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martes, 14 de agosto de 2018

Infantes expuestos





Juan José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán


Ciudad Guzmán no escapa al problema social que genera la emigración de personas provenientes aparentemente de países de Centro América que en la vía pública piden ayuda para continuar su marcha hacia el llamado “Sueño Americano”, al igual el que se genera por la presencia de menores de edad, adultos y jóvenes que sufren alguna discapacidad o enfermedad, así como de malabaristas, traga humos y personas mayores que piden caridad.

            Muy lamentable la situación por la que pasa la mayoría de estas personas, pero también que en su peregrinar por los cruceros de calles con mucha carga vehicular, como la Avenida Reforma, algunos de los migrantes utilicen en su necesidad a menores de edad, bien que se mueven entre los vehículos por su propia cuenta, o porque los adultos los cargan en brazos o sobre sus hombros, expuestos a las inclemencias del tiempo y al riesgo de ser atropellados.

            Este fenómeno, que no es nuevo pero que ha ido en aumento en los últimos meses, debiera de llamar la atención de los organismos e instituciones de beneficencia o de los llamadas sociales, como el DIF, para que se buscara la forma de sacar de las calles, cuando menos, a los menores de edad, que a sus padres que los cargan se les ayudase en lo que se pueda de sus necesidades o bien para que tengan un resguardo seguro mientras los adultos piden la caridad de los transeúntes o conductores de vehículos.

            Que se sepa, nada se ha hecho al respecto, no se trata de que se impida la presencia y acción de estas personas, sí que corran menos riesgos, sobre todo los menores de edad que sin duda no andan en estas danzas por su gusto, de por sí quien pide ayuda o caridad muy pocas veces la recibe, y más cuando la demanda es mucha o bien los conductores pasan más de una vez por un crucero o tope, sitios donde los necesitados de ayuda se acercan pidiendo ayuda, una moneda o comida, lo que no todos dan.

            El problema es real, está planteado, faltará ver si las autoridades municipales, los organismos o las instituciones sociales de la ciudad hacen algo al respecto, es por la protección de los niños y menores de edad y también para socorrer, de alguna forma, a quienes en su necesidad van de paso hacia otros horizontes en busca de mejores condiciones de vida, o bien de gente que por estar en silla de ruedas o con algún problema físico o enfermedad recurren a este tipo de socorro público, cuando menos merecen que se les tome en cuenta en su necesidad.
           

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