miércoles, 28 de noviembre de 2018

Ellos deciden




Samuel Gómez Patiño


Me cuentan que el 4 de julio de 1961 mi madre, a punto de dar a luz a su servidor recibió la visita del doctor en un hospital de San Diego, California en los Estados Unidos de América y le comentó que iba a tener un varón, entonces mi madre teniendo todo pagado por mi padre que en ese momento se encontraba en el entonces Distrito Federal, pensó:
            -¡A mi hijo no se lo llevan a la guerra!



            Así cruzo la frontera con dirección a Tijuana, Baja California para que su hijo naciera ese día pero en México. Eso evito que su servidor midiera 1.80 metros, fuera “güero” y tuviera ojos azules. Esta decisión cambio no solo mi destino sino el de toda la familia. Mis padres vivían en San Ysidro y de haber nacido en los Estados Unidos, nos hubiéramos quedado allá y probablemente mis hermanos también hubieran sido nacidos en ese país.

            Nuestra vida transcurrió en la “ciudad más visitada del mundo” (salvo un año que vivimos en el Distrito Federal, donde nació mi hermano Daniel), donde estudiamos, nos graduamos y nos casamos para formar nuestras familias. Sin que suene a reproche (ya que me parece vivir en el mejor lugar, después de Disney World por supuesto) pero esa decisión le dio un giro diferente a nuestras vidas.

            ¿Has pensado alguna vez cual decisión ha sido definitiva en tu historia? ¿Qué habría pasado si hubiera sido otra la decisión? Soy de los que piensan que no tiene caso arrepentirse de las decisiones que tomamos, pero también de pensar y analizar muy bien antes para evitar las consecuencias no deseadas del camino que tomamos.

            Mucho tiempo pensé estudiar la carrera de Ingeniero Agrónomo, inclusive cuando estudie en la preparatoria estaba en el área tecnológica de Obras Civiles donde aprendí algo sobre el área, además mi padre era ingeniero y tenía cierta influencia sobre mí. Supongo que también era importante para mí, que muchos de mis tíos trabajaban en el campo y cuando los visitábamos escuchaba pláticas sobre su trabajo. Sin embargo, sucedió algo inesperado, no termine la preparatoria ya que en su momento quede a deber tres materias, por lo que tuve que esperar para realizar mis exámenes de recuperación, además que al ir a la Universidad de Guadalajara me pidieran cursar otro año de bachillerato.

            Ese año me invitaron a trabajar en uno de los supermercados más importantes de la ciudad “Mercados Limón”, donde mi labor era administrativa por las tardes y en las mañanas de mensajero. Fue la primera oportunidad de conocer los aspectos administrativos y contables de una empresa. Hasta entonces, no tenía ni idea de cómo se organizaba una empresa. Entonces, en la siguiente convocatoria de la universidad solicite mi admisión a la carrera de Licenciado en Administración de Empresas. Casi al terminar la universidad, escuche a mi padre platicar con un amigo que le hubiera gustado que estudiara la misma profesión de él, pero nunca me lo menciono, me dejo escoger.

            Cuando mis hijos realizaron su solicitud para ingresar a la universidad ellos tomaron su decisión: Samuel, mi hijo mayor fue a solicitar ser Licenciado en Pedagogía en Matemáticas y, Perla Licenciada en Comunicación; pero resulto que una vez que estaban llenando su solicitud mi hijo se decidió por la Ingeniería Aeroespacial y mi hija por la Licenciatura en Teatro (lo único que pude exclamarle a ella, es que a mí no me iba a ser “teatritos”). Los dos terminaron ya sus carreras, y están desarrollando sus habilidades en el área que les gusta, ninguno de los dos estudiaron las carreras de sus padres: administrador o informática.

            Todos los días tomamos decisiones, debemos de prepararnos para ello, hasta las más inviables y todas tendrán consecuencias. Te levantes en la mañana y tienes que escoger la ropa que portaras, que vas a desayunar, que ruta tomaras al trabajo o la escuela, etc., y cada una te llevará por distintos caminos, no lo podrás evitar, pero si lo planificas con anticipación podrás tener un mejor resultado.

            La vida es un camino, con veredas, atajos, tormentas, obstáculos para llegar a nuestro destino final. No subestimes tu capacidad de planear mejor tu futuro.
           
La próxima semana: Que hacer cuando tienen malas experiencias tus clientes.

            Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Director del Área 1 de los Toastmasters y
Presidente del Club Ejecutivo de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California

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