Los conjurados
Ricardo Sigala
El sábado 14 de julio recibí un
mensaje de Milton Iván Peralta en el que me decía que don Ramón Rojas Chávez
acababa de morir. Pronto confirmé la noticia en las redes sociales. Hacía
muchos años que no tenía noticias del poeta de Gómez Farías. Lo había conocido
veintidós o veintitrés años atrás, en el taller literario de la Casa de la
Cultura de Ciudad Guzmán. Formó parte de aquella primera generación de asistentes,
entre quienes recuerdo los nombres de Juan José Elizondo (+), Jesús Juárez,
Jesús Vázquez, Teresa Gómez Cervantes, Cecilia Villagrana, Antonio Vázquez Clavel
y más tarde se incorporaría la poeta chilena Marianela Puebla, entre los
jóvenes tengo muy presentes a Gandhi y Omar Magaña, a Marcela Moreno y al mismo
Milton Iván Peralta.
Sin duda, Ramón Rojas Chávez era el
miembro más avanzado de ese grupo. Contaba con un dominio del oficio por encima
del resto de nosotros. Conocía más que bien las formas poéticas tradicionales:
la silva, el soneto, el alejandrino, la décima... Pero además ejecutaba sus
versos con una soltura y naturalidad inesperadas. La métrica y la rima le eran
connaturales. Por supuesto, técnicamente era un escritor tradicional e incluso
conservador, como podía esperarse de un poeta de provincia; pero eso no era un
obstáculo para la manifestación de sus necesidades de comunicación estética.
No recuerdo haberle hecho
correcciones a sus poemas; sí que le sugerí que experimentara el verso libre, más
siempre volvía a la seguridad de las formas clásicas. Creo también recordarle
algún intento narrativo. La verdad es que cuando Ramón Rojas Chávez se integró
a nuestro taller literario ya era un escritor, más tarde comprendí que él no
necesitaba de las enseñanzas del grupo, lo que tenía era una gran necesidad, y
un gusto también, de compartir sus composiciones, como él las llamaba. Siempre
reconocí en él un asiduo asistente y un animador indiscutible del taller
literario en su primera etapa.
En cierta ocasión leí su currículo
y me quedé sorprendido de la cantidad de premios y reconocimientos literarios
que había obtenido. Decenas de galardones y menciones en certámenes municipales,
estatales y nacionales, incluso había ganado concursos de poesía en alguna
ciudad norteamericana. Ramón Rojas Chávez publicó los poemarios Musa Kaleidoscópica (1971), Grageas (1993), Romancerillo del Tepeyac (1995) y Homenaje a Zapotlán (2012). Por Víctor Aranda me entero que, Ramón
Rojas ,también realizó investigación histórica y antroplógica en sus libros Cuauoteponahuastitlan, San Sebastián (1981) y Desde puertas adentro (1989), que
perteneció a la “Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de
Jalisco”, y que estuvo vinculado a grupos culturales como el “José Clemente
Orozco”, “Arquitrabe” y “Calmécac”.
Don Ramón Rojas Chávez murió el sábado
14 de julio a los 85 años de edad en su natal Gómez Farías. Hoy lo recordamos y
lo reconocemos.
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