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domingo, 30 de septiembre de 2018

El certificado médico y la corrupción somos todos




Samuel Gómez Patiño


Cuando pensamos en los actos de corrupción, el primer error es pensar que solo los políticos los cometen; por lo regular siempre le echamos la culpa a los funcionarios públicos sin tomar en cuenta que para que exista un acto indeseable se necesitan dos.



            En 1983 un amigo, el contador público José Luis Aguirre me recomendó para que entrara a trabajar en la compañía Temati, S. A. de C. V., maquiladora de papas para Frito Lay de Estados Unidos, en México Sabritas. Un requisito indispensable era acudir a la entonces Secretaria de Salubridad por un certificado médico.

             Hay cosas que a pesar de la edad todavía no supero, ver sangre y menos si es la mía. Por eso cada que escuchaba a mi madre que me decía que estudiara para doctor me hacia el sordo. En fin, mi linda mamá al comentarle de esto empezó a decirme que me harían estudios de salud y que para ello era probable que tuviera que llevar algunas muestras, pero lo que me puso nervioso era que también tomarían pintas de sangre. La verdad no me estrese porque me parece que ni el término se usaba en ese tiempo, pero si era un manojo de nervios.

            Llegue temprano a la cita, bueno había que hacer fila conforme ibas llegando. Estoy seguro que tampoco dormí bien. No recuerdo cuanto tiempo estuve haciendo fila, pero seguro sentí que envejecí ahí. Por fin mi turno, me recibió alguien con una bata blanca que me parece que era el doctor, me pidió que me sentara y empezó a cuestionarme:

Últimamente, ¿ha sentido que se marea?
No- le dije.
¿Siente que pierde la visión?
Tampoco.
¿Siente que se cansa regularmente?
No, respuesta negativa pero honesta.
Perfecto, pase por la tarde por su certificado de buena salud.

Supongo que la importancia de un certificado médico es para conocer la salud del paciente-empleado que se atiende. En este caso, su servidor trabajaría en una planta de producción de alimentos (chatarra, pero alimentos al fin) y me parece que para la empresa es importante que no tuviera alguna enfermedad contagiosa o peligrosa que pusiera en riesgo el producto que era de exportación, ya que maquilamos para Estados Unidos. También es importante para la salud del empleado, ya que podemos estar laborando sin conocer que estamos enfermos sobre todo si puede ser contagioso lo que no sólo pone en riesgo a nuestros compañeros sino también a nuestra familia.

Muchos años después, cuando mis hijos ingresaron a la universidad también me solicitaron que llevara el certificado de salud de cada uno de ellos; al tener la experiencia que las instituciones públicas como la Secretaría de Salubridad e inclusive la Cruz Roja siguen con esta práctica de solo cobrar el documento pero sin realizar ninguna prueba y mucho menos un análisis decidí que se las realizarán en el CUMAI, el centro de salud de la misma universidad donde trabajo y donde ellos estudiaron sus carreras profesionales.

Cual no fue mi sorpresa cuando a los dos les tomaron sus nombres y la edad y les extendieron su certificado que avalaba que se encuentran en condiciones médicas para ser admitidos para estudiar en la universidad.

Hace poco, les comentaba a mis alumnos sobre este problema. En la facultad estamos en tres edificios de 4 pisos cada uno. Tenemos 54 salones para atender a una población de 4 000 alumnos, divididos la mayoría en dos turnos, el matutino que entra a las siete de la mañana y el vespertino que por lo general acude estudiar a partir de las 4 de la tarde para terminar a las 10 de la noche. Trabajamos además, alrededor de 350 personas más, entre docentes y personal administrativo y de mantenimiento. Podemos imaginar que un alumno de nuevo ingreso (o inclusive que ya esté estudiando con nosotros, ya que no se les vuelve a solicitar un examen médico) esté enfermo de algo contagioso; primero tiene contacto con sus 35 compañeros y maestros, los docentes acuden a otros grupos, dos o tres en promedio con 35 alumnos también llevando el virus. Podemos pensar que de acuerdo a las probabilidades a lo largo de una semana todos podemos estar contagiados, quizás algunos con mejor salud puedan aguantar un poco más, pero otros con menos refuerzos como vacunas o medicamentos están en mayor peligro.

Pero que genero todo este problema, el simple hecho de alguien que no hace su trabajo. Quizás en estas dependencias ni siquiera se imaginan lo importante que es poder determinar la salud de una persona. Pero, ¿A quién le importa? En este caso a la universidad, a los responsables de la salud como es la dependencia, a los maestros, a los alumnos, a los padres. Parece que a nadie. Al fin y al cabo, en este país no pasa nada.

Este pequeño ejemplo nos muestra la gravedad de la corrupción activa y pasiva, y que no siempre tiene que ver con dinero (o si, ahorrando el uso del instrumental y tiempo de los análisis). Es mejor pensar y actuar para mejorar la situación del país. Empecemos con los pequeños detalles, como realizar de manera correcta un simple certificado médico.

La próxima semana: ¡Juntos por última vez!

            Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Director del Área 1 de los Toastmasters y
Presidente del Club Ejecutivo de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California

1 comentario:

  1. Triste pero cierto
    Ojala alcance a ver como dejamos de ser parte de la corrupción. Condenamos a los corruptos sin darnos cuenta de que también lo somos.

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