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jueves, 25 de octubre de 2018

No se rompió el juramento: Cronista




>“El 23 de octubre no es la máxima fiesta que se vive en Zapotlán, la máxima fiesta es lo que se evidencia el día 22”, dijo el cronista.








Milton Iván Peralta
El Volcán/Guzmán


“En el caso de lo que nos acabad e acontecer, en este año, con el motivo de la suspensión de las alegorías del pasado 23 de octubre, es un fenómeno que se ah evidenciado en otras ocasiones, el más recordado es el de 1890”, comenta el cronista de la ciudad, Fernando G. Castolo.

En aquella lejana ocasión, la narra don Ramón López Ochoa, un clérigo de la localidad, que en ese momento radicaba en Guadalajara “nos narra los acontecimientos que se evidenciaron en aquella fecha, durante tres días consecutivos estuvo lloviendo a raudales, ello hizo que no se llevara a cabo la tradicional procesión de san José y la Virgen del Rosario por las principales calles”.


Comenta Castolo que él visualiza el no haber sacado las imágenes es el prevenir una situación lamentable “nosotros como zapotlenses somos los detentores, de la gran tradición que envuelve esta tradición, y en el caso de que las imágenes hubieran tenido algún infortunio, claro que nos iríamos con quienes son los custodios legales, que es la santa iglesia, para nosotros evidenciar que no se tuvo la precaución de tener la salvaguarda y la integridad de estas imágenes”.



QUÉ DICE EL JURAMENTO

Hay que recordar que san José tiene más de 250 años la escultura de que fue realizada en Guatemala, “así que no es un chiste nada más el hacer el recorrido y de alguna manera traducirlo en que estamos respetando el juramento”.

El cronista explica lo que dice el juramento: “es claro, dice que se va a realizar una procesión pública con las imágenes, o con señor san José, es obvio que las procesiones públicas no necesariamente tienen que realizarse en la calle, el simple hecho de que haya un auditorio y gente presente, con eso se cumple el juramento”, pero cabe destacar que esa procesión se realiza la noche del 22 de octubre, “esta procesión pública al interior del templo es para reconfirmar el juramento que hicieron nuestros ancestros, hasta ahí termina la fiesta oficialmente”. Recordemos que la tradición es por los acontecimientos sísmicos que asustaron a la comunidad un 22 de octubre del año de 1749.



CARROS ALEGORICOS

Lo que pasa con los carros alegóricos el 23 de octubre es una “extensión de la fiesta, que como buenos zapotlenses fiesteros le hemos hecho a esta solemnidad”, dijo Fernando G. Castolo.  El sacar a las imágenes antes se les llamaba “Rosarios” o “Andas”,  “porque eran alegorías evocativas al rosario de la santísima Virgen que se sacaban en andas, como hoy en día se saca el trono del señor san José y esto es lo que las personas vienen a ver”, o como decía juan José Arreola: “lo que más llama la atención”, por eso la confusión de la manifestación pública que se evidencia el  día 23 como “la máxima fiesta que se vive en Zapotlán, no es así, la máxima fiesta es lo que se evidencia el día 22”. 

Entonces el haber tomado la decisión, comenta el cronista de la ciudad fue un “acierto, estamos salvaguardando lo que nos da identidad a todos los zapotlenses, que es la imagen del señor san José, en torno a cual se evidenciamos una seria de fenómenos religiosos que se llevan a cabo, desde el reparto de décimas, las peregrinaciones, el novenario y ahora, estás extensiones que hemos hecho nosotros a las fiestas, pero de alguna manera no tienen que ver con el juramento original que nuestros ancestros le hicieron a san José, una vez que se vieron postrados en su figura, después de experimentar la fragilidad con la que vemos nosotros esos temblores, que acontecen aquí”.



ORIGEN DE LOS CARROS ALEGORICOS

Antes nada más se hacía la pura procesión, de la santa imagen del señor san José, cargada por los principales señores de la época, “no había una alegoría, posteriormente llega a regentear la iglesia católica Silviano Carrillo y Cárdenas, que le da ese aire apoteótico, con estas telas y nubes voluminosas, de alguna manera hacer unas alegorías más elaboradas”, las cuales eran contratadas por parte de los donantes a los cargadores que iban a echarse en andas estas alegorías y pasearlas por las principales calles dela ciudad.

“Después se vienen los acontecimientos de la guerra cristera -1926-1929-, se suspenden abruptamente este tipo de fenómenos de recorridos públicos”, se retoman hasta el año de 1942, siendo mayordomo don Basilio Cardona, cuando se reintegran estas alegorías de los carros alegóricos a las calles de la ciudad “en aquella ocasión impulsadas en gran medida por este jalototitlense, Rosario González, quien ejecutaba los murales en la santa iglesia catedral, él se dedicaba a formar ese tipo de alegorías, así que lo que vemos en estos días es una tradición que data de 1942 a la fecha”, concluyó el cronista de la ciudad, Fernando G. Castolo.





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