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martes, 28 de agosto de 2018

El PRI va a consulta







Juan José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán


El PRI buscará en la calle lo que ya sabe. Mediante una consulta pública pretende “conocer” los resultados, las causas y hasta su futuro en el terreno político, a raíz de su desastrosa participación en las elecciones del primero de julio pasado, cuando le arrebataron, una vez más y parece que para siempre, el poder a nivel nacional y con ello la Presidencia de la República. Esta consulta la realizarán en una semana del próximo mes de septiembre.

             Esto fue aprobado por los integrantes de la Comisión Política Permanente a fin de conocer lo más claro posible –todavía no lo entienden- la opinión que tienen los ciudadanos, estando en proceso de integración la comisión que habrá de revisar los detalles y que determinará a quienes se invitan a realizar este trabajo y el método para recabar las opiniones, proceso que abarcará los 125 municipios.

            En bien cierto que tienen todo el tiempo y el derecho de hacer lo que se les ocurra para llamar la atención de los ciudadanos, que no es otra cosa, aunque el PRI, como todos los demás partidos políticos que son parte del sistema que nos gobierna, han hecho todo, menos escuchar, respetar y trabajar por las mejores causas de la sociedad, perdieron el rumbo, la corrupción pudrió todo y la gran mayoría de los políticos son hechura y semejanza del partido que los encumbró al poder.

            Sin duda alguna que si la encuesta se realiza, cada Municipio tendrá su historia propia y sin duda también será redundante; muchos militantes, simpatizantes y gente de la sociedad se hartó de la conducta de las cúpulas y dirigencias de los partidos en los que estaban afiliados o se sumaban a éstos para impulsar sus proyectos y candidatos, así como los ciudadanos independientes que en cada elección les daban sus votos, y ahora les han volteado la cara, pero esto todavía no lo entienden los dirigentes y sus partidos.

            Dicen que cada acción tiene una reacción. Los ciudadanos reaccionaron y decidieron, las cúpulas y dirigentes de los partidos, quienes ocuparon cargos públicos no reaccionaron, siguieron igual, haciendo lo mismo, no sólo actos de corrupción al por mayor, sino también ninguneando a su propia militancia, a sus simpatizantes, a la sociedad en general, y todavía no saben que les pasó, con la encuesta a realizar pretender saber la verdad y no caer en el “autoengaño”. ¿Será ?.

            Está visto que democracia no es igual a que en el país se tenga que mantener, y un muy alto costo, tanto partido político, cuando son dos que tres los que han hecho y quieren seguir haciendo lo mismo desde hace 40 o más años, cuando han pasado por alto sus propios principios, sus estatutos, sus orígenes y son presas de un centralismo que los ha asfixiado, que los ha corrompido, que no tienen poder de decisión y todo se impone desde la cúpula y, desde los estados y municipios, los dirigentes han sido buenos discípulos, hacen lo mismo, repercutiendo en un estado de simulación en el trabajo y en el control del poder para la toma de decisiones de candidatos a cargos de elección popular.

            Está visto que el interés de ser parte de un partido político es con fines de ser parte del privilegio de ocupar un cargo público o un empleo en el gobierno, en sus tres niveles, pero no es por convicción, no por trabajar en aras de un mejor país, de una mejor sociedad y un mayor bienestar. En su gran mayoría los llama el dinero, el poder, la corrupción que se hace gala en la política, en el gobierno y en el poder, del dinero fácil y obtenido sin mucho esfuerzo.
            En su gran mayoría los que llenan estos “requisitos” son parte de ese círculo viciado, son los se les postula a los cargos de elección, y no porque se tomó en cuenta la opinión de la militancia, de los simpatizantes o de la misma sociedad, a la cual piensan recurrir, en este caso, los priistas, para saber su suerte, su futuro. Cuando cambien esta forma de ser, todos y cada uno de los partidos políticos, cuando termine la corrupción, se frene la impunidad, se haga cumplir la ley, en una palabra, entonces, tal vez, la gente vuelva a creer en los partidos políticos.
            Nada los hará diferentes con el hecho de cambiar de nombre, de siglas, de colores, así como de seguir con la simulación, de que traten de engañar a la gente con encuestas y promesas de cambios, de mejoras que surgen de una asamblea, de la opinión de unos cuantos miembros distinguidos integrantes de un Consejo. Sin el ánimo del pesimismo, su suerte está echada, pero nadie les quita la posibilidad de hacerle la lucha, al fin y al cabo, cada tres años hay elecciones y mucha gente, de la sociedad misma a la que ahora los priistas van a recurrir, ya no se diga de los militantes y simpatizantes, es desmemoriada, pronto olvida, hasta los engaños y por una torta, un refresco y un paraguas, cambian su suerte y con ella la del país.
           


           
           
           
           
           



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