Un
momento por favor
José de
Jesús Juárez Martín
La
Constitución vigente del 5 de febrero de 1917, consagra en el Art. 3º la
esencia misma del anhelo nacionalista al fijar con claridad las características
de la Educación porque se considera que es la modeladora del arquetipo
mexicano.
Lo
cierto es que, al fijar las connotaciones a la educación nacional, encauza,
obliga a las instituciones como gobierno, familia, sociedad a vivir los valores
enunciados porque nadie da lo que no tiene.
El
nacionalismo, es característica que se puede confundir en los egoísmos y no se
nutra en el sano patriotismo. Un patriotismo también disminuido con la
universalidad de modas, costumbres, vicios, alimentos, menos propositivo de los
valores nacionales y con una tolerancia laxa hasta la indignidad, etc. Que no
fortalece, nos empuja a ser apáticos.
La
educación nacionalista y respetuosa de la internacionalidad es una propuesta
noble, difícil, pero viable con los principios científicos que aliente
sus investigaciones y conocimientos, alejados de los fanatismos que van
contra la vida y su desarrollo natural con en el sano ejercicio de la
convivencia respetuosa.
Este
artículo es vital para entender al México presente, con su ley reglamentaria:
Ley Federal de Educación como instrumento de aplicación.
La
educación que imparte el Estado será, nos dice el Artículo 3º, ajena a toda
doctrina religiosa y respetuosa de todas ellas, no en contra de alguna o
algunas de ellas, entendiendo que la libertad de creencias consagrada en el
Art. 24, garantía personal y social, es garante para la aplicación democrática
del servicio educativo nacional. Su observancia en la educación pública
permitirá la convivencia armónica sin detrimento de alguien o algunos.
La
segunda característica, como nota esencial, es un reconocimiento del estado por
asumir su responsabilidad y obligarse que la educación sea gratuita en los
grados que el estado la imparta. Tal vez utópica en Jalisco esta garantía hasta
la educación preparatoria, obligatoria desde tiempo del Gobernador Alberto
Jiménez Cárdenas y porque sabemos cada semestre, hay rechazados entre los
solicitantes.
Cerrando
la orientación filosófica de este artículo se complementa con la
obligatoriedad, a todos los menores de 15 años. Mucho se debate que
es otro principio operativo que no se cumple, no hay acciones efectivas para
llevar a las escuelas a los menores de 15 años que no se presentan a la
escuela. Simplemente se ignoran. Ni la escuela, ni la policía ni los políticos
instrumentan censos de menores que no asisten a la escuela, menos les darán
atención a los que olímpicamente se ignoran.
La
gratuidad no lo es del todo porque en alguna forma las familias apoyan a las
escuelas de sus hijos con cuotas llamadas voluntarias, pero que llevan la
etiqueta de obligatorias y condición para la inscripción.
La
cobertura nacional de Educación básica la cubre la demanda el estado en una
mayoría queda un 12% que la asume la escuela privada, sostenida por
particulares que toma esta opción de acuerdo al Art. 3º y la Ley de Educación,
donde casi la totalidad son escuelas de carácter confesional, es decir llevan
una orientación valores éticos, morales ajustados a su credo cívico y
religioso. Escuelas apoyadas por Educación Nacional que llevan programas y
calendario semejantes a la de la educación oficial y una orientación
ideológica, reflejada en su misión específica, en sus propósitos, en sus
acciones.
Al
acercarnos a la toma de posesión del Presidente electo Manuel López Obrador
para los años 2018 a 2024 y los constantes rechazos a la Reforma
Educativa, del sexenio del Presidente Enrique Peña, por parte de la sociedad
mexicana, del Sindicato de Trabajadores de la Educación, la CNTE y
el propio Presidente electo en tiempo de la campaña electoral. Reconocemos que
es un punto básico y en exceso conflictivo, inaplazable porque el
desarrollo del México que se pretende forjar con acciones, carece de
orientación consensuada, y las formas corruptas de actuar impiden visualizar
los problemas nacionales y en especial la teleología de la esencia educativa,
no basta llevar los conocimientos tecnológicos y científicos, falta humanizar
proceso y fines para la transformación del país y él para qué,
fundamentarla en los valores de respeto, igualdad, legalidad, nacionalidad y
unidad que no vivimos, sólo coincidimos en la enumeración de principios
educativos sin acatar la esencia y hacerlos vida como ambiente creativo de
formas de convivencia en nuestras legítimas aspiraciones educativas.
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