Samuel Gómez Patiño
Existen historias de familia que
trascienden al tiempo, ya sea por su peculiaridad, por ser graciosa o
simplemente porque para las personas que la han vivido son parte de una
leyenda. Inicio con una que cada que me acuerdo (porque estuve involucrado) me
da risa ya que me sigue pareciendo gracioso, aunque me parece que a mí
contraparte no.
En
aquellos años, apenas iniciaba mi noviazgo con mi esposa Rosario, y parte era
ir conociendo a su familia (algo numerosa), primero sus hermanos, luego fui
conociendo a sus sobrinos, sus tíos y por supuesto a su padre. La historia
inicia con…
Érase
una vez…una tarde (no recuerdo si de verano o de invierno), estaba en la mesa
de la casa de ellos sentado cuando entro una de mis sobrinas, entonces de unos
cuatro años y me saludo. Como me había percatado que mi cuñada Lucía le había
comprado una tortuguita y estaba en la mesa del comedor en una cajita especial,
la tomé y sin una mala intención se la di a mi sobrina.
Bellita, este regalo es para ti. Le
comenté.
La niña emocionada al ver su
animalito me dio las gracias y se sentó muy contenta a contemplarla. Entonces
llego mi cuñada y le pregunto:
¿Te gusto tú regalo?
Mi tío Samuel me la dio- dijo la
niña.
En teoría, su tío Samuel se la dio,
pero su tía Lucía se la compro. Y esta historia, continuo con los años y, hasta
la fecha mi sobrina Beatriz sabe que yo le regale su tortuguita, chiste que no
le gusta a mi cuñada, y la verdad no entiendo por qué.
Concebimos como familia a la unión
de dos seres para la procreación, cuidado y educación de la descendencia,
reuniendo alrededor de ellos a los demás parientes; pero hoy que podemos estar
más cercanos, nos vemos en la necesidad de tener unos familiares inesperados:
las mascotas.
El hombre a través de los años ha
admirado y a veces hasta idolatrado a los animales, por cuestiones como las
supersticiones, la compañía, el cuidado de nuestras propiedades y hasta algunas
veces por excentricidades. Pero ahora más que nunca, las mascotas o animales de
compañía se han convertido en una parte importante de nuestra casa. Tanto, que
debemos considerarlas como parte del presupuesto.
Tener un perro, por ejemplo, era por
lo general para que cuidara nuestra casa, en algunos casos para que nos
acompañen; incluso compartíamos nuestra comida, les arreglábamos un lugar para
que durmiera y se cuidara de la intemperie, nos mostraba su cariño siendo fiel
a nosotros y, era uno más en la casa. No sé cuándo los convertimos de nuestro
perro fiel a nuestro amigo o hijo más cercano.
Entiendo que los animales necesitan
de nuestra ayuda tanto como nosotros de ellos, pero me parece que de pronto
exageramos. Estoy de acuerdo también, que hay personas que cuidan y luchan
contra el maltrato animal, pero se olvidan de los esclavos, de los pobres
explotados y de niños y mujeres secuestrados para explotarlos sexualmente, y no
hacemos nada para resolver su problema.
Hoy existe una gran industria
dedicada al cuidado de los animales, desde una boutique para bañarlos,
cortarles el pelo y las uñas, hasta hoteles de vacaciones, restaurantes,
tiendas de ropa, juguetes, hospitales especializados, en fin toda un conjunto
de organizaciones alrededor de nuestras mascotas; justo es decir, que no sólo
se trata de los perros, sino de peces, periquitos, víboras, tarántulas, ratones
y algunos más exóticos como leones, tigres, cocodrilos, en fin, de todo hay en
la viña del señor.
Lo que me parece preocupante es,
que volquemos más nuestros intereses y sentimientos a nuestros animales, y no
digo que no debemos de cuidarlos, al contrario, soy defensor de las especies
tanto animal como vegetal, porque debemos cohabitar en este mismo planeta y
cuidarlo por el bienestar de todos, pero creo que la sociedad está olvidando
que la única forma de convivir y respetar el lugar donde vivimos es empezando
por nosotros, la familia y nuestros vecinos. Debemos, aunque suene redundante
ser “más humanos”. Todas las demás especies pueden convivir con nosotros, ¿Por
qué nosotros no podemos?
Que no se convierta en negocio el
tener una especie animal, sino en una manera de cuidar, concientizar y aprender
de las demás especies.
Por cierto, voy a alimentar a mis
peces de agua salada y de agua dulce y mis periquitos del amor. La próxima
semana: inicia la guerra…comercial
La próxima semana, las
consecuencias de una guerra comercial.
Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme
al correo samuelgomez@uabc.edu.mx
o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
Vicepresidente Educativo del Club
Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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