*Magaly
Pérez Ruiz Esparza
A todo
individuo nos gusta ser aceptados, amados y respetados y para poder disfrutar
plenamente de ello es necesario contar con una alta autoestima, cosa que nos
lleva a actuar de manera adecuada en la sociedad. Por eso es importante conocer
los orígenes de ésta y los momentos en que podemos potenciarla o debilitarla.
El niño desde su nacimiento puede ir adquiriendo este sentimiento, por lo que
el papel que juegan los padres es primordial en el desarrollo sano de la
adquisición de la autoestima, ya que ellos lo determinan a media en que acepten
o no al infante. Algunas de las acciones determinantes pueden ser tan simples a
nuestro entender que las podemos pasar por alto; el simple hecho de perder el
equilibrio al empezar a caminar, es donde los niños manifiestan sus primeros
miedos, aquí es crucial la actitud que muestran los padres y que influye en la
formación de alta autoestima.
Al
llegar a la edad preescolar el niño comienza a socializar y si el ambiente que
lo rodea es de aceptación, de armonía y siente seguridad podrá desarrollarse
plena e íntegramente en esta etapa. A diferencia de aquellos a los que se
enfocan más en sus fracasos, serán niños que crecerán con el sentir de no ser
merecedores de afecto. Lo que necesita el niño para tener seguridad,
principalmente es sentir confianza en las personas cercanas a él o ella,
primero serían los padres y una vez en el jardín de niños con sus maestras o
maestros. Y lo que corresponde al hogar es substancial que el tiempo que se les
dedique sea sincero y con demostraciones de afecto, no solo palabras, ya que en
la actualidad los adultos estamos absortos en la tecnología que nos olvidamos
de las personas que nos rodean y no prestamos atención a sus necesidades; y
siendo un niño en pleno crecimiento y desarrollo de sus habilidades sociales es
necesario dejar de lado todo lo que nos distraiga de atender sus gustos,
necesidades, miedos, etc., para poder dedicar un tiempo de calidad.
La
autora del libro “Autoestima, motivación y desarrollo” Angélica Pulido
Velázquez, nos habla de los estilos de crianza y la influencia que éstos tienen
en la autoestima. El primero Crianza autoritaria: en ésta nos habla de aquellos
padres impositivos de reglas estrictas, con una disciplina estricta y
obediencia incondicional. En la cual no se le puede repeler al progenitor. Lo
que los lleva a limitar su libertad de explorar y por ende a mermar su
autonomía, porque forman hijos pasivos, temeroso y dependientes. Segundo:
Crianza autoritativa menor; muestra de poder y autoridad, buscando logro de
metas. Lo padres muestran firmeza cuando es necesario pero otorgando cierta
libertad, lo que lleva a tener hijos responsables, independientes y seguros de
sí. Tercero: Crianza permisiva; padres demasiado condescendientes, hogares en
los que hay poca y en ocasiones nula presencia de reglas; los niños consiguen
lo que quieren a base de berrinches, los padres otorgan lo que les piden por no
lidiar con las rabietas; lo que los lleva a no tener una conducta adecuada y
esto puede provocar que los niños sientan que lo que hagan o dejen de hacer no
tiene importancia y los desaliente provocando sentimientos de inferioridad. Y
por último: Crianza con ausencia del padre; aunque en estos tiempos no aplica
únicamente a la ausencia del varón, suele suceder que éstos niños tienen mimos
exagerados o todo lo contrario por recibir la descarga emocional de la madre o
padre abandonado.
Como se
han dado cuenta, la manera de educar repercute significativamente en la
autoestima de los hijos, el desarrollo integral del individuo comienza en el
núcleo familiar y posteriormente en el jardín de niños. Papá y mamá deben
ofrecer seguridad y confianza, también los docentes; la autoestima es de
trascendental importancia tanto para el individuo, como para un pueblo; lo que
nos lleva a ocuparnos de un problema latente en nuestra población y nos llevará
a fortalecer nuestra patria.
*Asesora
en el Centro de Actualización del Magisterio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario