Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
El Volcán/Guzmán
En los
últimos tiempos en los comercios establecidos en Ciudad Guzmán, es muy notorio
que tienen problemas para llenar sus vacantes de empleo. Casi no hay negocios
que no exhiban mensajes solicitando personal y pese al tiempo transcurrido el
fenómeno persiste. Un sondeo realizado tiempo atrás por quien esto escribe,
captó las opiniones de algunos dueños de negocios que dieron su punto de vista,
acerca de lo que ya parece ser problema para los comerciantes.
La falta de personal para ocupar
vacantes en farmacias, tiendas de ropa, de calzado y hasta mueblerías, se
atribuyó a la gran demanda de trabajadores que tienen las empresas productoras
de aguacate y de los llamados berry´s, pero principalmente porque ofrecen mejor
salario y prestaciones, transporte y otros atractivos que el comerciante o
negocio de la ciudad no otorga a sus empleados.
Parece increíble, pero así es, y fue
dicho por personas que tienen negocios establecidos desde hace muchos años en
Ciudad Guzmán, algunos de los cuales padecen el fenómeno de la falta de gente
que trabaje para ellos, lo que sin duda alguna representa un reto muy
importante para el comercio establecido en su ánimo de mantener puertas
abiertas a la atención de sus clientes, sobre todo en igualar las condiciones
de trabajo, remuneración y prestaciones que deben, algunas por mandato de ley,
otorgar a sus empleados.
Muchos de estos pequeños, medianos o
grandes negocios establecidos en la zona comercial de Ciudad Guzmán, también
sufren el embate de las grandes tiendas de autoservicio y de comercio que se
han asentado aquí, muchas de las cuales tienen servicio de atención al cliente
las 24 horas del día y todos los días de la semana, mientras que otros cierran
al mediodía, abren hasta el sábado mediodía y dejan que esa competencia absorba
lo que sin duda alguna pudiera ser para ellos si entraran a la competencia.
Claro que competir cuesta tiempo,
dinero y esfuerzo. Quien no tiene las condiciones cierra, traspasa o vende su
negocio, hay muchos ejemplos, sobre todo en las llamadas tiendas de
conveniencia. Esta avalancha de nuevas ofertas también ha favorecido el cambio
de costumbres, el consumir productos que antaño sólo se podía hacer en casa, lo
que también ha propiciado el surgimiento de negocios, algunos con muy buena
oferta, atención y las mínimas comodidades, como son los centros para el
consumo de café, pastelería y otros productos elaborados que están tomando
preferencia entre propios y extraños.
Ello ha propiciado que más personas
se les vea llenando esos espacios, la convivencia entre amigos y familiares, el
disfrutar de un tiempo y un espacio acompañado de una buena bebida, antojo o
producto típico de casa, lo que también demanda mano de obra y personal para la
atención de la clientela, lo que reduce las posibilidades de otros comercios
para encontrar al trabajador o al empleado que requieren para sus actividades
y, más aún, si lo que ofrecen como salario y prestaciones no supera lo que en
otras partes encuentran.
Este es un fenómeno que debiera de
llamar la atención de los dueños de esos negocios, de la organización que tal
vez los agrupe, para buscar y encontrar la forma de subsanar sus carencias y en
su necesidad de mantenerse en la actividad. La ciudad, aunque casi
imperceptible, crece en número de personas, de necesidades y con ello la
demanda de atención. Muchos siguen adormilados y con las prácticas de hace 30 o
más años, la competencia adquiere proporciones de reto que deben de enfrentar y
resolver.
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