Daniela Castrejón
Rosario
Castellanos nació el 25 de mayo del año 1925 y falleció el 7 de agosto del año
1974. Se crió cerca del rancho de su familia, en el sur del estado de Chiapas.
A la edad de 15 años, Rosario se fue a la ciudad de México con su familia, esto
debido a que el actual presidente dictaminó una reforma agraria política de
emancipación, lo que hizo que la familia perdiera gran parte de sus tierras.
Su vida
nunca fue buena, desde los 7 años tuvo que pasar por la pérdida de su hermano
menor, quien murió por una apendicitis. A la edad de dieciséis años sus padres
mueren y ella queda huérfana y con muy pocos recursos para poder salir adelante
el resto de su vida.
Rosario
Castellanos estudiaba filosofía y letras en la universidad Autónoma de México
en el DF a la edad de 25 años y un tiempo después gracias a una beca ingresó a
la universidad de Madrid para estudiar estética. Al volver a México se integró
como profesora en la UNAM y en otras universidades.
Como
escritora, inició creando guiones para títeres, guiones para fomentar la
alfabetización. Fue columnista durante muchos años en un periódico, sus textos
se publicaban ahí semanalmente; fue también promotora en el instituto nacional
indigenista, apoyando a los indígenas de Chiapas y defendiendo sus derechos.
Sus creaciones literarias, que siempre fueron buenas le abrieron muchas
puertas, fue becada por la empresa Rockefeller, quien le dio una oportunidad en
el Centro Mexicano de Escritores.
Fue una
mexicana versista y autora; durante su vida escribió de una manera muy
explícita sobre la opresión cultural y de género. Fue novelista, Poeta,
ensayista y diplomática. Rosario Castellanos es considerada como la mujer que
les dio voz a las mujeres e indígenas.
En 1958
se casó con Ricardo Guerra, quien era maestro de filosofía, con el tiempo
decidieron tener un hijo en el año 1970 se convierten en padres de un varón a
quien llamaron Gabriel; etapa que marca de una manera positiva la vida de
Rosario Castellanos, ya que para ella el embarazo era un asunto complicado. Un
año después se separa por motivos de infidelidad de parte de su esposo.
Dedicó
gran parte de su trabajo a defender los derechos de las mujeres, gracias a una
de sus obras literarias que tuvo cabida en puestos gubernamentales y fue
reconocida como una gran contribución literaria, fue nombrada embajadora de
México en Israel en 1971.
Rosario
Castellanos murió el 7 de agosto del año 1974 en Tel Aviv, Israel debido a una
desafortunada descarga eléctrica.
Mujer
que sabe latín…
En cuestión a sus trabajos, logró influir
considerablemente en la ideología feminista, con su obra “Mujer que sabe latín”
que saca a relucir su postura como feminista, en donde deja muy clara la idea
de que el género masculino siempre ha tenido poder sobre las mujeres. Rosario,
siendo una mujer hábil y precavida a la hora de escribir tiene argumentos
sólidos y bien planteados que hacen de “Mujer que sabe latín” una obra muy
fácil de leer, de entender y de analizar.
Se
publicó por primera vez en el año 1973 y es hasta el día de hoy una de sus
obras más reconocidas. El título está inspirado en el refrán “Mujer que sabe
latín, ni encuentra marido ni tiene buen fin”, se puede considerar como la
frase que representaba la vida, obra y visión de la realidad de Rosario
Castellanos.
Este
libro, como pocos, tiene una estructura acertada, inicia con una breve
introducción, en donde nos encontramos desde una explicación sobre “la mujer a lo largo de la historia”
hasta pasajes de la biblia, como: “Parirás
con dolor, y si el dolor no surge espontáneamente, hay que forzarlo.
Proseguimos con la estructura del libro, en el siguiente capítulo, que muestra
a la mujer como una persona adecuada para participar en la labor de la
educación formal se hace referencia a la influencia cristiana, la cual habla de
que “la mujer tiene igualdad espiritual
con el hombre y tiene la misma posibilidad de salvarse o condenarse a la vida
eterna”, sin embargo no dejará de depender de un hombre desde el punto de
vista económico, intelectual y social y si no es así, cuando una mujer decide
trabajar se le da un puesto que no requiera de muchos conocimientos y que por
esa razón no se paga con grandes sueldos, ni que implique varias responsabilidades,
careciendo así de perspectivas de mejora, haciendo visible la sociedad machista
que el mundo todavía tolera.
Analizar
esta obra nos ha hecho darnos cuenta de que la mujer se ha visto oprimida y de
cierto modo, obligada a seguir un estatus ideal, regido por costumbres, e
ideologías de religión, que es en donde nos centramos en este análisis.
Cuando
mencionamos costumbres nos referimos a relaciones en pareja y por si fuera poco
a la descripción que hace la autora sobre esto; “la costumbre de una relación sadomasoquista entre hombre/mujer. La
costumbre de un hombre macho y una mujer abnegada” da a entender que se ha
estado colmando de estereotipos a la sociedad masculina, haciéndoles creer que
si una mujer tiene un nivel más alto que ellos (en cualquier aspecto) es porque
algo están haciendo mal.
En este
punto, nos enfocamos en cuestiones religiosas sobre la virginidad de una mujer.
Abarcamos esto en un fragmento del libro Mujer que sabe latín, que logró
impactar y también deja mucho en qué pensar…
“Tengamos el valor de decir que
somos vírgenes porque se nos da la real gana, porque así nos conviene para
fines ulteriores o porque no hemos encontrado la manera de dejar de serlo. O
que no lo somos porque así lo decidimos”. La sencillez y habilidad con la que Rosario
Castellanos dice esto, deja al lector sin palabras, sobre todo, se sabe que ir
contra la religión nunca ha sido bien visto. La autora escribe su postura y la
deja fluir hasta sentenciar por completo en un argumento completamente acertado: “No sigamos enmascarando nuestra
responsabilidad en abstracciones que nos son absolutamente ajenas, como lo que
llamamos virtud, castidad o pureza y de lo cual no tenemos ninguna vivencia
auténtica”.
BIBLIOGRAFÍA
Y REFERENCIAS:
MUJER
QUE SABE LATÍN… / ROSARIO CASTELLANOS — 4a ed. — México: FCE, mayo de 2017
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