Samuel Gómez Patiño
Hace años me
preguntaba una alumna:
¿Cómo le gusta
que le hablen? ¿De tú? o ¿de usted?
Como guste, nada
más no hable de “mi”- le conteste.
Con los años
he aprendido que uno de los temores más grandes que tenemos es a hablar en
público. El miedo a quedar en ridículo por lo que decimos nos puede dejar
paralizados. Por eso creo que en el momento que tomamos confianza, empieza a
disminuir nuestro miedo, y la mejor forma es practicando, practicando y
practicando.
Esta vez te
voy a recomendar el libro “No es lo que dices, sino como lo dices” del autor
Michael Parker, que dice cómo hablar y presentarte con poder y persuasión. Como
ya te he platicado anteriormente, pertenezco a los Clubes Toastmasters, y
precisamente entre para aprender a comunicarme adecuadamente.
Por supuesto me
ha ayudado en mi trabajo principal, la docencia durante los últimos 32 años de
mi vida y en las otras actividades que he desarrollado en la vida, como ser
maestro de ceremonias en los diversos eventos escolares y de clubes, puestos de
dirección e inclusive para mi vida diaria.
Estos son
algunos de los consejos que nos pueden servir para mejorar nuestra forma de
comunicarnos:
“He aprendido que la gente olvidara lo que digas, olvidara lo que hagas,
pero nunca olvidara como lo hiciste sentir. Maya Angelou”
Cuando quieres
comunicarte con el público, debemos preguntarnos ¿debo llegarle al corazón o a
su mente? Que interesante premisa, le podemos hablar para que se muevan sus
emociones o trato de hacerlo pensar. Lo que decimos y hacemos puede ser
importante, pero si movemos sus sentimientos, seguro recordarán mejor el
mensaje. Escoge bien tu historia, explica bien tu objetivo pero no olvides ve directo al centro de sus
emociones.
“El secreto es que el discurso suene como tú, pero mejor.”
Para lograr
impactar con nuestras palabras al público es importante mostrar honestidad al
hablar, convencimiento de que creemos en lo que decimos pero sobre todo que
visualicen que lo que decimos es superior a nosotros, debemos generar el
sentimiento de superación.
“Nunca tendrás una segunda oportunidad de causar una primera impresión”.
Cuando me
presento con mis alumnos siempre les platico que si me hubiera caído al entrar
el primer día, con los años no se acordarían de mi nombre o la materia que les
di, pero siempre seria la historia del maestro que al entrar se tropezó y cayó.
Escoges entrar a la plática con un mal chiste, inadecuado al público la
respuesta de este será de rechazo y te será difícil cambiar la opinión que se
crearon y, aunque eres un experto en el tema lo más seguro es que ya no te
pongan atención.
“El secreto para salir adelante es comenzar” Mark Twain
Te comentaba
líneas arriba que una forma de evitar el miedo era practicar, practicar y
practicar; bueno te comento que las primeras veces que me solicitaron ser el
maestro de ceremonias en algunos eventos universitarios (inclusive antes de ser
maestro), al ver que se abría el telón y se asomaba todo el público presente
ante mis ojos, estuve a punto de salir corriendo y dejar el atril sólo, nunca
lo hice pero es indudable que cada vez fui aprendiendo a dominar mis nervios,
lo que no significa que en la actualidad no me ponga nervioso, sino que he
aprendido a trabajar con ellos y sobre todo a disfrutar de cada evento en los
que estoy.
“No levantes la voz. Mejora tu argumento” Arzobispo Desmond Tutu
A veces el
silencio es la mejor respuesta. Debemos aprender no solo a utilizar las
palabras, sino a modularlas adecuadamente. Donde se necesite fuerza abra que
mostrarla, pero no a gritos sino con el tono necesario para reforzar la
palabra. Es bueno estudiar el tema a tratar, entenderlo bien pero sobre todo
conocer el nivel del público para adecuar lo que sabemos y como decirlo, gritar
solo hace vernos autoritarios y descubre nuestra falta de conocimiento para
dialogar.
“Si quieres hacer reír a Dios, cuéntales tus planes” Woody Allen
Por último,
esta reflexión: debemos reconocer que los tiempos cambian, que nosotros podemos
fijar un gran plan pero también que los debemos cambiar según las
circunstancias, y esto no es necesariamente fracasar. Cuando vemos a Javier
“Chicharito” Hernández anotar, nos olvidamos de todas las veces que fallo, en
la memoria de todos, guardamos sus éxitos y olvidamos sus fracasos, igual él.
No nos dejemos
guiar por las interpretaciones de unos cuantos que nos llevan a cambiar el
nombre de un producto de “Negrito” a “Nito” para no ofender a nadie. Pues bien,
no me gusta que me digan “Güerito”, porque me ofenden.
La próxima
semana, los perrijos.
Me
gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Vicepresidente Educativo del Club
Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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