Milton
Iván Peralta
El
Volcán/Guzmán
El
maestro Dante Medina, nació en Jilotlán, Jalisco -donde ahora es llamado hijo
predilecto- el 24 de septiembre de 1954. En su haber ha escrito cuento, novela,
poesía, dramaturgia, traducciones, periodismo, y hoy en día publicará “Sin
miedo a las palabras”, cuentos completos de 1977 a 2017, los cuales serán
presentados en España, primero en Madrid, después en Bilbao.
PREGUNTA.- ¿De dónde viene la idea
de hacer un libro con sus cuentos completos, y cómo fue el trabajo de reunirlos?
DANTE MEDINA.- La idea viene de la
editorial Amargord, quienes ya han editado obra mía, la propuesta es publicar
las obras completas en cinco volúmenes, durante cinco años, comenzando por el
cuento. Es un volumen de mil doscientas páginas, que contiene lo que he
publicado los últimos 40 años, no hay nada inédito, en este libro aparecen once
libros y una recopilación de cuentos sueltos.
P.- Hace algunos años, hizo una
antología con la editorial Arlequín “A la Bisconversa”, ¿cuál es la diferencia
con la nueva obra?
DM.- Mucha, porque esa era una especie
de muestrario de lo que hacía a la época, incluía fragmentos de libros ya
publicados, pero también fragmentos de algunos no publicados, era una antología
de lo que había escrito ya publicado o inédito.
P.- ¿Cómo fue el proceso de reunir toda
su obra de cuentos?
DM.- Muy complicado, muy laborioso,
tomo mucho tiempo, tomó poco más de cuatro meses, los libros publicados fuer
elativamente fácil, se trataba de revisar leer, uniformar para la edición, pero
encontrar y revisar textos publicados durante 40 años no fue nada fácil, fue
bastante complicado, llevó muchísimo tiempo, cuidado, búsqueda en bibliotecas,
hemerotecas, en archivos de amigos, fue muy complicado, me ayudo mi asistente
Sandra Llamas. Ya reunidos los textos ordenados, con los 374 cuentos que tiene
el volumen, había que hacer una nueva lectura, encontrar erratas, fue un
trabajo duro y contábamos con poco tiempo, porque en diciembre el editor
anuncia que el libro se presentaría en mayo. El libro va muy bien acompañado
con intelectuales de primerísimo nivel, como: Juan Rulfo, Fernando del Paso y
Dolores Álvarez, ha sido un trabajo a marchas forzadas, pero con mucho cuidado.
P.-
¿Cómo fue el enfrentarse a los primeros escritos, porque más que años,
pasaron décadas, cómo fue su relectura, su corrección, pasaron la crítica del
tiempo?
DM.- Nunca releo lo que escribo y
menos ya publicado, ese fue el reto, atreverme a leer lo que ya había escrito y
publicado, tenía un poco de miedo de saber si aquello no iba ser una decepción
para mí, como lector, incluso como crítico literario, unas de las cosas que
descubrí y me dejó contento fue el darme cuenta que no me repito, en la parte
anecdótica, narratológica, de factura,
no me repito, cada uno de los cuentos y novedosos. Otra de las cosas es que los
muy primigenios cuentos, efectivamente son cuentos de juventud, con algo de
ingenuidad, concierta frescura, pero con dosis de torpeza inicial, me pareció
que podían publicarse, aunque podía quitarlos, pero preferí no hacerlo, no me
arrepiento, meda un enorme gusto el haberle hecho un enorme caso a mis maestros
de juventud, que contaban muchas anécdotas de no apresurarse a publicar, de no
publicar por publicar, porque uno se arrepiente, porque desde muy joven antes
de los 20 años me contaron cantidad de historias de escritores que andaban muy
preocupado de recuperar un libro de juventud que ya no les satisfacía o les
avergonzaba, tuve mucho cuidado con eso y normalmente la historia de mi
escritura es que publico libros escritos muchos años antes, los he publicado
cuando los escribí 15 o 20 años antes. El primer libro que me publicó Armargod
es un libro que guarde 30 años. Eso me ayuda que no me arrepiento de mis
primeros escritos, porque cuido mucho el qué publicar, por miedo a la
vergüenza. Sí es un enfrentamiento revisar obra vieja, sí da miedo a ver qué
tonterías dije o dónde metí la pata, eso sí, nada maquillado, los once libros
están como aparecieron en las ediciones, salvo si había una errata, solo
corrección de imprenta.
P.- Hace algunas semanas le realizaron
un homenaje en su tierra natal Jilotlán, la cual siempre ha estado presente en
su obra, incluso tiene una novela que se llama “Jilotlán de los Dolores”.
DM.- Me fue estupendo, hicieron algo
extraordinario, algo que no me había dado cuenta, me lo dijeron y me lo replicó
mi traductor en Rumania y uno de mis críticos que más me sigue en España, me
dijeron unas cosas muy bonitas, es que tú pusiste a Jilotlán en el mapa, me
gustó mucho, en España me replicaron que en el mapa de la literatura, es muy
curioso que el discurso que dio mi hermana, es que mi hermano es un escritor
mexicano, jalisciense, pero sobre todo es un escritor de Jilotlán, porque a
donde quiera que voy dijo que soy de Jilotlán, es impresionante la enorme
referencia que hay de mi pueblo en mi obra, en todos los cuentos, que puedo y
novelas aparece el nombre, es increíble el cómo está en mi obra, y cómo comencé
a recordar cuantas veces en Alemania, Italia, España en Argentina, se reían un
poco, y tenía que explicar que yo no inventé ese nombre, tengo la suerte que
tiene precioso nombre, es como nombre mítico, que se parece a Macondo, Comalá,
a los nombre místicos de la literatura; además que a mi pueblo se le ocurra
hacer un acto rulfiano, tan extraordinariamente cínico a al manera arreolana,
casi una broma que uno no sabe de quién se esta burlando, un gesto de cariño,
de poner una placa en la casa en la que nací, estando yo vivo, me parece
absolutamente extraordinario, con reacciones mundiales de mis amigos, que eso nada más pasa en México. Arreola y
Rulfo siempre me dijeron que yo me había inventado ese pueblo, que no existía,
que no era cierto, los críticos literarios que fueron dos a presentar mi
novela, “Jilotlán de los Dolores”, los dos coincidieron en decir lo mismo,
venimos para convencernos de que Jilotlán sí existe, porque es un pueblo
mítico, del siglo XVI, es un pueblo más antiguo que Guadalajara, es una
historia interesante, soy el primer escritor de mi pueblo que se enseñó ahí,
eso me da un enorme gusto. Adonde voy lo presumo, soy de Jilotlán.
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