Un
momento por favor
J. Jesús
Juárez Martín
Hace
mucho tiempo, 27 años; Ciudad Guzmán era población tranquila, apacible, amable,
percibíamos la tranquilidad y seguridad por las calles, en los trabajos, en
nuestras casas y quienes nos avecindábamos por estos lares, nos sentíamos
bienvenidos entre la población. Las puertas de las casas abiertas
eran muestra de civilidad y bien vivir, nos sorprendía que el centro de la
ciudad a las 3 a 4 de la tarde y a las 9 o 10 de la noche, prácticamente
quedaba sólo y caminar por sus calles era un ejercicio seguro y gratificante,
hasta las maquinitas del portal de Bancomer, guardaban reposo del agitado día
que con gritos y emociones se llenaba de la clientela circulante, porque el
dinero que se les daba a los niños y jóvenes, pronto se agotaba y
las máquinas tragamonedas carecían de cortesías. Las noches, un tanto
silenciosas, propicias para el descanso y convivencia familiar, nos
recluíamos en nuestro hogar, la televisión conectada a los aparatos
que llamábamos videocaseteras con películas de formato Beta y VHS de
Videocentro, del Portal Hidalgo y al lado de lo que es el Casino Por la Calle
Medellín, frente a la plazoleta de Gordiano Guzmán, dos lugares notables,
dijéramos hoy, icónicos, cercano a calle Primero de Mayo; las cintilantes
estrellas saltaban por la comba celeste haciendo guiños a
los enamorados que los contaban semiconscientes en su romance,
esperando la luna, testigo y destino de miel ...
Como
anécdota se comentaba que después del terremoto del 85 existió un delincuente
serial que se ocultaba allá por el lejano Panteón y finalmente pudieron meterlo
en cintura revelándose que era un personaje llegado del sureste, detenido el
susodicho personaje volvió la tranquilidad a Ciudad Guzmán.
Actualmente
la inseguridad en Zapotlán el Grande es manifiesta, los pobladores tomamos
precauciones para no sufrir un ataque o sorpresas sobre nuestro elemental
patrimonio frente a las situaciones de inseguridad que se viven en nuestra
querida Patria, sabemos, conocemos comentarios personales de
levantones y secuestros, del pago al “alguien de la Plaza” para que no
obstaculicen su actividad, de otra forma, los riesgos aumentan para el
desempeño laboral con el grave riesgo, porque seguridad pública, está rebasada
en muchos de los casos o lo que puede resultar fatal infiltrados
por alguna organización criminal.
Bástenos
mencionar algunos ejemplos cotidianos de este año de la inseguridad nacional
que es posible ustedes tengan suficiente información. Durante la presente
campaña electoral se han asesinado entre funcionarios de gobierno y
candidatos 87 y 37, con la reciente muerte a golpes del periodista Héctor
González Antonio en Ciudad Victoria, son 6 periodistas asesinados en lo que va
en este año electorero, igual que en los cercanos barrios o colonias, lugares
alejados, centros de reunión, el robo está vigente y al alza, en la
vialidad citadina y carreteras, y que pensar de los asaltos a trenes, hay robos
y ataque planeados que van en detrimento de la seguridad personal y robo de
pertenencias.
En
alguna colonia conocimos que una noche, tal vez serena y oscura, los amantes de
lo ajeno fueron por los techos de algunas casas contiguas y a cada tinaco le
extrajeron los tubos de cobre y bloquearon la tubería para que no se tirara el
vital líquido, todo mientras el músculo dormía y los hampones actuaban teniendo
como testigo la silenciosa luna plateada...
La
espiral creciente de inseguridad, de impunidad y de falta de seguridad debidas
a varios factores: Organizaciones delincuenciales que se apoderan de una parte
de la geografía para imponer condiciones, suplantando leyes y reglamentos de
buen gobierno por cuotas, amenazas y hechos delictivos en contra de quienes no
se someten. Incapacidad real de la autoridad, o bien la infiltración de
maleantes en los cuerpos de seguridad social que extorsionan con o sin
complicidad y un descuido de las responsabilidades del orden porque en las
campañas electorales muchos políticos con responsabilidades de seguridad,
deshojan la margarita por seguir ascendiendo en la vapuleada política de
grandes recompensas.
Urge
volver a confiar en las autoridades y que ellas correspondan con servicio,
lealtad y conciencia ciudadana. No podrá haber éxito si no hay acciones
primeras que rompa la inercia pasiva de prevención, vigilancia, denuncia de
riesgos, e delitos y acciones policiacas a favor de la población, en una
comunicación entre pueblo y autoridades con acciones primeras de acercamiento,
eficiencia respeto y solidario apoyo y haya respuesta leal y comprometida.
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