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jueves, 17 de enero de 2019

Gómez Ugarte: el poeta, el periodista, el olvidado.


Milton Iván Peralta
El Volcán/Guzmán



En alguna ocasión escuche comentar a Hugo Gutiérrez Vega: “el periodista debe leer poesía para no perder la sensibilidad”; frase que tal vez sin saberlo siguió al pie de la letra José Gómez Ugarte, otro zapotlense ilustre y olvidado. Según escribe el cronista de Zapotlán, Fernando González Castolo, sobre Ugarte nace:

“el 17 de enero de 1874 en Ciudad Guzmán, antigua Zapotlán el Grande, Jalisco. Sus padres fueron don Mariano Gómez y doña Eduwiges Ugarte de Gómez, originarios ambos de la ciudad de Guadalajara (…)”.




De lo poco que se sabe, es que desde muy joven le gustó el periodismo y funda a los 14 años “El Coloso de Rodas”, conocido como el “periódico monumental” ideado por su maestro Juan N. González, esto en el año de 1888, alcanzando los treinta números. Pero el joven periodista alcanzaría muy pronto las grandes ligas en un México que se tiñería de sangre. Esto nos da muestra que desde pequeño ya traía en sus venas el periodismo. Pocos años después, en Guadalajara forma, a los veinte años de edad “El Amigo del Obrero”, en 1894.

Este periódico media tres y media por cinco pulgadas, y según un artículo que el mismo autor escribió sobre cómo se inició en el periodismo, nos dice lo siguiente:

“En el Coloso” escribí editoriales de furibundos, inventé cablegramas, di a conocer mis primeros versos (tonterías de los catorce años que me ruborizan a los cuarenta y ocho); inicié, en suma, mi carrera, que después tuve que interrumpir para decidir todas mis actividades a la imprenta. Fui a los veinte años director de la imprenta del Gobierno de Jalisco, en la Escuela de Artes; en tanto que siempre ansioso de ilustrarme, mantenía correspondencia con el Padre Agustín Rivera que fue el mentor literario mientras que yo me dedicaba a estudiar perseverantemente, Publiqué otro periódico “El amigo del Obrero”, y di a la estampa un pequeño volumen de versos con el nombre de “Caprichos de mi Musa” -1896-, consistentes en sonetos y composiciones líricas del género romántico.


Desde que llegó a Guadalajara, fue trasladada la imprenta del Gobierno de Jalisco a la Escuela de Artes y Oficios, donde trabajó de aprendiz en ella. 

            Ya con 22 años, en 1896, publica lo que sería su primer libro de poesía llamado “Caprichos de mi musa”, con el prólogo de Anatasio Orozco, quien escribiría lo siguiente: 





“José Gómez Ugarte, joven de esperanzas, que apenas hará un año (1895) empezó a cultivar  la poesía lírica, ha consentido, a mis instancias y a las de otros varios amigos suyos, en hacer una publicación de sus producciones en volumen aparte, pues varias  de ellas corren impresas, con éxito satisfactorio en “El amigo Obrero”, del que Gómez Ugarte es fundador y redactor en jefe, y en otros periódicos de la metrópoli y de los Estados que han tenido a bien reproducirlas.

            La idea, pues, de esta publicación, nos pertenece; y por ese hecho se verá que Gómez Ugarte no abriga ningunas pretensiones al hacerla y no teme, por lo mismo, ni la justa censura de la crítica imparcial, ni la amarga diatriba de los aristarcos mordaces e intolerantes; aprovechará las lecciones que se le den, pues no acostumbra desoír el buen consejo; y procurará enmendar los defectos que se le señalen, siempre que la fuente de donde  la admonición proceda no esté viciada ni adolezca de los mismos defectos que trata de corregir o reprender; (…)”.

José Gómez Ugarte fue compañero de una brillante generación de poetas que reunieron su cosecha lírica en un volumen, hoy muy raro, habiendo trabado de amistad con varios literatos de nota, éstos le instaron a levantar el vuelo, lo que hizo llevado también por sus aspiraciones y el raquitismo que por entonces encontraba en el ambiente amable de Guadalajara. Sin mucho pensarlo y, por el contrario poseído de una fuerza de voluntad y de unas cuantas monedas, el periodista en ciernes llegó un día a esta capital, al correr el último decenio del siglo pasado.


SU LLEGADA A MÉXICO Y LA ÉPOCA DE LA REVOLUCIÓN


Ugarte no sólo era un hombre de letras, sino de caminos que se fue abriendo, saltó de Zapotlán a Guadalajara llegando a México entrando el nuevo siglo, 1900, colaborando en diferentes medios de comunicación como en “El Imparcial”, donde fue “cabecero”, y terminó siendo secretario de redacción. Su camino siguió hasta ser “cabecero” y “Formador” del “El mundo ilustrado”, aunque trabajaba en los dos al mismo tiempo, esto en el año de 1907, y luego sería durante siete años su director, antes dicho medio fue dirigido por el poeta Luis G. Urbina, autor del libro “Ingenuas”, y su fundador y propietario el Lic. Rafael Reyes Spíndola. Aquí se atraviesa una de las partes más importantes de a vida de Ugarte, pero también para el país: la Revolución Mexicana. Sabemos que toda su experiencia fue fundamental para estos tiempos difíciles para todos los mexicanos, pero sobre todo para la prensa, Gómez Ugarte para lograr salir avante de aquel periodo dificilísimo para el país, y especialmente para los periódicos independientes.  

Así transcurrieron los agitados días de 1910, fungiendo como director de aquel diario el licenciado Don Fausto Moguer, en una de sus últimas etapas –todavía bajo el control de Reyes Espíndola-, cuando vino el derrumbamiento de la dictadura porfiriana. 

Estando en el poder el Francisco I Madero, se concertó la compra de “El Imparcial”, por el año de 1912, y muchos, casi todos los trabajadores quedaron en la calle, dejados a su suerte. Gómez Ugarte fue uno de ellos.



EL GOLPE


En los tórridos años de la Revolución Mexicana complicó la labor de la prensa, es aquí donde hay un episodio donde muestra el carácter recio y tenaz de Ugarte, esto basados en la recopilación del libro: “Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina”, Editada por la UNAM, en el 2001, podremos encontrar en la página 209, un episodio en el que se ve involucrado “El abate benigno”, en el cual menciona que el 13 de marzo de 1912:

“El gobierno de los Estados Unidos propina un golpe  a los revolucionarios orozquistas, al tomar varios acuerdos para que éstos no se proveen de municiones para guerra en territorio estadunidense.”

Tras algunas quejas del gobierno mexicano, de la revisión por parte de la Comisión Senatorial de Relaciones Extranjeras encontrando imperfecciones los cuales encuentran imperfecciones en las leyes, recomiendan al capitolio redactar un proyecto reformado de las leyes, con esto se autoriza al presidente para hacer cesar las exportaciones de armas y municiones de guerra hacía a cualquier punto de los países del continente americano, por las turbaciones vividas en esos países. Dicho proyecto fue llamado por el senado el proyecto Root. Además, esto contaba con la protección de los estadunidenses que vivían en México y el abandono que habían hecho de sus propiedades.

A pesar de que el Presidente Madero, pidió revisar las leyes de neutralidad, hechas un siglo atrás, no paso nada y las Cámaras dieron como resolución de  instruir al Departamento  de Guerra para detener el envío de armas a México hasta que el proyecto entrara en vigor.
 
Para estás fechas en México se publicaba un nuevo periódico llamado “La Prensa”, el cual fue dirigido por Francisco Bulnes, pero algunas inconformidades de sus reporteros los obliga a publicar una carta abierta la cual es publicada el 14 de marzo de 1912, la cual dice:

“Los suscritos, quienes integramos la redacción de La Prensa, queremos que el público conozca los motivos pos los cuales nos separamos.

            Éstos son dos: el primero, la imposición que hizo el gerente de esa empresa de dos jefes norteamericanos, para gobernar la redacción de un periódico político mexicano; el segundo, es la desesperante impuntualidad con que eran cubiertos nuestros sueldos, pues, hoy (día 12) nos fueron cubiertos dos semanas que se nos debían atrasadas.
               


Tuvo proposiciones buenas por aquellos días, con tal que se plegara a los caprichos determinados de algunos políticos de facción, que aparecieron después, pero su credo, liberal y democrático, que en nada sufrieron mengua laborando en el diarismo en tiempos de la dictadura, no le permitieron acceder a estas demandas. Fue en su profesión y en su vida, honesto ciento por ciento y supo siempre guardar su personal decoro.

Así las cosas, siguió leyendo, como lo hiciera desde joven, cultivando su mente y su espíritu. A poco con Don Rafael Alducin fundador del actual periódico “Excélsior”, fue jefe de redacción y director interino del periódico.


Con Langarica, colaboró en “Revista de Revistas”, semanario que, fundado por el Lic. Luis Manuel Rojas, llegó a dirigir por una temporada no muy larga. Además, Dirigió Revista de Revistas, en 1914, y El Heraldo, en 1915.


SU GRAN TRAGEDIA

Sobrevino una gran pena, de la cual le costaría mucho levantarse: su primera esposa, la señora Doña Concepción de Anda de Gómez Ugarte con quien había contraído nupcias en el año de 1902, moría víctima de la influenza española que azotó el país por los años 1915-1916, igual que dos de sus hijos, quienes también murieron a consecuencia de la epidemia. De este matrimonio quedaron tres hijos: Francisco José, María de la Luz y María Elena.


EL UNIVERSAL


La trayectoria de José Gómez Ugarte es eminentemente periodística, paciente, tenaz, acuciosa, que principia en el peldaño del titulador de noticias, avanza hacia la formación de páginas, donde acomoda los textos de sus compañeros de redacción; adquiere la categoría de reportero, asciende a secretario de redacción y, por último, es director.

Incluso en esta cima va de una publicación a otra, hasta alcanzar el objetivo de dirigir un diario nacional, El Universal, donde dura 23 años, hasta que él fallece.

El periódico El Universal, cuenta en su historia:

EL UNIVERSAL nació el 1 de octubre de 1916 a iniciativa del ingeniero Félix Fulgencio Palavicini, quien formaba parte del Congreso Constituyente de Querétaro. El objetivo del nuevo diario fue dar la palabra a los postulados emanados de la Revolución Mexicana, cuando comenzaba el Congreso Constituyente.

En la esquina de Madero y Motolinía, en el centro de la capital, se ubicó la primera redacción y los talleres del periódico provistos de una rotativa Goss. En esta máquina se imprimió la primera Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917.
(…)   

El 14 de abril de 1923, Félix Fulgencio Palavicini deja la Gerencia y Dirección General del diario para dedicarse de lleno a su actividad política. Miguel Lanz Duret asume como Gerente y José Gómez Ugarte como Director. A la muerte del primero, en 1940, la Presidencia y Dirección General pasa a Miguel Lanz Duret Jr, su hijo.”


Hay pocas referencias al autor, pero esas pocas son muy buenas, destaco las Efemérides del Periodismo mexicano, donde nos comenta que también fue conocido por el seudónimo de “Abate Benigno”:

(…)


“La trayectoria de José Gómez Ugarte es eminentemente periodística, paciente, tenaz, acuciosa, que principia en el peldaño del titulador de noticias, avanza hacia la formación de páginas, donde acomoda los textos de sus compañeros de redacción; adquiere la categoría de reportero, asciende a secretario de redacción y, por último, es director.” 
(…)
         Gómez Ugarte fue director durante 25 años, hasta su muerte. A parte del periodismo escribió varios libros de poesía los cuales son:

-“Caprichos de mi musa”, 1896, con prólogo de Anatasio Orozco.
-“El Pan nuestro de cada día”, 1920, dedicado a su segunda esposa, dos meses antes de contraer matrimonio.
-“Cuentas de mi rosario”, 1922, contiene un prólogo muy extenso, escrito por el poeta, escritor y diplomático veracruzano José de Jesús Núñez y Domínguez.
-“Predicando en el desierto”, 1926, cuyo prólogo fue escrito por don Genaro Fernández Mac Gregor.



RECLAMO ENTRE ZAPOTLENSES


Hay una carta fechada el 7 de abril de 1929, de Nueva York, escrita por  José Clemente Orozco, dirigida a José Gómez Ugarte, en la cual le reclama un escrito por Gregorio Ortega (1902-1981) titulado “Los mexicanos contra México”, que publicó El Universal el 3 de abril de 1929, por el cual reclama Orozco diciendo lo siguiente:

“ (…) en el cual habla de la exposición de algunas de mis obras en aquella ciudad –París- me acusa de denigrar  a México con mis pinturas y me atribuye  sin gracia ni oportunidad declaraciones  que nunca hecho ni pensado hacer.
            Tanto los dibujos a que se refiere como  otros muchos  cuadros pintados en México, han sido exhibidos en galerías  de Nueva York y de Finlandia, y han sido además reproducidos en diarios  y revistas  sin que jamás a nadie  se le haya ocurrido pensar que sean denigrantes para México, sino muy al contrario, han despertado profunda simpatía y sentimientos de amistad hacia nuestro país (…)


(…) Si yo salí temporalmente de mi país fue sólo por buscar un campo más amplió para mi trabajo y por mi deseo  de estudiar otros países, y de ninguna manera por “dimensiones personales” con nadie.

Esto lo podemos leer en el libro “Orozco” de Luis Cardozo y Aragón, editado por el Fondo de Cultura Económica en 1983.  Páginas 221 y 222. Lamentablemente no tenemos una respuesta de Gómez Ugarte, el cual podría ser muy enriquecedor. 


LA GRAN DEUDA


Ugarte, es una deuda más para Zapotlán que tiene en el olvido a muchos de sus grandes autores, es por eso la urgencia de rescatarlo porque es parte fundamental del periodismo mexicano y un poeta.

“Abate Benigno”, como era conocido, muere en la ciudad de México el 24 de marzo de 1943, a los 69 años de edad, en El Universal podremos encontrar las siguientes frase, al dar la noticia de su muerte, lo cual se denota lo especial que fue el periodista zapotlense para este medio:

“tras fiel consagración por espacio de un cuarto de siglo como Director de El Universal, cayó a lo largo de la peregrinación una de las más brillantes figuras del periodismo mexicano: José Gómez Ugarte”.

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