martes, 4 de septiembre de 2018

De Infancia y adolescencia de Juan José Arreola






Un momento por favor            


J. Jesús Juárez Martín





En el muy cercano septiembre se cumplirá el centenario del nacimiento del “El último Juglar “, nacido en este lugar como él lo declarará: “Yo, señores, soy de Zapotlán el Grande. Un pueblo que de tan grande nos lo hicieron Ciudad Guzmán (1856) hace cien años", y el mundo literario, llenará por escasos días de celebraciones, homenajes, lecturas, mesas redondas, es decir instituciones, académicos, políticos, escritores y ciudadanos etc. tendremos oportunidad de rendir homenaje al Maestro Juan José Arreola Zúñiga desde nuestro sencillo y leal afecto, respeto a su obra y lectura o relectura, según el caso personal a su legado.

En el ejercicio docente tuve el gusto de leer con los grupos asignados a mi desempeño una “Selección de textos, comentarios y notas de Felipe Garrido” de la publicación de la plaqueta “Juan José Arreola para jóvenes. “Infancia y adolescencia” del Gobierno del Estado de Jalisco de 2011, como lo hicimos con otros libros publicados en su oportunidad del Gobierno Federal como apoyo a los programas escolares.

Comparto algo de este texto que es un homenaje a Juan José Arreola, emblemático y este singular personaje de las letras españolas y para prestigio del pueblo que le vio nacer el día 23 del noveno mes de 1918, cuando la Revolución Mexicana era causa de agitación en aquel México... 

En la presentación se publica: “Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro” Emily Dickinson.  Ni pasaporte, ni visa, basta seleccionar y leer el texto, la aventura empieza, aunque el escrito esté en tercera persona, se acomoda automático a la primera de plural, “nosotros”.

 El Maestro Juan José abrazó las letras y con ellas construyó fabulosas obras que trascienden desde actualidad, están en el presente y conquistarán en su traslado el futuro, tan vigentes como el día de su publicación, con el agregado que son testimonios de la vida sociocultural del momento en que él escribió, los conceptos históricos avalan el mensaje literario. Sus obras literarias son apreciadas en todos los tiempos y lugares con sencillos ajustes de comprensión eso las hace ser de permanente interés y vigencia, por eso las conocemos como oras maestras.

Vayamos por el principio de su vida, la laboriosa familia de catorce hijos de Don Felipe y su esposa Doña Victoria, seis niños y ocho mujeres habitantes de esta Ciudad Guzmán aunque ellos la nombraban como Zapotlán,  el cuarto de ellos es Juan José que desde pequeño aprendió poemas y las recitaba, le gustaban los actos circenses, los títeres, pasear por el campo cercano a su domicilio por la calle Moctezuma 25,  pasear en bicicleta, ping pon y en especial el ajedrez.

Su formación escolar fue la básica con el Profr.  José Aceves hasta el cuarto año, pero fundamental, porque la lectura aprendida y practicada en su vida le dieron los conocimientos suficientes y las obras literarias europeas las disfrutó desde su infancia y juventud con el acervo de los demás libros conocidos en su formación, para trascender en la literatura.

Su hermana Virginia, la hermana menor, testimonia que convivían y le enseñaban lo que necesitaba como niña y adolescente, todos tenían trabajos que realizaban de acuerdo a las reglas de la casa, porque su padre era de firme disciplina.

El primer trabajo del joven Juan José, fue relacionado con los libros como encuadernador, en su inquietud, buscó otras ocupaciones que le agradaran y le redituaran, dependiente, vendedor ambulante, ya adulto, actor, corrector en el Fondo de Cultura Económica, maestro universitario, comentarista de televisión, conferencista y muchos trabajos relacionados a su profesión de escritor.

Su primer cuento “Sueño de Navidad” en 1941, fue publicado en el periódico El Vigía de Don Esteban Cibrián, luego le siguió “Hizo el bien mientras vivió”. Toda experiencia fue atesorada en la afectividad, valiosa para su formación y tener una vida llena de satisfacciones por su desempeño literario. Su singular forma de escribir le fueron dando consistencia, de 1953 a 1999 fue galardonado con varios premios que se enumeran: * Premio Jalisco en Letras. *Medalla José María Vigil, como Hijo Predilecto de Jalisco *Premio Villaurrutia * Reconocimiento del Grupo José Clemente Orozco de su natal Zapotlán* Condecoración del Gobierno de Francia *Premios nacionales de Periodismo Cultural y de Lingüística y Literatura *Medalla Jorge Luis Borges en Buenos Aires *Premio Universidad Autónoma de México *El premio Juan Rulfo, Feria Internacional del Libro Guadalajara *Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Colima *Premio Alfonso Reyes *Premio  López Velarde. Nombramiento *Creador Emérito en el Sistema Nacional de Creadores de Arte, y me permito agregar de 1951 Ganador de los Juegos Floral en Ciudad Guzmán presea del Grupo Cultural Arquitrabe al inicio de su “Época de Oro” rompiendo el adagio “Nadie es profeta en su tierra”.

La cercanía hacia el público, su interminable charla y sencillez le acompañaron desde siempre hasta su sentida despedida en el año 2001 en Guadalajara. Finalmente, sus restos, son honrados en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, desde el 21 de septiembre de 2015.

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