Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
El Volcán/Guzmán
Ante el
riesgo que pueden representar para los niños y hasta jóvenes que se “bañan” en
las aguas de la Plaza Las Fuentes, por tratarse de un líquido que fluye hacia
arriba y luego se canaliza por declive hacia el equipo que las lanza de nuevo
al aire cuando están en funcionamiento, habiendo recogido en ese trayecto la
inmundicia que sin duda hay en las planchas de concreto producto del paso
continuo de personas, bicicletas y hasta de vehículos a motor, es necesario que
las Autoridades Municipales y de Salud de Zapotlán el Grande hagan un llamado a
los despistados padres de familia que permiten que eso suceda.
Los olores que despiden dichas aguas
denotan que no son tratadas y más si fluyen una y otra vez en un círculo
viciado de contante contaminación, razón por la cual y como medida sanitaria
debería tomarse algunas acciones que pueden ir hasta la prohibición para que
los menores se metan a los chorros para mojarse en un intento de diversión sin
valorar el peligro, o bien que dichas aguas reciban un tratamiento para la
eliminación de los contaminantes que pueden contener por lo antes dicho, y si
es que al respecto no se ha tomado la medida de prevención.
El funcionamiento del equipo instalado en este sitio que se denomina como Plaza Las Fuentes, se hace casi todos los días desde que se pusieron de nueva cuenta en condiciones de uso, se ha visto que su operación es por etapas, o bien, en ocasiones especiales, funcionan al parejo el total de los chorros o fuentes constituyendo de alguna forma un atractivo tanto que, por niños y jóvenes, los invita a darse su remojón con agua que puede contener elementos que pueden afectar su salud, no solo por estar a la intemperie, también por los contaminantes y suciedad que recogen día a día.
Hasta el momento, que se sepa, no se
ha reportado niño o joven alguno enfermo producto de esta diversión,
inconscientes del riesgo que se corre, lo que se busca es evitarlo haciendo
conciencia en los padres de familia, que se traten con descontaminantes dichas
aguas para que no constituyan riesgos para nadie y, en caso extremo,
estableciendo un sistema de vigilancia para evitar que niños y jóvenes se mojen
con estas aguas porque, de hecho, si bien se instalaron con fines de atraer
turismo y visitantes al lugar, no son regaderas ni baños públicos, que la gente
les dé ese uso sin tomar en cuenta el riesgo que corren sus hijos es otra cosa,
por lo que es obligación y derecho de las autoridades de salud y municipales
tomar las medidas más pertinentes al caso.
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