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martes, 8 de mayo de 2018

Por un Senado que sirva










El cierre del periodo ordinario de sesiones en el Senado de la República deja un muy mal sabor de boca para nuestra democracia, sobre todo, de cara a los enormes retos que tiene el país en la tarea de reconstruir la confianza ciudadana y dignificar nuestras instituciones.

Lo que vimos en las últimas sesiones ordinarias del Senado de la República fue, a todas luces, una pérdida de cordura de parte del PRI y sus aliados. Distintos momentos marcaron esta jornada, pero me concentraré en tres:


1) La imposición de la Ley Chayote, un insuficiente y deficiente ordenamiento para regular la publicidad oficial, que no es más que una simulación frente a los vacíos legales en materia de derroche y discrecionalidad que privan la política de comunicación oficial. La obligación del Congreso de la Unión era aprobar un instrumento para controlar y transparentar el gasto en esta materia y para acabar con el manejo político de la propaganda oficial, pero la mayoría del PRI decidió otra cosa.

2) La cooptación del Inai por medio de comisionados “carnales”, impuestos por el PRI en una alianza todavía no esclarecida con Morena. Este proceso electoral ha puesto en competencia dos visiones: La de quienes pretenden desmantelar y desvirtuar a los organismos autónomos y la de quienes queremos fortalecerlos, modernizarlos y empoderarlos. En el Senado se impusieron los primeros.

3) La negativa de eliminar el fuero de los servidores públicos mediante el recurrente juego del PRI de simular y engañar. Luego de que esta reforma constitucional fuera aprobada en la Cámara de Diputados por todos los partidos políticos, incluido el PRI, en el Senado se topó con una mayoría dispuesta a hacer el ridículo con tal de no perder sus privilegios.


La inmunidad procesal de los servidores públicos es un anacronismo del viejo sistema de partido hegemónico, y la reforma aprobada por los diputados, aunque puede ser perfectible, resultaba satisfactoria política y legalmente. Naturalmente, no es la primera ni la última vez que el PRI, abiertamente, decide darle la espalda a una demanda ciudadana generalizada, lo que sorprende es que ni siquiera la posibilidad de mejorar su pobre situación electoral lo haya motivado a tomar una decisión digna y del lado de los ciudadanos.

El Senado de la República, como muchas instituciones de este país, necesita recuperar la cordura, la capacidad de tomar decisiones sensatas, responsables y que respondan a los intereses de los ciudadanos. En este proceso electoral, los mexicanos nos jugamos la oportunidad de elegir entre quienes han sido parte de estos problemas o entre quienes pueden recuperar el rumbo de las instituciones mediante la construcción de una nueva correlación de fuerzas políticas, donde la falta de cordura y la mezquindad ya no sean mayoritarias.

El próximo Senado, además de aprobar la eliminación del fuero, tendrá tareas de gran magnitud. Entre muchas otras, la de garantizar la plena autonomía de la Fiscalía General de la República, con una reforma constitucional y la expedición de la ley reglamentaria, así como mediante la designación de los fiscales general y Anticorrupción, además de que tendrá en puerta el nombramiento de un ministro de la SCJN. No serán tareas menores, ojalá llegue la cordura al Senado.
                

*Candidato al Senado de la República por Movimiento Ciudadano en Jalisco



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