Samuel Gómez Patiño
Iniciamos otro
año, renovamos nuestros propósitos, borramos lo malo del pasado (por lo menos
lo intentamos), tenemos remordimientos por subir de peso y posiblemente
paguemos otra vez una membresía en el “Gym” de todo el año y nos presentemos
una vez en enero, en fin, volvemos a empezar.
Parece que
volteamos la página del 31 de diciembre al 1º. de enero y, no necesariamente
porque celebremos el nacimiento de Jesús (para los católicos, mayoritarios en
México), o porque económicamente es época de abundancia (por los aguinaldos) o
simplemente porque socialmente aprovechamos para convivir más con amigos y
familiares aprovechando las vacaciones escolares, tal vez porque en la mayor
parte del territorio hace frio lo que nos obliga a estar más en lugares
cerrados; sin importar la razón que sea, analizamos lo que hicimos y trazamos
nuevas ilusiones y esperanzas. En realidad, nos podemos renovar cualquier día,
por ejemplo, en nuestro cumpleaños, cuando nos graduamos o cuando nos casamos,
pero le época de navidad se vuelve ideal para comprometernos con nosotros
mismos.
Dejando
de lado los propósitos reiterativos de bajar de peso, leer más, convivir con
nuestra familia o cuidar la salud, me gustaría que reflexionáramos sobre una
frase de nuestro gran mimo, Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes: “La primera
obligación de todo ser humano es ser feliz, la segunda hacer feliz a los
demás”; y, ahora la gran pregunta ¿Cómo sé que soy feliz?
Reír
es una muestra de que en el momento sentimos en nuestro ser la euforia de
felicidad, pero igual cuando probamos alimentos que nos causan gran
satisfacción, al cerrar un buen libro y reflexionar sobre las palabras del
autor o, cuando adquirimos aquel producto o servicio que tanto anhelamos como
un traje o un viaje, etc.; en nuestro diario andar habrá momentos que nos hacen
sentir contentos así como los que nos causan malestar físico o espiritual que
nos llevan a situaciones de tristeza o pesar; ahora me pregunto ¿Merecemos la
felicidad? ¿Es un regalo exclusivo? o, ¿Nosotros la construimos?
Hace
tiempo escribí sobre el “Síndrome del payaso triste”, y el excelso poema
escrito por el mexicano Juan de Dios Peza “Reír llorando”, sobre la vida de David
Garrik, aquel hombre que nos hace reír con sus historias pero que con su alma
solo llora. Algunas personas aparentan vivir felices y nos comparten esos
momentos que nos contagian sin que nos demos cuenta de que por dentro viven
destrozados, ya sea por la depresión (enfermedad que hoy conocemos mejor) o
simplemente porque saben guardar en su interior.
La
felicidad la podemos encontrar de manera artificial, utilizando medicamentos
(drogas) o en las bebidas alcohólicas, pero al final nos mentimos a nosotros
mismos acabando con problemas físicos o mentales buscando una efímera
efervescencia; hoy conocemos que las hormonas de la felicidad, la dopamina,
serotonina y endorfina, que se encuentran en nuestro cuerpo nos ayudan a
relacionarnos con la salud y el bienestar, y la falta o mal funcionamiento de
ellas nos causan estrés y depresión, por lo que se tratan medicamente a través
de fármacos controlados, la pregunta es ¿Realmente es necesaria la medicación
para lograr ser felices?
A raíz
de una lectura sobre el área de recursos humanos de la compañía de Walt Disney
que comentaba que cuando entrevistan a prospectos para ingresar a las filas de
la compañía el elemento clave para contratarlos es “que sean felices”, me llevó
a leer una serie de libros de diversos autores sobre la empresa, lo que me ha
llevado a comprender la filosofía de Walt y el éxito de la empresa y, por lo tanto,
a iniciar una investigación sobre la felicidad laboral. En esta búsqueda me doy
cuenta de que no son esfuerzos aislados ni tampoco exclusivos de la industria
extranjera, sino a encontrar que en nuestro país se ha convertido en una
preocupación, no alimentada por las leyes, sino por la comprensión que
empleados satisfechos son la mejor arma para conseguir organizaciones exitosas,
productivas y sociedades prosperas.
Leyendo
la revista de Selecciones Reader’s Digest encontré un artículo publicado en la
revista de diciembre de 2018, la entrevista al Doctor Tal Ben Shahar,
cofundador y director de aprendizaje de la Academia de Estudios de la
Felicidad, titulado “El maestro de la felicidad”, en el cual menciona las “cinco
caras del bienestar”: espiritual, físico, intelectual, bienestar
relacional y el ámbito emocional. Iniciemos el 2019 estableciendo las
condiciones que realmente nos hagan sentirnos felices, a través de la reflexión
que cada uno de mis lectores (dos) puedan desarrollar, sigamos en los próximos
5 artículos de su servidor las condiciones para ser felices con los conceptos
del Dr. Shahar.
La próxima
semana: “En búsqueda de la felicidad: capítulo 1. Lo Espiritual”
Me gustaría leer tú opinión, puedes
escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en
Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Director del Área 1 de los
Toastmasters y
Presidente del Club Ejecutivo de
Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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