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martes, 6 de febrero de 2018

La música en la educación preescolar

                                               


*Mtro. Eduardo Ponce Llamas


Desde antes de nacer, el niño se encuentra inmerso en un ambiente estético determinado; la familia aporta una importante influencia y las instituciones educativas introducen elementos que facilitan el enriquecimiento estético del pequeño. Puesto que el ser humano está preparado para conocer el mundo a través de los sentidos, los sentimientos y el intelecto, la introducción musical desde la edad infantil contribuirán enormemente al desarrollo integral del individuo, dado que la persona que crea, que construye, difícilmente destruye.



Trabajar la música con niños requiere de una sistematización metodológica con distintos grados de implicación de sus progenitores, que van en relación al nivel de autonomía de los pequeños.

Antes de decir sus primeras palabras, los niños ya canturrean. Imitan la entonación de sus padres al hablar y comienzan así a apuntalar las bases del lenguaje. De hecho, la capacidad de hablar y la de comprender la música comparten recursos cerebrales, por lo que numerosos estudios de neurociencia se han centrado en estudiar si potenciar una de las dos áreas puede comportar beneficios transferibles a la otra.

Estudios confirman la importancia de la música en los primeros años de vida. La Escuela actual considera que la música debe abarcar al hombre en su totalidad, de manera integral. Asimismo, pedagogos como Montessori, Decroly, las hermanas Agazzi, entre otros también coinciden en la importancia de la música destacando el valor que tiene la educación musical en la sociedad.

Los niños están en contacto incluso antes de nacer con la música, con los sonidos del ambiente que le rodea, de la madre, el padre, …el bebé se desarrolla en un entorno sonoro diverso y complejo, por lo que la educación musical puede comenzar desde incluso antes de nacer el bebé, y puede iniciarse en el seno materno si la madre canta o escucha música.

En el seno materno el bebé reacciona ante determinados sonidos, modificando su posición y generando una respuesta cuando lo oye. De esta forma, se ha demostrado que los sonidos graves tienen un efecto más relajante que aquellos que son agudos, y que hay sonidos que agradan al bebé y le proporcionan relajación y tranquilidad.

Todo es posible debido a que el oído es el primer órgano sensorial que se desarrolla dentro del útero; el feto oye, reacciona al sonido y aprende de él. El niño/a discrimina sonidos tanto provenientes de la madre (latido cardíaco, relajación, …) como sonidos exteriores (ruidos, música…).

Desde las primeras etapas del desarrollo, los niños/as emiten respuestas (motrices, sonoras, de atención, …) a estímulos musicales que son reiterados durante un periodo de tiempo.

Las canciones de cuna, por su parte, proporcionan al niño bienestar, relajación, estrechan el vínculo de la madre con el hijo, siendo una actividad en la que los dos están conectados (voz-escucha). El bebé reacciona ante estos sonidos, produciendo respuestas y cambios según los sonidos que se emitan. Llegan al bebé elementos musicales tales como compás, ritmo, sonoridad, etc., que pueden activar el estado general o tranquilizarlo.

Cobra especial importancia en esta etapa la educación sensorial, ya que es a través de los sentidos y las sensaciones como el niño comienza a interactuar y desarrollar su pensamiento, y a través de la música el niño/a comienza a descubrir y aprender.

A la música, y sobre todo a la música clásica, siempre se le han otorgado muy diversos tipos de beneficios. Entre otras cosas, se dice que sirve para reducir el estrés, mejorar el ánimo o que incluso afecta de forma positiva a plantas y animales. Pues además de todo eso, también se han recogido multitud de beneficios para los niños, representando una gran importancia en su desarrollo intelectual, auditivo, sensorial, del habla y motriz.

La música tiene el don de acercar a las personas. El niño que vive en contacto con la música, aprende a convivir de mejor manera con otros niños, estableciendo una comunicación más armoniosa. A esta edad la música les encanta.

El trabajar con los niños en un ambiente musical deriva en:
Mejoría en la capacidad de memoria, de atención y de concentración de los niños.

Estimula su inteligencia al mejorar la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos.
Es una manera de expresarse e incluso con la música la expresión corporal del niño se ve más estimulada.

Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras, fortalece el aprendizaje y contribuye a mejorar su lenguaje, pues por ejemplo las letras de las canciones, además de favorecer su discriminación auditiva, enriquecen su vocabulario.

Les hace más sociables, ya que la música brinda la oportunidad para que los niños interactúen entre sí y con los adultos.

Desarrolla la creatividad y estimula la imaginación infantil, puesto que la música estimula el área derecha del cerebro, mejorando así la capacidad para realizar cualquier otra actividad artística, como la pintura.

Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular de los niños, al adaptar su movimiento corporal a los ritmos, contribuyendo también de esta forma a potenciar el control rítmico de su cuerpo y mejorar su coordinación.
Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.

Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.

Y finalmente, ayuda a establecer rutinas, sentando así las bases de una futura disciplina creando asociaciones entre la música y determinadas actividades.

El entrenamiento musical comporta un sinfín de beneficios a nivel cognitivo y perceptual. La música tiene la capacidad de potenciar las habilidades de los niños para detectar, predecir y reaccionar de forma rápida a los patrones en el mundo, lo que resulta de gran relevancia en el mundo complejo en que vivimos.


*Asesor en el Centro de Actualización del Magisterio de Cd. Guzmán, Jal.


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