Samuel Gómez Patiño
Hace algunos
años, estando dando mi clase les platicaba sobre la ética en los negocios y un
tema que salió en la conversación fue el pago de impuestos y la correcta
utilización que el gobierno debe hacer con ellos. El caso es que una alumna
levanto la mano para comentar lo que opinaba su mamá sobre el pago de los
impuestos:
Mi mamá me
dice que no paga los impuestos de su negocio porque el gobierno se lo roba para
beneficiarse.
Es curioso que
queremos vivir en un país primermundista (si es que existen) pero seguir pensando como nación tercermundista. Soñamos
con un país ordenado, limpio y honesto, pero solo cuando nos conviene. Para mí
la democracia significa participar activamente y votar y si pierdo, aceptarlo y
ayudar a mejorar a nuestro país. En el mejor de los casos me molesto y no
actuó, pero por lo general además de enojarme me convierto en la piedra en el
zapato del que gana.
Supongo que alguna vez has escuchado
el cuento de los cangrejos, bueno de todas maneras te lo voy a contar:
En dos cacerolas tenían cangrejos,
unos de origen japonés y los otros mexicanos. Una de las cacerolas tenía una
tapa que evitaba que pudieran salir los animales mientras que la otra se
encontraba destapada. Entonces alguien le pregunto al cocinero porque estaban
así, a lo que él le contesto:
Mira, los
cangrejos japoneses están tapados porque cuando uno logra llegar a la salida
empieza a jalar a los demás para salir todos. En cambio los cangrejos
mexicanos, cuando se dan cuenta que uno de ellos está a punto de lograr llegar
arriba los demás lo jalan para evitar que se vaya, no ocupan tapadera.
Escucho a
muchos mexicanos concentrarse en los problemas, perder tiempo y energía
lamentándose por su “mala suerte”, y no en encontrar soluciones, en aportar y
participar en el cambio. No nos queremos comprometer. Pero para criticar, para
eso somos excelentes.
Todo esto sale
a relación de un artículo que leía en días pasados de que el SAT va por los
médicos, dentistas y otros profesionistas, lo que me hace reflexionar sobre
varios puntos que deberíamos todos de entender. Los que trabajamos de manera
formal como en mi caso, maestro universitario, pago a través de mi patrón mis
impuestos. Cada peso que recibo es gravado, retenido y pagado a Hacienda cada
año, y en la mayoría de los casos ni siquiera estoy exento con los pagos
adicionales. También consumo, y por lo general me cuesta en impuestos el 16 % a
través del Impuesto al Valor Agregado (IVA); la universidad declara y paga aproximadamente
un 35 % de mi sueldo (Impuesto al trabajo, mejor conocido como Impuesto Sobre
la Renta) y al sumar el del consumo vengo pagando en impuesto alrededor del 45
al 50 % aproximadamente.
Los
trabajadores informales, no declaran el ISR y solo contribuyen al erario con el
pago al consumo (IVA), y en este país existe un porcentaje muy alto de personas
en este status, no contribuyen al gobierno pero igual exigen el cumplimiento de
este para obtener los servicios pagados a través de los ingresos que obtiene
vía impuestos Hacienda.
Y encontramos
otros contribuyentes, que teniendo la obligación de declarar y por supuesto
contribuir al erario, lo evaden, muchos de ellos profesionistas que se vieron
beneficiados con estudios en escuelas públicas administradas con recursos de
los que si contribuyen. Estoy seguro que has acudido a una consulta médica que
no te facturan, o contratado los servicios de un abogado que tampoco te da un
comprobante fiscal y así, encontraremos muchos servicios de profesionales que
con el pretexto de no cobrarte el IVA y apoyados en que no lo podemos deducir
evitan entregar el comprobante y por lo general no declaran el total del
ingreso.
Pues bien,
este fue el primer año que hice declaración como persona física y me encontré
con algo interesante, obtuve una devolución de impuestos ya que excedió lo que
la universidad declaro y pago por mí, y debido a los ajustes ahora sé que si
voy al médico, al dentista y hasta con un psicólogo (me parece que lo voy a
necesitar para conocer este México bizarro), puedo deducir una parte, aunque
debo hacerlo a través de tarjeta bancaria o transferencia electrónica, y por
supuesto no soy al que busca el SAT, sino poner en orden a todos los que por
años se han aprovechado. Lo que es justo debe de ser justo.
Por cierto, a
la alumna le conteste que estaba de acuerdo con su mamá, pero también le dije:
-Dígale a su
mamá que sea congruente. Mientras no quiere pagar sus impuestos por las
ganancias de su negocio, si quiere tener a su hija estudiando en una escuela pública.
Dígale también, que ella está mal, porque se está aprovechando de los
contribuyentes que si pagan los impuestos para que haya educación. Por favor,
dígale que la inscriba en una escuela privada y que pague su educación en lugar
de sus impuestos.
La próxima
semana, IVA para todo, pero menos ISR para todos.
Me
gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Vicepresidente Educativo del Club
Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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