>Tecalitlán
en la historia
*René
Chávez Deníz
El 01
de octubre de 1897 nació en Tecalitlán, Jalisco, Julio de la Mora Jazo, el 12º
de 14 hijos del Sr. Juan de Mora Ochoa oriundo de este mismo lugar y la Sra.
Amalia Jazo Verduzco nació en Tamazula de Gordiano, Jalisco. tecalitlense de 2º
generación pues su abuelo llego a asentarse a la población a principios de
1800.
En
el año de 1910 fue enviado a la ciudad de México para continuar sus estudios,
siendo este su primer viaje fuera de la región. Lo inscribieron en el Colegio
Williams, de gran tradición y ahí curso la carrera de Taquígrafo Secretario en inglés
y español y tenedor de libros en un tiempo de 2 años 4 meses, siendo que la
carrera era de 4 años. Regreso a la población y se dedicó a buscar trabajo en
México y Guadalajara y al no encontrarlo, decidió irse a Estados Unidos a los
17 años de edad. Se embarcó en el puerto de Tampico en el paquebote “LA
ESPERANZA” hacia la Habana y de ahí a Nueva York. Pronto consiguió trabajo en
la compañía de Sweder & Co. Donde fue escalando posiciones hasta llegar a
jefe del Departamento de compras, un gran logro para un muchacho de su edad.
Tres años después y preocupado porque su hermano Ángel que también estaba con
él, había decidido enrolarse en la armada, lo invita a que mejor se regresara a
México.
Ahí
se queda hasta 1927, ayudándole a su padre a cobrar cuentas pendientes del
negocio que tenía la familia y que era una tienda, esta labor la hacía a
caballo recorriendo todas las rancherías de los alrededores y hasta Michoacán.
Pero viendo que no era mucho lo que podía hacer ahí, regresa a Nueva York
nuevamente a trabajar y esta vez se queda 4 años hasta 1931, en que recibe un
telegrama de su madre informándole de la gravedad de su padre. Regresa
inmediatamente y el 31 de diciembre de ese año fallece Don Juan, por lo que
ahora se tiene que hacer cargo de lleno de todos los negocios familiares y de
pagar la gran cantidad de deudas que había acumuladas.
A
partir de esa fecha, ya se queda en Tecalitlán, compra a sus hermanos lo que
cada una había heredado y se dedica a la agricultura, la ganadería y al
comercio, como distribuidor de alcohol y azúcar. El lleva uno de los tres
primeros carros que llegan al pueblo, pues en aquel entonces la única
comunicación que se tenía con Guadalajara y Manzanillo era el tren, que pasaba
por la población de Tuxpan, a donde se tenía que ir en un “CARROMOTO” propiedad
de don José Ma. Iglesias y en una “CHISPA” que era del Sr. Nicolás Ramírez.
Posteriormente
el transporte era en el camión de Don Amador de la Mora que en tiempo de
“SECAS” salía de Tecalitlán, vedeaba el río San Rafael atravesaba por las
playas de la laguna de Sayula y si bien les iba, llegaban a Guadalajara al
anochecer. En tiempo de “AGUAS” la cosa era diferente, pues se salía de
Tecalitlán muy temprano en una troca con bancas de madera y al llegar al río
San Rafael se atravesaba este en una panga y ya luego se subía al camión.
En
abril de 1943 conoce a la Señorita Olga Razura Muñoz en el tren y a los pocos
meses ya la estaba pidiendo en matrimonio y contra todos los pronósticos que
dudaban que esto se diera (hubo personas que inclusive apostaron que no se
casarían, Julio el Bello), el 27 de octubre de ese mismo año contrae nupcias
con ella. Procrearon cuatro hijos: Matilde, Julio, Susana y Juan José e
inclusive alcanza a conocer a sus nueve nietos.
Don
Julio, como era conocido por todo el pueblo (hasta los perros lo conocían,
decía el), era muy afecto a las reuniones al medio día, de señores, rociadas
con ponche de granada y sus “CALMANTES” servidos en un pedazo de papel de
estraza, con su limón y salsa picante. Primero eran en la tienda de Don Pedro Guardado,
después con “CHILANO” Molina y por último en el “CASINO TECALITLAN”, con
Rigoberto Arellano.
Siempre
estaba dispuesto a la plática o al consejo, cuando así le era solicitado,
parado en el portal de su casa (lugar en donde hoy es el parían) o sentado en
las tardes en su equipal. Le gustaba mucho hacer remembranzas: que si cuando
trompeo al rey de los chicos en el colegio Williams, porque se burlo de su
manera de hablar, que si cuando se oían los cañonazos en la decena trágica, que
si cuando fue a ver la erupción del Paricutn, que si cuando estaba presenciando
la batalla en el cerro de Tuxpan y fueron sorprendidos por tropas federales que
los hicieron correr “COMO GAMOS” que si el revolucionario apodado “EL CHIVO”
encantado, que si cuando escondió a su amigo Bruno Martínez en el chacuaco de
la fábrica de piloncillo, pues lo andaban buscando para matarlo, que si cuando
el temblor que sepulto a la mula del Sr. Ignacio Magaña de Jilotlán de los
Dolores que esta amarrada en un pilar del portal de su casa, etc. Tema de
conversación había muchas para el.
El
amor por el terruño le fue inculcado, probablemente, por su abuelo y su padre
que fueron presidentes municipales y aunque el nunca participo directamente en
la administración pública, siempre tuvo la preocupación y la ocupación en el
beneficio de su pueblo.
Durante
la presidencia del C. Manuel Ávila Camacho, estaba el proyecto de la
construcción de la carretera de Guadalajara a Manzanillo y que originalmente no
pasaría por Tecalitlán sino por Tuxpan. Al saber esto Don Julio, inmediatamente
se aboco a solicitar que esta pasara por su pueblo, argumentado, con toda
justicia, que Tuxpan ya estaba comunicado, por el tren. Esto implico mandar una
cantidad innumerable de cartas, tanto al presidente de la Republica, al
Secretario de Comunicaciones, al Gobernador, etc.
En
una ocasión que el Presidente Manuel Ávila Camacho iba a estar en Huichapan,
Hidalgo organizo una comisión de vecinos de la población para ir a
entrevistarse con él y pensando en la manera que se les podrían facilitar las
cosas pues no tenía cita, invito a Silvestre Vargas y su mariachi que vivían ya
en la Ciudad de México a que se les unieran y al llegar y sabiendo que se
encontraba la señora Soledad Orozco de Ávila Camacho, oriundo de Jalisco, llegaron
tocando ojos tapatíos y Guadalajara, y así fue como pudieron acercarse al
Presidente y aprovechar para tratarse su asunto y él estuvo de acuerdo en
apoyarlos y se cambió la ruta de la carretera.
En
la población no había escuela secundaria, por lo que los niños al terminar la
primaria, tenía que abandonar sus estudios y dedicarse al campo o ir a otro
lugar a proseguirlos, lo cual, para la mayoría, era muy difícil. Por estas
fechas se había fundado en la población el Club de Leones; siendo el de los
socios fundadores, propuso entonces que un terreno que era de su propiedad, a
las orillas del pueblo y de una extensión considerable, se donara a efecto de
construir la secundaria. El dono la mitad de terreno y la otra mitad fue
comprada y donada por el Club. Así se hizo y gracias a su iniciativa y
desprendimiento. La población escolar tuvo la oportunidad de poder continuar
sus estudios aquí mismos.
Con
su incansable deseo de ver por su pueblo, enseguida puso los ojos en la
construcción de la carretera que uniera a Tecalitlán con Jilotlán; parte de su
Municipio, con Tepalcatepec, Michoacán. Esto él consideraba que redundaría en
beneficio para todos pues así se tendría un acceso más directo a esa región
altamente productiva, con Guadalajara, sin tener que dar el rodeo que se daba
para llevar sus productos agrícolas y a la vez seria paso obligado por Tecalitlán
y esto representaría una derrama económica para el pueblo. Esto le implico,
nuevamente un buen número de horas de trabajo y dedicación que implicaba el
estar mandando cartas y entrevistándose, con el presidente y con cuanto
personaje fuera necesario.
En
una ocasión en que el presidente Adolfo López Mateos andaba de gira por la
región, en el camión presidencial y al
no estar programando detenerse en la población, pasaría saludaría desde el
camión a las vallas y continuaría, entonces Don Julio ideó que se organizara
una comitiva con las muchachas más atractivas de la población y se colocaran a
la entrada del pueblo, esto hizo que el camión se detuviera y entonces
invitaron al presidente a descender y hacer el recorrido a pie Con ellas y así
se hizo.
Esto
dio la oportunidad de Don Julio, de que en el trayecto le trataran varios
asuntos relacionados con obras para la población. En aquel tiempo era
Gobernador de Jalisco el Profr. Juan Gil Preciado, el cual al ver a Don Julio
comento en voz alta “YA SUEÑO A ESTE SEÑOR DE LAS ANTIPARRAS (LENTES)” luego
añadió, “OJALÁ TODOS LOS PUEBLOS TUVIERAN UNO COMO EL”.
A
don Julio le costó mucho trabajo tener que desprenderse de su terruño, pero por
motivos de salud, el tomo la decisión de vender su casa, a quien él quiso e
irse a vivir a Guadalajara, lo cual hizo en el año de 1980.
El
16 de marzo de 1986 murió tranquilamente en su casa de Guadalajara y sin
realmente haber estado enfermo de gravedad. Su último deseo había sido que lo
sepultaran en la propiedad de la familia en su Tecalitlán. Así se hizo y su
familia fue acompañada por muchas personas que, al enterarse del fallecimiento
de Don Julio, estuvieron con él, acompañándolo a recorrer su última jornada. Se
ofició una misa de cuerpo presente en la parroquia y había gente de la
población, como de Guadalajara de Colima y en general de toda la Región.
En
Tecalitlán han sido varias las personas que han participado en forma destacada
en el desarrollo social y económico, es digno destacar la actividad y presencia
de quienes con su esfuerzo, trabajo y talento colaboraron a la prosperidad de
este hermoso valle, siendo precisamente Don Julio de la Mora Jazo uno de ellos.
*Cronista
Municipal de Tecalitlán, Fuente Informativa: Familia De la Mora Razura.
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