miércoles, 6 de febrero de 2019

La Cristiada, Alzamiento de los cristeros y testimonios







Un momento por favor

J. Jesús Juárez Martín




En agosto, por el asesinato del cura de Chalchihuites y de tres seglares católicos con ello, se alza en Zacatecas el primer foco del movimiento armado. Luego en Huejuquilla, Jalisco, donde el 29 de agosto el pueblo alzado da el grito de la fidelidad: ¡Viva Cristo Rey! Entre agosto y diciembre de 1926 se produjeron 64 levantamientos armados, espontáneos, aislados, la mayor parte en Jalisco, Guanajuato, Guerrero, Michoacán y Zacatecas.

La respuesta del Clero estuvo muy dividida y muchos sacerdotes trabajaron activamente contra los cristeros. No faltaron las acusaciones de “salteadores, robavacas” y hasta la amenaza de excomunión a los levantados, En muchos estados como San Luis Potosí, Coahuila, Guanajuato, Michoacán, Querétaro y otros más, la mayoría se opuso y hasta los condenó públicamente:

Sacerdotes activamente hostiles al levantamiento          100
Activamente favorables                          40
Combatientes                                                    5
Sin apoyar a ningún bando                                             65
Concentrados en ciudades                                3500

Los siguientes datos ilustran cual es el foco de la insurrección. Los ajusticiamientos fueron para sacerdotes que administraban sacramentos pacíficamente en sus propias comunidades, ajenos al desarrollo de la lucha.
Arquidiócesis de Guadalajara   59        Diócesis de León                  18
Diócesis de Colima                              7           Diócesis de Zacatecas            6                                                             (Carlos Gómez Ruiz)

La desorganización, la pobreza, distinguían a los grupos inermes; tal vez machetes, escopetas, pero pronto las fueron consiguiendo las armas de los soldados federales, los “juanes” callistas, en guerrilla, ataques por sorpresa. Siempre fue problema para los cristeros el aprovisionamiento de municiones; en realidad, «no tenían otra fuente de municiones que el ejército, al cual se las tomaban o se las compraban» (Meyer I, 210).

En Arandas Jalisco según refiere J. J. Hernández. “Esta gente de verla daba lástima, unos a más de traer malas armas, traían unas garras de huaraches, sus sombreros desgarrados, mochos, su vestido, todos remendados, otros iban en pelo de sus caballos, algunos no traían ni freno, otros nomás a pie» (Meyer I, 133).

Al frente del movimiento, para darle unidad de plan y de acción, se puso la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, fundada en marzo de 1925 con el fin que su nombre expresa, y que se había extendido en poco tiempo por toda la república.

El alzamiento viene expresado así en la carta de un cristero campesino, como lo eran casi todos, Francisco Campos, de Santiago Bayacora, en Durango:  “… unos hombres hicieron por que Dios nuestro Señor se ausentara de sus templos, de sus altares, de los hogares de los católicos, pero otros hombres hicieron porque volviera otra vez; esos hombres no vieron que el gobierno tenía muchísimos soldados, muchísimo armamento, muchísimo dinero pa’ hacerles la guerra…  lo que vieron fue defender a su Dios, a su Religión, a su Madre que es la Santa Iglesia…  A esos hombres no les importó dejar sus casas, sus padres, sus hijos, sus esposas… Los arroyos, las montañas, los montes, las colinas, son testigos de que aquellos hombres le hablaron a Dios Nuestro Señor con el Santo Nombre de VIVA CRISTO REY, VIVA LA SANTISIMA VIRGEN DE GUADALUPE, VIVA MÉXICO… 

Dieron sus mismas vidas porque Dios      
Nuestro Señor volviera otra vez…  de veras lo buscaban, se dignó venir otra vez a… sus altares… y encargó a los jóvenes…  que si en lo futuro se llega a ofrecer… no olviden el ejemplo que nos dejaron nuestros antepasados» (Meyer I, 93).


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