(Santa Cruz del Cortijo)
Claudia
Alejandra Jacobo Ibarra
El
Volcán/Tamazula
Juan
Villoro apuntó en alguno de sus textos “Los apellidos de las ciudades suelen señalar
un origen”. Indiscutiblemente también se
ha dicho que sus nombres propios son una representación de estas mismas. Por lo
que se refiere a Vista Hermosa (Santa Cruz del Cortijo), localidad ubicada en
el municipio de Tamazula de Gordiano, puedo decir que su visita me acarreo nuevos
saberes.
La
marcha dio inició en la parada de autobuses “Los Monos”, de Ciudad Guzmán. Preguntamos
a la vendedora de boletos a qué hora era el arribo del camión que va hacia
Santa Cruz, pues de este modo se anuncia su llegada. Lo abordamos a las 8:40
am. Durante la partida surgió la interrogante sobre la procedencia del nombre
de aquel lugar. Pronto me vi en la necesidad de empezar a deshilarlo, es decir,
a rastrear el significado de cada palabra. Por extraño o tedioso que parezca me
divertía aquella empresa, ya que era como reconstruir su pasado, y de lo único
que me valía era adentrarme al territorio y saber la opinión de los
lugareños.
El
autobús llegó a su destino; el calor ya empezaba a hacer sus estragos. En
marzo, durante la primavera no hay mucha humedad, por lo tanto, no es buena
temporada por el clima que ofrece. Al pisar el suelo empedrado y a primera
vista, en la esquina de una de las calles principales del centro de la
localidad, quedamos admirados ante una vieja hacienda, cuya fachada mohosa disimulaba
los rayos del sol; nos acercamos a ella y nos paramos a la sombra sobre la
banqueta. Advertimos que ocupaba una manzana completa.
Desvié
la mirada hacia un poste que indicaba en una de sus placas el nombre de la
calle “Ing. A. Lancaster Jones”, pero ¿quién es esta persona? Si consideramos
que los antiguos pobladores tuvieron la costumbre de poner nombre a sus calles,
plazas, espacios públicos y ciudades, de acuerdo con las situaciones de los
terrenos, entonces, aquella casona y la inscripción de alguna manera fueron la
primera pieza del rompecabezas. Una mujer sentada en la banqueta nos contó que
Lancaster Jones fue un empresario azucarero y que aquella hacienda fue hace
muchos años propiedad de la familia Lancaster; también nos reveló que el nombre
previó de la vieja casona fue hacienda de la Cruz; y muchos años después, tras
la compra de la contigua propiedad “El Cortijo”, las unieron, formando una sola
posesión, cuyo nombre fue y es Santa Cruz del Cortijo. Al final nos dijo: “lo
más seguro es que los dejen entrar, ahí hay una mujer que les puede enseñar el
lugar, podrán ver en el patio un trapiche y en la planta alta un gran comedor y
las recamaras”. Así terminó el contacto con la mujer. Ni tarde ni perezosos nos
dirigimos a la entrada de madera envejecida, pero no tuvimos éxito, pues no
encontramos a nadie que nos pudiera atender. Poco basto para que nuestro ánimo
flaqueara sino hubiese sido por la extraordinaria historia que nos acababan de
contar. De cierto modo, está experiencia
fue una primicia sobre el origen del nombre la localidad; sin embargo, aún
faltaba saber la procedencia de “Vista Hermosa”.
En seguida,
tomamos el rumbo hacia el panteón municipal de Vista Hermosa, cuyo camino nos
llevaría a “La Planta”. Por referencias anteriores, La Planta es un área acuática
que forma una impresionante serie de cascadas que crea un abrupto estanque
¿acaso sus aguas provienen del Río Tamazula o del Arroyo San Gerónimo?, tal
vez, pues son los más cercanos de aquel lugar.
Además, el comienzo del pasaje también
lo identifiqué porque existe un único campo de albercas. Por otro lado, la ruta
era terregosa, seca y calurosa; pero, transitamos en menos de una hora el plano
y ancho camino. En cuanto el fácil andar, vimos pasar a un grupo de personas en
bicicleta y a otras más en moto. Nosotros, caminando, pasamos un puente, el
cual sus brazos están hechos por rocas empedradas. Habrá que decir, que más
adelante, existen grandes extensiones de barrancos de diferentes tamaños,
amurallados por montículos de despeñaderos, recordé que en alguna ocasión una
amistad me contó que en esos terrenos montañosos cercanos a las cascadas existe
un lugar cuya leyenda trata sobre la aparición del diablo; incauto aquel que se
quiera acercar a su morada, pues resbaladizo y escabroso es. Aquel lugar se
puede identificar desde lejos porque es un peñasco rocoso gris obscurecido, en
su punta hay una cruz de metal, y sobre ella a cielo raso, vuelan grandes
buitres girando uno tras de otro.
A unos metros antes de llegar a la Hidroeléctrica,
caracterizada por una infraestructura escarlata, subimos por un pequeño
pasadizo que va rumbo a las primeras cascadas: ellas están en circulación a
través de la activación manual de la hidroeléctrica, así nos los hizo saber un
gentil hombre. Al estar parados sobre sus peñascos rocosos y húmedos, y
mientras la brisa del agua acariciaba nuestras mejillas y brazos, miré a José
mientras observaba absorto las cortinas del agua cristalina, las cuales
formaban un pequeño arcoíris, además del asombroso paisaje que la naturaleza
nos ofrecía. “¿Qué sientes?”, pregunté, “paz y humedad”, respondió.
Sonreímos. Después, bajamos y atravesamos por
un costado la hidroeléctrica para dirigirnos a la Planta. Más sorprendente fue
ver las bellas cascadas llenas de vida que descienden al estanque verdoso, cabe
señalar que en la época de lluvias su color es café claro porque la presión del
agua revuelve la tierra, además de aumentar el volumen del rio que atraviesa
por el dique, reduciendo la fuerza de esta misma. No nos zambullimos, al
contrario, mantuvimos distancia porque sus aguas son muy profundas y pueden
“jalar” hacia abajo. Aunque no sea un océano rebosante como en la historia
Odiseo, en que los marineros se dejaron seducir por el canto de las sirenas,
llevándolos a lo profundo del océano sin retorno, del mismo modo, atrayente era
sumergirnos, sin embargo, por extraño que parezca, no tenía sentido. Llegados a este punto, Francisco nos contó
que sus aguas, penosamente, han acarreado varias muertes.
De
regreso, Francisco nos narró lo anterior mientras estábamos en el “lugar
hechizado”. Lugar hechizado porque es una propiedad de mediana extensión “hecho
por la mano del hombre”, así lo interpretó mí compañero y realmente tenía razón.
La zona está destinada con fines especiales para la localidad y el turismo. Tiene
apenas dos años en que comenzaron con el proyecto y abierto al público poco
menos. Ahí existen áreas de descanso con sombrillas de palapa, hay una cisterna
de cemento para nadar ideal para los niños, un estanque de peces en que los
viajeros pueden pescar y zona de camping. La entrada tiene un costo de $20 y
$50 campamento por persona, dinero que es destinado para su remodelación. La
austeridad y limpieza, al igual que la Planta, es también una de las
características principales, a la vez, se puede apreciar a su alrededor largos
terrenales verdosos y el valle que circunda la región. No nos quedamos, pues
nuestro viaje fue de ida y vuelta.
Atravesamos
la placita rumbo a la hacienda. Esta vez, la suerte estuvo de nuestro lado. Un
hombre joven nos atendió, según, era uno de los dueños, así lo expresó uno de
sus compañeros. Nos permitió pasar sólo al patio y sus alrededores, porque la
persona encomendada de mostrar la hacienda no se encontraba y por lo tanto no
pudimos acceder a las habitaciones. Efectivamente, como lo detalló la mujer de
la banqueta, en el centro del patio reposa un trapiche, viejo molino que fue
destinado especialmente para la extracción de jugo de caña. Ahora concibo
porque Santa Cruz es una zona está circundada por cañaverales, al igual que
Tamazula. Escasa fue nuestra pesquisa de conocer un poco más, por lo que
decidimos salir de la hacienda y regresar después.
Al final de la tarde no supimos dar con el
origen del nombre de Vista Hermosa, pero me queda claro que, sus rutas
arropadas por magníficos paisajes, por sus cascadas majestuosas y soberbias,
por su pueblo lleno de tradiciones y leyendas, por su arquitectura rural, por sus
admirables terrenos de cañaverales y sus habitantes, representan todos ellos,
en conjunto, a Vista Hermosa.
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