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viernes, 8 de junio de 2018

Violencia y seguridad social








Un momento por favor         



J. Jesús Juárez Martín


Hace mucho tiempo, 27 años; Ciudad Guzmán era población tranquila, apacible, amable, percibíamos la tranquilidad y seguridad por las calles, en los trabajos, en nuestras casas y quienes nos avecindábamos por estos lares, nos sentíamos bienvenidos entre la población. Las puertas de las casas  abiertas eran muestra de civilidad y bien vivir, nos sorprendía que el centro de la ciudad a las 3 a 4 de la tarde y a las 9 o 10 de la noche, prácticamente quedaba sólo y caminar por sus calles era un ejercicio seguro y gratificante, hasta las maquinitas del portal de Bancomer, guardaban reposo del agitado día que con gritos y emociones se llenaba de la clientela circulante, porque el dinero  que se les daba a los niños y jóvenes, pronto se agotaba y las máquinas tragamonedas carecían de cortesías. Las noches, un tanto silenciosas, propicias para el descanso y convivencia familiar,  nos recluíamos en nuestro hogar, la televisión conectada a los  aparatos que llamábamos videocaseteras con películas de formato Beta y VHS de Videocentro, del Portal Hidalgo y al lado de lo que es el Casino Por la Calle Medellín, frente a la plazoleta de Gordiano Guzmán, dos lugares notables, dijéramos hoy, icónicos, cercano a calle Primero de Mayo; las cintilantes estrellas saltaban por la comba celeste haciendo guiños a los  enamorados que los contaban semiconscientes en su romance, esperando la luna, testigo y destino de miel ...

Como anécdota se comentaba que después del terremoto del 85 existió un delincuente serial que se ocultaba allá por el lejano Panteón y finalmente pudieron meterlo en cintura revelándose que era un personaje llegado del sureste, detenido el susodicho personaje volvió la tranquilidad a Ciudad Guzmán.

Actualmente la inseguridad en Zapotlán el Grande es manifiesta, los pobladores tomamos precauciones para no sufrir un ataque o sorpresas sobre nuestro elemental patrimonio frente a las situaciones de inseguridad que se viven en nuestra querida Patria, sabemos, conocemos  comentarios personales de levantones y secuestros, del pago al “alguien de la Plaza” para que no obstaculicen su actividad, de otra forma, los riesgos aumentan para el desempeño laboral con el grave riesgo, porque seguridad pública, está rebasada en muchos de los casos o lo que puede resultar fatal infiltrados por alguna organización criminal.

Bástenos mencionar algunos ejemplos cotidianos de este año de la inseguridad nacional que es posible ustedes tengan suficiente información. Durante la presente campaña electoral  se han asesinado entre funcionarios de gobierno y candidatos 87 y 37, con la reciente muerte a golpes del periodista Héctor González Antonio en Ciudad Victoria, son 6 periodistas asesinados en lo que va en este año electorero, igual que en los cercanos barrios o colonias, lugares alejados, centros de reunión, el robo está vigente y al alza,  en la vialidad citadina y carreteras, y que pensar de los asaltos a trenes, hay robos y ataque planeados que van en detrimento de la seguridad personal y robo de pertenencias.

En alguna colonia conocimos que una noche, tal vez serena y oscura, los amantes de lo ajeno fueron por los techos de algunas casas contiguas y a cada tinaco le extrajeron los tubos de cobre y bloquearon la tubería para que no se tirara el vital líquido, todo mientras el músculo dormía y los hampones actuaban teniendo como testigo la silenciosa luna plateada...

La espiral creciente de inseguridad, de impunidad y de falta de seguridad debidas a varios factores: Organizaciones delincuenciales que se apoderan de una parte de la geografía para imponer condiciones, suplantando leyes y reglamentos de buen gobierno por cuotas, amenazas y hechos delictivos en contra de quienes no se someten. Incapacidad real de la autoridad, o bien la infiltración de maleantes en los cuerpos de seguridad social que extorsionan con o sin complicidad y un descuido de las responsabilidades del orden porque en las campañas electorales muchos políticos con responsabilidades de seguridad, deshojan la margarita por seguir ascendiendo en la vapuleada política de grandes recompensas.

Urge volver a confiar en las autoridades y que ellas correspondan con servicio, lealtad y conciencia ciudadana. No podrá haber éxito si no hay acciones primeras que rompa la inercia pasiva de prevención, vigilancia, denuncia de riesgos, e delitos y acciones policiacas a favor de la población, en una comunicación entre pueblo y autoridades con acciones primeras de acercamiento, eficiencia respeto y solidario apoyo y haya respuesta leal y comprometida.


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