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martes, 7 de agosto de 2018

Democracia significa no siempre ganar







Samuel Gómez Patiño


En los noventas, fui elegido presidente de la Liga de Softbol Egresados Universitarios y recuerdo que un amigo, integrante y expresidente de la misma organización me comento:
-¡Te crees mucho!, y mi respuesta fue:
-¡No me creo mucho!, ¡Soy mucho!

 En aquella época, la liga contaba con 12 equipos que cada año participaban en los torneos de verano y de invitación y quizás no era el hombre más capaz, pero si el único que acepto presidirla. En ese tiempo nos tocó que nos expulsaran de los campos deportivos de la Universidad Autónoma de Baja California (que dio origen a la liga compuesta de alumnos, egresados y maestros) debido al consumo de alcohol en las instalaciones, por lo que tuvimos que encontrar otro lugar para seguir desarrollando nuestros torneos. Nos abrieron las puertas en los campos de la Liga de Softbol de Otay, ya que ellos los utilizaban todos los días pero por las noches, mientras que nuestra liga los sábados por el día.

También conseguimos los campos de la Liga Municipal, la Unidad Deportiva “Centenario” también conocida como “Hermanos Pacheco” y el campo del CREA. En ambos casos, los recursos de la liga se utilizaban para ayudar a mejorar las instalaciones de juego, poniendo gradas, tierra en el campo de juego y en alguna ocasión hasta ayudamos a una liga a pagar la electricidad de sus campos, que nosotros no consumíamos pero que tratamos como adelanto a la renta de las instalaciones.

En los diez años que presidimos la liga, crecimos de 12 a más de 20 equipos; de una sola categoría a 3, y siendo una liga no oficial en lugar de exportar equipos y/o jugadores, empezaron a llegar equipos completos de las organizaciones oficiales. Se puede decir que un 80 % de las reglas que siguen rigiendo se elaboraron en nuestra gestión, y el control de jugadores que participan es el más adecuado de cualquiera de las ligas que participan en Tijuana.

Si me preguntas porque tantos años en el poder, te recuerdo lo que escribí al principio, al momento de elegir nuevos dirigentes nadie quería la responsabilidad. Entonces, me vi en la necesidad de estudiar una maestría, ya que si quería poder concursar una plaza en mi trabajo requería prepararme más por lo que renuncie a la presidencia. Así la liga comenzó otro ciclo con nuevos dirigentes, los últimos con varios años presidiendo y cuyos logros nos llevan a tener campos propios, cuatro categorías, casi treinta equipos y una organización digna de una liga emanada de personajes universitarios. Es fácil criticar lo que hace una persona cuando están afuera del “cajón de responsabilidades” pero a la hora de las acciones la mayoría desaparece.

Cuando dicen “el pueblo tiene el gobierno que se merece”, no nos queda más que aceptar que el “Vox populi” es muy sabio. Con la edad he aprendido que cuando tenemos la oportunidad de escoger a un dirigente o de tomar una decisión en conjunto (o en equipo) debes de conocer los argumentos que pueden favorecer con tu voto, pero también debes de sopesar las cuestiones negativas, las que nos pueden afectar en lo individual o en lo colectivo. Siempre recuerdo la frase de Voltaire “Podre no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”, la cual podemos parafrasearla “No estoy de acuerdo con su voto, pero defenderé su derecho a emitirlo”.

Cuando en nuestro país se entienda que emitimos un voto y que al final no es uno sino miles de sufragios los que deciden, y que así como existe la posibilidad de que gane mí preferido también la hay que sea vencedor el contrincante podremos aspirar a ser uno desarrollado. En mi opinión, la democracia significa que no porque no ganó a quien favoreció mi voto, ahora voy a estar en contra, al contrario habrá que sumar y por supuesto si las cosas no se hacen de la manera correcta también tenemos el derecho de señalar pero a su vez de aplaudir lo bueno.

Por otro lado, si ganamos no se trata de buscar revancha y desquitarnos, sino de entender que ahora tenemos la confianza del electorado, y debemos de gobernar para todos no solo para mi partido. El México bizarro del que hablaba en el artículo anterior está lleno de historias políticas deleznables, gracias a las cuales no hemos podido desarrollar el potencial de nuestro país.

No vote por Andrés Manuel López Obrador, pero tampoco le deseo lo peor. Tampoco soy enemigo de sus seguidores y estoy en la mejor disposición de seguir haciendo lo que mejor se, tratar de formar mejores ciudadanos a través de la enseñanza.
La próxima semana, la desventaja de ser talentoso.

            Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Director del Área 1 de los Toastmasters y
Presidente del Club Ejecutivo de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California

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