jueves, 21 de junio de 2018

El negocio de los perrhijos






Samuel Gómez Patiño


Existen historias de familia que trascienden al tiempo, ya sea por su peculiaridad, por ser graciosa o simplemente porque para las personas que la han vivido son parte de una leyenda. Inicio con una que cada que me acuerdo (porque estuve involucrado) me da risa ya que me sigue pareciendo gracioso, aunque me parece que a mí contraparte no.


            En aquellos años, apenas iniciaba mi noviazgo con mi esposa Rosario, y parte era ir conociendo a su familia (algo numerosa), primero sus hermanos, luego fui conociendo a sus sobrinos, sus tíos y por supuesto a su padre. La historia inicia con…

            Érase una vez…una tarde (no recuerdo si de verano o de invierno), estaba en la mesa de la casa de ellos sentado cuando entro una de mis sobrinas, entonces de unos cuatro años y me saludo. Como me había percatado que mi cuñada Lucía le había comprado una tortuguita y estaba en la mesa del comedor en una cajita especial, la tomé y sin una mala intención se la di a mi sobrina.

Bellita, este regalo es para ti. Le comenté.
La niña emocionada al ver su animalito me dio las gracias y se sentó muy contenta a contemplarla. Entonces llego mi cuñada y le pregunto:
¿Te gusto tú regalo?
Mi tío Samuel me la dio- dijo la niña.

En teoría, su tío Samuel se la dio, pero su tía Lucía se la compro. Y esta historia, continuo con los años y, hasta la fecha mi sobrina Beatriz sabe que yo le regale su tortuguita, chiste que no le gusta a mi cuñada, y la verdad no entiendo por qué.

Concebimos como familia a la unión de dos seres para la procreación, cuidado y educación de la descendencia, reuniendo alrededor de ellos a los demás parientes; pero hoy que podemos estar más cercanos, nos vemos en la necesidad de tener unos familiares inesperados: las mascotas.

El hombre a través de los años ha admirado y a veces hasta idolatrado a los animales, por cuestiones como las supersticiones, la compañía, el cuidado de nuestras propiedades y hasta algunas veces por excentricidades. Pero ahora más que nunca, las mascotas o animales de compañía se han convertido en una parte importante de nuestra casa. Tanto, que debemos considerarlas como parte del presupuesto.

Tener un perro, por ejemplo, era por lo general para que cuidara nuestra casa, en algunos casos para que nos acompañen; incluso compartíamos nuestra comida, les arreglábamos un lugar para que durmiera y se cuidara de la intemperie, nos mostraba su cariño siendo fiel a nosotros y, era uno más en la casa. No sé cuándo los convertimos de nuestro perro fiel a nuestro amigo o hijo más cercano.

Entiendo que los animales necesitan de nuestra ayuda tanto como nosotros de ellos, pero me parece que de pronto exageramos. Estoy de acuerdo también, que hay personas que cuidan y luchan contra el maltrato animal, pero se olvidan de los esclavos, de los pobres explotados y de niños y mujeres secuestrados para explotarlos sexualmente, y no hacemos nada para resolver su problema.
Hoy existe una gran industria dedicada al cuidado de los animales, desde una boutique para bañarlos, cortarles el pelo y las uñas, hasta hoteles de vacaciones, restaurantes, tiendas de ropa, juguetes, hospitales especializados, en fin toda un conjunto de organizaciones alrededor de nuestras mascotas; justo es decir, que no sólo se trata de los perros, sino de peces, periquitos, víboras, tarántulas, ratones y algunos más exóticos como leones, tigres, cocodrilos, en fin, de todo hay en la viña del señor.

Lo que me parece preocupante es, que volquemos más nuestros intereses y sentimientos a nuestros animales, y no digo que no debemos de cuidarlos, al contrario, soy defensor de las especies tanto animal como vegetal, porque debemos cohabitar en este mismo planeta y cuidarlo por el bienestar de todos, pero creo que la sociedad está olvidando que la única forma de convivir y respetar el lugar donde vivimos es empezando por nosotros, la familia y nuestros vecinos. Debemos, aunque suene redundante ser “más humanos”. Todas las demás especies pueden convivir con nosotros, ¿Por qué nosotros no podemos?

Que no se convierta en negocio el tener una especie animal, sino en una manera de cuidar, concientizar y aprender de las demás especies.

Por cierto, voy a alimentar a mis peces de agua salada y de agua dulce y mis periquitos del amor. La próxima semana: inicia la guerra…comercial

La próxima semana, las consecuencias de una guerra comercial.

             Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California

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