martes, 18 de septiembre de 2018

La poesía no busca la ceremonia oficial: Ramiro Lomelí







Antes del principio, después del final (La casa del mago, 2009), del poeta tapatío Ramiro Lomelí, es un libro que ofrece en su lectura la sensación de ser un libro “totalizador”, aderezado de un singular humor, poco usual entre nosotros. El libro reúne varios libros escritos a lo largo del tiempo y, a manera de estancias, hay un complejo andamiaje que va desde los poemas sobre la infancia, hasta la reflexión, la escritura, la historia, la ciudad... y un libro donde el tema es Dios.



            Salvo La quinta fundación, el contenido de este cuaderno había permanecido inédito. “Yo me resistía a que aparecieran juntos estos poemarios, pero el editor, Hermenegildo Holguín, insistió mucho en la reunión” —afirma Lomelí desde la mesa del café donde el delicado vapor (de la taza) le mueven el rostro; el humo del cigarrillo lo transfigura, para volver a aparecer en un instante, nítido. “Yo no había publicado nada desde 1992 —dice—, en forma de libro (en antologías, sí; aclaro); para mí estos textos ya estaban superados y hasta había pensado en no publicarlos...”.


Se ha dicho con frecuencia que un poemario es también un Diario, tu libro lo confirma y, de alguna forma, lo sobre pasa...

Es un Diario, pero en ello hay un riesgo, porque luego parecería que es autobiográfica la poesía, y no lo es; pero sí personal: hay un humano concreto e individual con una experiencia de vida. El Diario está entre la confesión personal y la autobiografía; en la poesía desde la visión personal de un autor, se escriben asuntos incluso no vividos de manera personal.

            Por otra parte, sí comparto tu idea de que es un libro totalizante y una circunnavegación de vida, pero difiero un poco, pues ni en mi realidad ni en mis intereses existenciales en la exploración de la realidad está la posibilidad. En todo caso es una apuesta de ser integral de la persona, quizá por ello termina siendo un libro de oraciones, porque al final llegas al tema de Dios, yo diría que inevitablemente, porque quizás desde un principio, sin darte cuenta, estabas hablando de eso, de Dios. Allí, sí tal vez un libro que se acerca a la Totalidad...


Hay un libro cuyo nombre es La vida según la poesía...

...por alguna razón es el libro que más me gusta, porque simplemente explora y no llega a nada, es como entrar a una selva, que la ves como tal y no la conviertes en jardín; me gusta como lector, porque encuentro muchas imágenes e ideas, y cada vez que lo leo me sorprende...


Hay, en este cuaderno mucho de historicidad, algo que yo digo que el poeta actual ha venido perdiendo... ¿es válida en la poesía la historia?

No solamente es válido, es necesario. Ya que si bien el trascender la historicidad, en término de definiciones, es muy positivo porque nos permite como sociedades explorar con otras posibilidades de lo histórico, otra visión de nosotros mismos. Lo histórico vuelto historiografía, se ha vuelto un panteón muy cómodo. Una especie de parque temático. Con eso ya sabemos que Hidalgo era muy bueno, que Nuño de Guzmán era muy malo, etc. Yo creo que todo tiene que ser revisado y trascender la historicidad, pues lo que resulta una necesidad, no se debe convertir en una definición. Es una especie de tensión entre los que se apuntan en lo posmoderno y quienes quieren recuperar la modernidad, en términos de tener razones para darle sentido a algo que con mucha dificultad podemos encontrársela..., y que en resumidas cuentas es la vida misma, que es la vida en sociedad, que implica retos mucho más complejos.

            Entonces debemos encontrar un nosotros común y allí está la historia, que nos sitúa con compromiso en una época en el presente. Y en el presente con todas sus complicaciones, no solamente en el ámbito secular, sino también en el asunto complejo de la Eternidad. Con esto volvemos a la visión integral. Yo creo que la historicidad es mucho más de lo que hemos venido creyendo, más que un libro de texto. Ésta es menos atrapable en efemérides, las que debemos encontrar, también, de lo no conocido; o efemérides de lo por venir, de lo posible.

¿Entonces para ti es posible todo para tema de la poesía, ahora que ya miras tus libros impresos?

Leo los poemas de Antes del principio, después del final, y veo un problema que, me parece, todos los escritores están viviendo actualmente. Aquello del “Después ¿qué?”, en esta pregunta, advierto, está toda nuestra cultura. Me parece que necesitamos nuevas formas, más allá de la preceptiva literaria, otras maneras de aprehender la realidad y de observarla. Te digo que a mí me llama mucho la atención de los historiadores, porque hay algunos muy serios, quienes sí nos ayudan a descubrir cosas de nuestro pasado; y hay otros, aquí en Jalisco, que se han dedicado a crear esos parques temáticos y eso lo ha convertido en generantes de la historia y se colocan en la entrada para cobrar el boleto; éstos nos han hecho mucho daño. Me parece que a través de la poesía —y de otras expresiones artísticas—, podemos decirle a la gente que nuestra realidad es mucho más rica que la que ellos nos han ofrecido. No es una ceremonia oficial la realidad... y yo estoy en esa búsqueda, desde la poesía...

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