*Martha
Catalina Álvarez Godoy
Es valioso no sólo para los niños pequeños,
sino para los adolescentes, jóvenes y docentes a cargo de la enseñanza, que los
padres de familia se interesen por conocer cómo pueden apoyar durante el
aprendizaje de los hijos en las diferentes etapas formativas.
Necesario que los principales actores del
proceso educativo: Alumnos, docentes y padres de familia, sumen esfuerzos
personales para qué a partir de las responsabilidades específicas de cada uno,
hagan lo correspondiente a dicha función, orientados desde la misma perspectiva,
cuya finalidad, es el aprendizaje de los educandos. Familia
y escuela tienen roles diferentes pero complementarios dirigidos a un
objetivo común, pues son dos caras de la misma moneda (Hernández y López,
2006).
¿Pero qué acciones implica para los
responsables del proceso educativo?, a los maestros además de organizar las
acciones pedagógicas necesarias para la implementación de la práctica docente;
clarificar lo que se espera de parte de
papás y alumnos en relación a las propuestas formativas; explicar el
sentido de las actividades que se programan tanto para realizarse en el aula
como a nivel escuela; informar de los cambios de conducta que observan en los educandos,
evolución personal en cuanto al
desempeño y nivel de logro. En relación a los escolares, es indispensable que
vayan a la escuela con voluntad de hacer lo propio como alumnos: escuchar,
atender, participar, relacionarse y respetar a los demás, realizar las
actividades lo mejor posible, responsabilizarse cuando trasgredan acuerdos o
reglas de la escuela.
En lo que se refiere a los padres de familia,
es indispensable que lleven a sus hijos a la escuela para darles el derecho de
recibir educación como lo establece el artículo tercero constitucional. Atender
las necesidades básicas de alimentación, cuidados personales, propiciar ambientes
de armonía y respeto entre los integrantes de la familia; interesarse por
conocer los aprendizajes adquiridos, retos o dificultades por lograr; colaborar
con los docentes en las acciones que se organizan en proyectos escolares y las
específicas para favorecer el aprendizaje de los hijos, tanto en actividades de
aula como las extraclase solicitadas como fortalecimiento disciplinar.
Cuando se tiene claro lo que corresponde
hacer en cada función, además de reconocer el valor y la trascendencia de tales
acciones, sin duda se actuará de forma más consciente y responsable.
“La
participación de los padres en la escuela es muy beneficiosa para los
profesores, para el centro escolar y para la propia familia. Ribes (2002)
destaca cuatro beneficios de la colaboración entre padres y profesores: (1)
permite el establecimiento de criterios educativos comunes sin dar lecciones ni
infravalorar a las familias; (2) posibilita ofrecer modelos de relación e
intervención con los alumnos; (3) incrementa la divulgación de la función
educativa de la escuela en los padres, de modo que aumente la comprensión, la
aceptación y la valoración de la labor educativa con el objetivo de evitar
confusiones de roles y competencias y; (4) permite enriquecer las escuelas con
las aportaciones de las familias como recurso humano de apoyo y, como
posibilidad de reflexionar de manera conjunta y obtener una opinión
complementaria a la profesional”.
Puntualizo
el tema afirmando que, para tener mejores resultados en el aprendizaje de los
alumnos, se necesita el apoyo invaluable de la familia para que el trabajo
docente tenga mejor impacto.
*Asesora
en el Centro de Actualización del Magisterio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario