Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
El Volcán/Guzmán
Ciudad
Guzmán no escapa al problema social que genera la emigración de personas
provenientes aparentemente de países de Centro América que en la vía pública
piden ayuda para continuar su marcha hacia el llamado “Sueño Americano”, al
igual el que se genera por la presencia de menores de edad, adultos y jóvenes
que sufren alguna discapacidad o enfermedad, así como de malabaristas, traga
humos y personas mayores que piden caridad.
Muy lamentable la situación por la
que pasa la mayoría de estas personas, pero también que en su peregrinar por
los cruceros de calles con mucha carga vehicular, como la Avenida Reforma,
algunos de los migrantes utilicen en su necesidad a menores de edad, bien que
se mueven entre los vehículos por su propia cuenta, o porque los adultos los
cargan en brazos o sobre sus hombros, expuestos a las inclemencias del tiempo y
al riesgo de ser atropellados.
Este fenómeno, que no es nuevo pero
que ha ido en aumento en los últimos meses, debiera de llamar la atención de
los organismos e instituciones de beneficencia o de los llamadas sociales, como
el DIF, para que se buscara la forma de sacar de las calles, cuando menos, a
los menores de edad, que a sus padres que los cargan se les ayudase en lo que
se pueda de sus necesidades o bien para que tengan un resguardo seguro mientras
los adultos piden la caridad de los transeúntes o conductores de vehículos.
Que se sepa, nada se ha hecho al
respecto, no se trata de que se impida la presencia y acción de estas personas,
sí que corran menos riesgos, sobre todo los menores de edad que sin duda no
andan en estas danzas por su gusto, de por sí quien pide ayuda o caridad muy
pocas veces la recibe, y más cuando la demanda es mucha o bien los conductores
pasan más de una vez por un crucero o tope, sitios donde los necesitados de
ayuda se acercan pidiendo ayuda, una moneda o comida, lo que no todos dan.
El problema es real, está planteado,
faltará ver si las autoridades municipales, los organismos o las instituciones
sociales de la ciudad hacen algo al respecto, es por la protección de los niños
y menores de edad y también para socorrer, de alguna forma, a quienes en su
necesidad van de paso hacia otros horizontes en busca de mejores condiciones de
vida, o bien de gente que por estar en silla de ruedas o con algún problema
físico o enfermedad recurren a este tipo de socorro público, cuando menos
merecen que se les tome en cuenta en su necesidad.
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