a un demócrata. El profesionalismo significaba que teóricamente ya no había
ninguna razón para estar preocupados sobre la naturaleza monopólica de los
mercados periodísticos porque los propietarios no abusarían de su poder y,
además, según la teoría, más periódicos en la misma comunidad meramente
reproducirían el mismo contenido profesional, así que serían superfluos. (http://www.sinpermiso.info/textos/periodismo-en-eeuu-profesionalidad-objetividad-y-partidismo)
Ahora
los medios se enfrentan a otra crisis muy distinta, pero no tanto. Me explico.
Lo que destaca Bassets es la muerte de los diarios impresos debido a la entrada
de las nuevas tecnologías y a su avasallante popularidad entre los lectores de
las nuevas generaciones, sin embargo creo que no toma en cuenta a las nuevas
políticas geopolíticas que hoy como antes está marcada por la economía tiránica.
Si
no se toma en cuenta esto, entonces no podríamos entender el fenómeno que marca
la muerte de los periódicos que antes influyeron en la ciudad, la región, el
continente o el mundo. Y si el cambio es la muda de los diarios impresos al
modo digital, esto es porque las nuevas economías han cambiado las costumbres
de los pocos lectores de periódicos en todo el orbe. Tal vez mueran los
periódicos impresos, pero no el periodismo, solamente cambiaría el formato y
todo acorde a los nuevos tiempos donde la economía ya no es solamente local,
sino global.
Hoy
los intereses son mundiales y no de forma regional. En eso, es claro, que
perdemos todos, ya que se borran las fronteras y una noticia que ocurre en
algún punto del mundo con las nuevas tecnologías corre y debe correr por todo
el globo, porque todo influye en las economías y los consumidores de noticias
deben ser atendidos para que lamenten por algo que ocurre al otro lado del
mundo y ya un diario impreso que traerá la nota al día siguiente no es un producto
de consumo porque ya los medios digitales lo habrán desgastado.
En
todo caso debemos atender a lo que propio Lluís Bassets (en El último que apaga la luz: Sobre la
extinción del periodismo):
El periodismo se muere pero a la
vez el periodismo está más vivo que nunca. El negocio decae pero la atracción
del oficio se intensifica. No hay negocio, pero sí hay instrumentos
tecnológicos para que cualquiera haga de periodista, aunque sea sin cobrar.
Basta observar las oleadas de entusiasmo y de pasión que levantan los grandes
acontecimientos deportivos, el impacto del reporterismo bélico, la
popularización del periodismo económico y no digamos ya la miríada de
iniciativas informativas a través de las redes sociales, formas todavía
incipientes de periodismo ciudadano. Todos somos periodistas, por tanto nadie
es periodista.
DESAFÍOS DE LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN
Es
verdad la llamada “Edad de oro del periodismo ha llegado a su fin” y también
que esta crisis “representa al mismo tiempo una oportunidad para otro tipo de
proyectos periodísticos. ¿Qué es lo que viene?”.
Son
varios los factores los que intervienen en la misma crisis.
En
lo personal no creo que solamente sea la llegada de las nuevas tecnologías,
sino también de (como lo digo arriba de este escrito), de las economías
globales. Amén de que el propio periodismo ya está desgastado y a mi modo de
ver debe volver a sus fuentes iniciales, es decir, se debe retornar a contar
historias humanas y sociales. Siempre que reflexiono sobre las crisis del
periodismo y los medios voy hacia el trabajo que realizó a comienzos del siglo
XX John Reed, quien cubrió los conflictos sociales de Estados Unidos, de México
y de Rusia y logró un magnífico ejemplo de buen periodismo que se puede
localizar en libros que hoy son esenciales para cualquiera que se dedica a
reportear.
John
Reed, quien fue y es un magnífico cronista en su crónica “Guerra en Paterson”
disponen lo que un buen periodista debe hacer cuando en el texto dice: “Déjenme
contarles lo que vi en Paterson y entonces podrán decir ustedes cuál de los dos
sectores en lucha es ‘anarquista’ y ‘contrario’ a los ideales norteamericanos”;
con lo anterior quiero recordar que no solamente la crisis del periodismo y los
medios viene de las nuevas tecnologías, sino también que el periodismo y los
periodistas ya no viven su época de oro porque el nivel ha bajado en mucho
debido a la política, a la economía, a los intereses creados y al que los
propios reporteros se ven obligados a venderse junto a las empresas al mercado
y a los grupos delictivos que ahora influyen también en esto que llamamos periodismo.
Yo,
al igual que Lluís Bassets pienso que el periodismo está vivo y vigente, y que
es un factor determinante en la conformación de una democracia efectiva en
nuestro país, no obstante me parece que en la actualidad los periodistas y el
periodismo tiene una crisis externa (el medio impreso y digitales) y una
interna (esa que ha empobrecido el oficio: una mala calidad y falta de
compromiso social).
En
todo caso, de ocurrir la muda del impreso al digital, los periódicos y los
periodistas tienen una tarea esencial: el desafío de volver a buscar la verdad
y decirla de manera precisa y atractiva.
De
algún modo esta crisis es un reto que tiene su encuentro y engarce entre la
realidad y la imaginación, es decir, los diarios y los periodistas (reporteros)
debemos invertir todo nuestro ser y capacidades para que el buen periodismo no
decaiga más de lo que ya lo ha hecho en esta posible muda del impreso a lo digital.
El
periodismo sobrevivirá, siempre, si busca por cualquier medio y forma, volver a
decir la verdad sin ideologías ni atendiendo a intereses de la empresa o la
política, sino atendiendo a la sociedad a la que se debe y forma parte
intrínsecamente.
BIBLIOGRAFÍA
citizen kane
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