Juan
José Ríos Ríos
Ciudad
Guzmán sigue mandando al exilio a su juventud que, con título profesional y por
no encontrar un trabajo digno en su lugar de origen o donde se formó, tiene que
salir para poner en práctica sus conocimientos y obtener una paga digna, al no
tener la oportunidad de aplicar y obtener en esta plaza, con lo que se pierden
generaciones de jóvenes que pudieran ser parte del crecimiento, desarrollo y
progreso de su Municipio que tanto se necesita.
Esta situación real es la
preocupación de padres de familia cuyos hijos cursaron una carrera profesional
dedicando años de esfuerzo en el estudio para que, finalmente, se encuentren
con la triste realidad de que no hay trabajo para ellos, y de los pocos empleos
que existen al presentar su solicitud para el trabajo se les pide una
experiencia de cuando tres o cinco años, siendo que apenas acaban de recibir su
título, tienen el conocimiento, no así la práctica que se les exige.
De éste fenómeno, que no es nuevo, surge
el abaratamiento de la mano de obra, pues quienes no se atreven o de plano no
pueden salir de la ciudad para buscar un trabajo lícito, digno y acorde a sus
conocimientos, se les ha visto emplearse como vendedores de algún producto de
moda, despachando en gasolineras, de taxistas o emprendiendo proyectos para lo
cual no están capacitados y por lo que fracasan enseguida, no es que no sean
actividades lícitas y honrosas, sino que simple y sencillamente no son para lo
que estudiaron y dedicaron buena parte de su vida, la profesión que ampara un
título.
Algunos jóvenes que se titulan en
instituciones como el Tecnológico y de algunas otras carreras que oferta el
Centro Universitario del sur, logran acomodo en empresas privadas o en
instituciones públicas, las más fuera de Ciudad Guzmán, sobre todo los que
cursaron carreras de ingeniería mecánica, eléctrica o electrónica. Los médicos
y enfermeras formadas en la representación que la Universidad de Guadalajara
tiene en esta localidad, el CUsur, algunos, muy escasos, abren sus propios
consultorios para atención al público en general, los más hacen su servicio
social en el IMSS, Centros de Salud, Hospital Regional o ISSSTE, con la remota
posibilidad de acomodarse como titulares de alguna plaza.
De allí la importancia de que el
Gobierno Municipal vea más allá de medio cumplir con sus obligaciones como ente
público, la prestación y mantenimiento de los servicios públicos, realizando
proyectos que en poco tiempo o a un plazo amplio se puedan aterrizar en
Zapotlán el Grande, para que haya la posibilidad de empleo para las nuevas
generaciones de jóvenes profesionistas, lo que prácticamente no se ha hecho en
décadas y sí en cambio se han realizado obras que se convierten en elefantes
blancos, sin uso y sin generar empleos o aportar los beneficios por las cuales
se edificaron, un ejemplo palpable es el llamado Centro para la Cultura y las
Artes José Rolón, inmueble presa del vandalismo y el olvido.
Ojalá que las nuevas autoridades que
tendrán la oportunidad de gobernar los próximos tres años, se fijen metas
distintas, que las administraciones municipales dejen de ser bolsas de trabajo
para el equipo que gana una elección y por lo tanto le da derecho a emplear a
quienes colaboraron en el triunfo, o bien como cumplimiento de promesas de
campaña, para amigos, para favorecidos o recomendados, la administración
municipal de Zapotlán está al límite de sus capacidades económicas, gran parte
del presupuesto se destina al llamado gasto corriente, hay pocas obras y muchas
demandas en mejoras en los servicios públicos y su mantenimiento, que sea un
gobierno que vea más lejos, que emprenda, que busque y, se espera, que lo logre
en bien de las nuevas generaciones.
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