>Un
momento por favor
José de
Jesús Juárez Martín
Todas
las profesiones y trabajos que realizamos los humanos son esenciales a la
humanidad para su sobrevivencia, desarrollo o su entretenimiento, porque la
diversidad de ocupaciones han surgido para responder a cada una de las
necesidades específicas de la sociedad y como reclamo se fijan en quiénes
tienen habilidades para realizarlas o encuentran el gusto de su ejercicio y
otros se anexan por el lucro primeramente.
Desde
siempre, los políticos, y quiero referirme brevemente a los políticos nuestros,
que los existen de profesión, por accidente o por beneficio personal económico,
pero que unos y otros pretenden quedarse en forma vitalicia en la ruleta
de la política tornándose sacrificados, devotos, porque las
mieles de la autoridad y del poder, impregnan sus sueños mesiánicos
que dinamizan la gestión social, según ellos. Se posesionan de los
ángulos frontales en los escenarios de la vida, su acción siempre
está al lado de los más necesitadosde su apoyo y las dietas estratosféricas les
permiten olvidarse de las penurias que los demás ciudadanos vivimos; ocupan los
titulares de las redes con millares de “likes” prensa escrita, auditiva y
visual, su protagonismo, impactante, tremendo en la vida social de sus
quehaceres o sus omisiones... algunos protestan por lo que hacen otras
autoridades, señalando con índice de fuego a los grupos opositores,
hacen festival de palabras y debates para medir su fuerza política,
pero hechos a favor de la comunidad: Poco y a veces menos..
La
Constitución, es el referente obligado, tiene lecturas diversas e
interpretaciones múltiples, el espíritu de las leyes queda descartado aunque a
los ciudadanos ordinarios nos parezca obvio, pero por no ser autoridad no
entramos en la diatriba jurídica, pero sí costeamos muchos operativos y entre
ellos los de seguridad por la vía de los impuestos a las omisiones cuando no se
ejerció la autoridad, quedando impunes daños millonarios a terceros y decenas
más de delitos equiparables de acuerdo al Derecho Penal.
El
próximo lunes es el aniversario CI, ciento un años de la
promulgación y los actos políticos estarán teñidos de verborrea partidaria,
porque los artículos que daban coherencia con la Revolución se han desgastado,
no por los cambios del mundo, sino porque el sentimiento de nacionalidad no
mueve a los políticos, un neoliberalismo que despoja recursos naturales, suelo,
mexicanos entregados a la voracidad mercantil, les mueve a los políticos
realizar grandes obras, necesarias, tal vez, más codiciadas por desvíos,
prebendas, comisiones y cuotas de poder que se reflejan en los patrimonios
particulares y en carreras políticas.
El
costo a la impunidad ante los ilícitos tipificados por reglamentos de buen
gobierno y leyes, etc., es la multiplicación de conductas antisociales, es
oxígeno, chispa para brotes incendiarios ante los vacíos de autoridad o
de corrupción que asfixia al pueblo.
Año político, final de un sexenio decepcionante, aunque se presuma desde
la altura de los Pinos las bondades de Reformas que no redimen a los necesitados,
cuentan los millones de inversión y desconocen los aumentos de la canasta
básica, y llegan a aberraciones estimativas para los
pulverizados salarios mínimos que centraliza el manejo con argucias,
opacidad de la realidad en un estatismo con tendencia de manejos inadecuados
para la autosuficiencia de las clases trabajadoras.
Señalan los primorosos, el aumento de delincuencia en Chihuahua, cuando los
focos rojos, brillan ante el monitoreo internacional que se enrojecen por
víctimas nacionales: Guerrero, Colima, Oaxaca, Michoacán... tantos más...
tierras en disputa que como epidemia contagian a los que llamábamos estados
pacíficos, la violencia enraizó en la sociedad, los cuerpos de seguridad
pública, impotentes ante la delincuencia, fortalecidos por el Ejército y Marina
que se apartan de la razón de su creación, ahí están Oaxaca, Veracruz, la
Ciudad de México, efervescentes que sobreviven en la delincuencia y violencia
Soluciones
que no llegan, ni puede darse por el gobierno en el los caóticos estados
después de años de conflictos crecientes. Si creyéramos a los agoreros
asegurando que los tiempos políticos así son, estaríamos cerrando la esperanza
a las instancias viriles ante instancias de gobierno en conflicto por su
desempeño. La lucha electoral a cinco meses de elecciones, desgasta, cansa,
desvía atención a la situación de emergencia en la sociedad entorpece, aturden
los medios informativos, saturan redes sociales y sabemos que salen de nuestras
aportaciones de contribuciones, impuestos, nos flagelan, gracias al INE. Que
dispone de tanto dinero para regalarlo o mal emplearlo en contiendas políticas.
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