lunes, 8 de octubre de 2018

Urge regular uso de suelo







Juan José Ríos Ríos




Las últimas tormentas que se han precipitado por el Valle de Zapotlán, dejaron al descubierto la urgente necesidad de que a las autoridades que tienen competencia implementen medidas adecuadas para controlar el cambio de uso de suelo, sobre todo en los cerros y montañas que circundan al valle, muy en especial las del lado oriente.

            Por el lado sur oriente donde existen colonias con una gran densidad de población, como Solidaridad, han proliferado los asentamientos, la edificación de casas, ranchos pero, sobre todo, sitios donde se fabrican y queman ladrillos para la construcción y en cuyo cocimiento se emplea materia orgánica que genera humos que invaden los hogares a todas horas del día, pero sobre todo de noche, poniendo en riesgo la salud de miles de personas sin que a ninguna autoridad les preocupe para intervenir.

            Independientemente de ello, estos sitios de elaboración de ladrillos generan desechos en barros que, al llover, son arrastrados hacia las partes bajas y quedan esparcidos en calles y avenidas que, al secarse, se transforman en polvos que inundan hogares, comercios, sitios donde se consumen productos comestibles y dando además un triste aspecto, lo que se puede apreciar por la Avenida Alberto Cárdenas, por donde existen infinidad de negocios establecidos y es la entrada principal a Ciudad Guzmán.

            Estos arrastres, en un alto porcentaje, miles de toneladas sin duda, terminan en el vaso de la Laguna Zapotlán, contribuyendo a su contaminación y azolvamiento. Bien es cierto que las personas tienen derecho a construir viviendas, casas de campo, ranchos y otro tipo de sitios de esparcimiento en tierras que sin duda son de su propiedad, el asunto es que tal vez las obras que para ello se realizan no van aparejadas con acciones que no causen problemas por las tierras movidas y que al llover se vienen con fuerza y se esparzan en las colonias Solidaridad, Otilio Montaño, Unión de Colonos, López Mateos, Bugambilias y cuanto sitios poblado hay en sus cercanías.

            De igual forma, las personas que fabrican ladrillos para la construcción tienen derecho al trabajo u oficio del que viven, pero este derecho que se dan afecta a miles de familias por los humos que producen al quemarlos, al emplear materia orgánica en lugar de otro tipo de combustión que no contamine para que no dañe la salud de los demás, que también tienen derecho a vivir sin este tipo de problemas que, se insiste, a ninguna autoridad, sobre todo de salud, le ha preocupado, siendo miles de familias las que día a día viven el calvario y ven amenazada su salud y con ello su vida.

            Ante toda esta serie de anomalías, justo es que el nuevo gobierno municipal tome cartas en el asunto y como autoridad se coordine con las dependencias que sean necesarias a fin de corregir los problemas que se derivan de muchos años de ignorarlos por autoridades anteriores y que, hoy, reviste carácter de urgente, no solo por los lodos que inundan todo, que azolvan el vaso de la Laguna Zapotlán, que se quedan en las calles sin que nadie los retire pese al mal aspecto y la contaminación que generan, sino por la contaminación ambiental que afecta hogares, negocios e imagen de la ciudad, por los humos que envenenan el aire y respirado, como castigo, las personas que viven en las colonias que, en otros tiempos, se ufanaban de poblar una de las mejores zonas, para vivir, de Ciudad Guzmán. La pregunta es… ¿Se hará algo?
           

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