María
del Carmen Torres Ávalos*
El pasado
20 de agosto inició el actual ciclo escolar 2018 – 2019. Miles de alumnos
se reincorporaron a sus salones de clases en los diferentes niveles educativos;
algunos con entusiasmo, otros con descontento, pero quienes se enfrentaron por
primeras vez a un Preescolar, una Primaria, una Secundaria o al mismo
Bachillerato, quizá lo hicieron con ¡gran novedad! por experimentar el acceso a
otro centro educativo, y sobre todo, por dar respuesta a sus inquietudes de
conocer ¿Con qué maestros trabajarán?, ¿Qué compañeros van a tener? y ¡Cuáles
amigos continuarán juntos!.
Lo
cierto es, que estos últimos alumnos además de todos los cambios anteriores,
están vivenciando un nuevo Plan y
Programa de estudios, con los cuales los mentores se han capacitado y continúan
en ello. Por lo anterior, ¡alumnos!, a enfrentar con agrado todos los cambios
de este Modelo Educativo.
El
nuevo Modelo Educativo, estructurado en Aprendizajes Clave, se fundamenta filosóficamente
desde un enfoque Humanista, filosofía que “valora al ser humano” y sobre todo,
la condición humana. Por lo tanto, esta idea se relaciona con la generosidad,
la comprensión y la preocupación por la valoración de los atributos y las
relaciones humanas, además, busca lo mejor de los seres humanos para los seres
humanos.
Lo
anterior implica considerar una serie de “Valores humanistas” que La
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y La Cultura,
en el documento: “Replantear la Educación ¿Hacia un bien común mundial?” muestra
en su página No. 38, como: el respeto a la vida y a la dignidad humana, la
igualdad de derechos y la justicia social; la diversidad cultural y social, así
como el sentido por la solidaridad humana y la responsabilidad compartida de
nuestro futuro común”.
Por
lo tanto se puede afirmar que mantener y
aumentar la dignidad, la capacidad y el bienestar de la persona humana en
relación con los demás y con la naturaleza, debe ser la finalidad principal de
la educación en el siglo XXI.
Esta
forma de ver la educación en México, implica adoptar una perspectiva integral
de la educación y del aprendizaje, en los que se incluyan tanto aspectos
cognitivos, emocionales y éticos, pero sobre todo, un planteamiento dialógico, mismo
que propone Paulo Freire, en donde de acuerdo a la gnoseología, …”el objeto
cognoscible, en vez de ser el término del acto cognoscente de un sujeto, es el
mediatizador de sujetos cognoscentes, educador, por un lado; educandos, por
otro, y la educación problematizadora anteponiendo, desde luego, la exigencia
de la superación de la contradicción educador-educandos. Sin ésta no es posible
la relación dialógica, indispensable a la cognoscibilidad de los sujetos
cognoscentes, en torno del mismo objeto cognoscible”.
Esto
es, que el conocimiento sea el mediatizador entre docente y alumno, a partir una
realidad problematizadora a través del
dialogo horizontal, recordando que aquí,
no hay quien aprende ni quien enseña, sino que tanto educador y educando
superan la contradicción de sus reflexiones
y aprenden juntos. El dialogo
tendrá que desarrollarse en dos dimensiones, acción y reflexión, derivándose así
la praxis, palabra verdadera que
transforma el mundo.
Con
esta dentro de tantas novedades
regresamos a clases en este ciclo escolar.
¡Bienvenidos
y recordemos maestros!:
“Nadie educa a nadie –nadie se educa así
mismo-, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo.” Paulo
Freire
*Asesor
del Centro de Actualización del Magisterio en Cd. Guzmán.
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