Milton Iván Peralta
El Volcán/Guzmán
El
escritor puertorriqueño, Cezanne Cardona Morales, estuvo en Zapotlán el Grande,
conviviendo con alumnos del Colegio México, sobre su obra, la lectura y la
escritura. El recibimiento lo dejó
conmovido, porque los niños de primaria y preescolar lo recibieron en una fila
hondeando banderas de Puerto Rico.
Al autor de Levittown mon amor, se le
preguntó sobre qué le parecieron las preguntas de los alumnos, “sorprendido, de
una altura envidiable, fueron preguntas profundas, que salen del corazón,
trabajan con el aspecto técnico, pero también con la preocupación generacional,
me ha encantado, fue un dialogo importante”.
MIP.-
Los alumnos leyeron tu obra, se me hace interesante ver la influencia que tiene
Juan Rulfo en tu obra,
CCM.-
En mi caso se dio cuando me enteré del asesinato de mi abuelo, para mi fue
sobrecogedor que alguien lo podía matar por una palabra, tratando de darle
vueltas tratando de recuperar, uno escucha algunos cuentos di con el cuento
“Diles que no me maten”, para mi fue espectacular, porque me dejó impactado, yo
dije, este es mi abuelo y esta en México, me está hablando a mí, de ahí en
adelante no he dejado de leerlo, lo enseño con mucho gusto. Me gusta como Juan
Rulfo trabaja lo cotidiano, lo más universal y más local, esa mezcla. Además,
yo recibí el boom de la literatura latinoamericano, hay una anécdota que le
Augusto Monterroso le muestra a García Márquez el libro El llano en llamas, para mi fue importante el saber que Márquez
escribió Cien años de soledad, en
México, Roberto Bolaño escribió gran parte de su obra en México, así que su
país ha sido un ente importante para el boom latinoamericano y para mi
literatura.
MIP.- Hace algunas semanas recibió el premio “Nuevas Voces”, lo cual te trajo a
México, en la FIL, ¿Pero qué tan importante ha sido para tu carrera?
CCM.-
Me dio potencia, me permite que llegue a más lectores, una visibilidad, tener
dialogo de diferentes sectores que a lo mejor no tenía idea de conectarme,
además me dio la oportunidad de internacionalizar la literatura de Puerto Rico,
estoy siendo participe de eso, el premio me lleva a la FIL, tener experiencia
que no había tenido, que se haga visible la literatura puertorriqueña, no solo
para otros países, sino para el mío. Este premio me afianza y me siento más
responsable en términos de cómo debo amar mi país, me acerca, me maneja
sentimientos en mi de amar más a mi país.
MIP.-
Qué le hace falta a la literatura de tu país para ser más visible
internacionalmente, de repente se pierden los nombres, buscamos autores te
buscamos a ti, no aparecen, no llegan. ¿Qué les hace falta?
CCM.- Está
pasando a nivel global, hay autores que se publican en México en una editorial que
no llega a Argentina y viceversa, pero en mi país lleva más tiempo pasando
porque no hay una industria del libro bien manejada, el gobierno no tiene un
mollero cultural, le tiene miedo a la cultura, así que creo que le falta a
Puerto Rico, es que el gobierno y las instituciones privadas le den un buen
apoyo a la cultura, se puede hacer un proyecto de internacionalización que
nuestros libros lleguen a otros países, ya sea por editoriales grandes o
pequeñas pero que lleguen, ha sido sobrecogedor buscar los libros de mis
colegas acá en la FIL y no encontrarlos, para mi ha sido un choque, eso me
lleva a luchar y tratar de buscar la manera de que nos lean, hay buena
literatura como en otros países y vale la pena que se conozca.
MIP.- ¿Qué tanto pueden influir las redes sociales para esa apertura?
CCM.-
Ayuda, pero yo creo en la materialidad del libro, cuando voy a una librería lo
abro y lo huelo, las redes sociales son importantes, han hecho más potente la
literatura, conozco gente de Nueva York que vio el título del libro lo quiere
comprar y lo compra, las redes sociales son claves para llegar a un mayor
público, no nada más joven, Facebook no es una red de jóvenes, también de gente
mayor, muchos de mis lectores son de Estados Unidos, hace falta la
materialidad, hace falta que esté en físico pero también digital.
MIP.- En
tu libro Levitawn mon amor, que tiene
cinco cuentos, encontramos hay una crítica severa a tu país, la desigualdad
social.
CCM.-
En los cinco cuentos se habla de personajes que están pasando alguna crisis
económica, así como está sucediendo como la que yo paso, el libro comienza de
que un buen día el banco va a mi casa a llevarse uno de mis carros, el de la
grúa lo lleva porque no lo pude pagar más, él era de Levitawn, mi hijo estaba
con migo, le explico lo que pasa. Ahí me dio vueltas, quise hablar de Levitawn,
porque es el proyecto de suburbio que básicamente arropó los sueños de los baby
boomers, o sea mis papás. El sueño de muchos de ellos era vivir en ese lugar
era bueno, tenían casa, carro, había trabajado, pero cuando nos toca a nosotros
que quisimos estudiar y trabajar y hacer lo mismo, no hay trabajos o no
ajustan, tenemos que tener dos o tres trabajos, mis cuentos van por ahí. El
primer cuento es de un hombre que no tiene dinero para enterrar a su papá, es
una anécdota que le paso a un amigo, llevado a la ficción. Todos los cuentos
están llevados por la precariedad social que hemos tenido en los últimos años. Utilizo
esa estrategia como una crítica, no solo política o económica, sino sembrar
algo de esperanza, porque los cuentos no son trágicos, tienen algo
esperanzador, hay una especie de ironía más tierna, es una forma de lograr que
lo cotidiano refleja la realidad, nos atraviesa, nos quita los sueños, pero la
crisis nos deja ver otro lado de la vida. No es un libro de superación social,
no quise hacer lo trágico como otros autores, la ironía y la apertura me ayudan
a tocar los tonos grises.
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