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lunes, 29 de enero de 2018

Reflexiones de “Letra Sur. Ejercicios de periodismo cultural”


Héctor Olivares  

El pasado viernes 19 de enero se re-presentó el libro “Letra Sur. Ejercicios de periodismo cultural”, de Ricardo Sígala, en la librería Da Vinci de Ciudad Guzmán, reuniendo a un buen número de activos participantes. Se trató en realidad de una charla relajada, amena, en la cual participé como “presentador” y compartiendo con los asistentes las reflexiones que me suscitó la lectura del libro y que hoy comparto con ustedes a través de este medio.



I
(Del autor)

Conozco a Ricardo Sígala desde hace tiempo. Menos en persona que como escritor. Mucho antes del trato personal, tuve la fortuna de encontrarme con un ejemplar de su “Periplos. Notas para un cuaderno de viajes” en una librería de viejo en la perla tapatía. Ya siendo “amigos” me enteré de que también es autor de “Paraiplos”, así como de un sinnúmero de artículos de opinión, reseñas de libros, notas periodísticas, de investigación literaria, generoso prologuista de libros, activó verbotraficante en Radio Universidad de Guadalajara, fundador de talleres literarios, mentor de enfermos del mal de Montano y paciente Virgilio de “escritores” ansiosos por lanzar sus obra por las ventanas del mundo de la literatura. Como no estar entonces de acuerdo con el adjetivo de “polifacético” que le endilga el “grafómano” de César Anguiano, (El adjetivo es ahora de Ricardo Sígala)

II
(Proemio)

Asumamos entonces que Ricardo Sígala no es un escritor dedicado únicamente a narrar historias provenientes de su imaginación, sino que también produce y registra información relevante sobre el juicio estético e intelectual y d-escribe aquellas prácticas cotidianas que expresan las formas en las que nuestra sociedad piensa, siente, y establece una relación con el mundo actual, con el pasado y consigo misma. Tareas que, si no transcribo mal la cita, corresponden al periodismo cultural y que solo pueden efectuar adecuadamente personajes con características singulares.


III
(Letra Sur. Ejercicios de periodismo cultural: ahora sí)

Letra Sur. Ejercicios de periodismo cultural” de Ricardo Sígala, es un libro que reúne una serie de artículos, columna de opinión, notas críticas, reseñas, crónicas, etcétera, publicados entre 2014 y 2015 en diversos medios de comunicación, recopilados y ordenados en cinco capítulos a través de los cuales el autor da cuenta de los principales sucesos de ocurridos en nuestra región en el ámbito de la cultura.

 Al advertir el periodo que abarcan las publicaciones contenidas en el libro, podría cuestionarse lo limitado del tiempo (2014, 2015) y el riesgo de intentar un análisis de un tema por demás difícil como es la cultura, pero al iniciar la lectura del libro te percatas que esa temporalidad es una simple argucia de orden o de edición, porque los acontecimientos recopilados abarcan prácticamente una centuria.

Ricardo Sígala logra estructurar una especie de espina dorsal de nuestra historia cultural, logrando enlaces asincrónicos entre personajes y geografías diversas como Guillermo Jiménez, Paris, Alfredo Velasco Cisneros, Ciudad de México, Roberto Espinosa, Guadalajara, Juan José Arreola, Paris, Vicente Preciado Zacarías, Buenos Aires,  Lizeth Sevilla, Colima, Alejando Von-Düben, Lagos de Moreno, César Anguiano, España, Jesús Vázquez, “el pintor” con sus trazos verdes y amarillos y su laguna, José Clemente Orozco el de los pinceles de fuego, sí, pero también el otro, el eterno novio de Cuca la de Zacatecas y sus 465 cartas atadas con el listón de una promesa finalmente incumplida.

Personajes y geografías que al conjuntarse, “solos”, dice Ricardo Sígala, sustentan no solamente la estructura del libro que hoy nos ocupa, sino que da sentido al tan llevado y traído epíteto de “Zapotlán: tierra de personajes ilustres. Quiero imaginar que con este entramado, Ricardo Sígala, define nuestra propia geografía literaria, una geografía como el Yoknapatawpha de Faulkner, el Macondo de García Márquez, la tierra de Oz de Baum, la Comala de Rulfo, o es que tal vez Ricardo Sígala, finalmente encontró las llaves del  “jaliscoliman” de Arreola. Creo que “ese regalo tan preciado” es una metáfora y algo tiene que ver.

 “Letra Sur”, habla de libros y libreros, de librerías y editores, de premios y concursos. Cualquier lector puede, siguiendo las coordenadas que se insinúan en el capítulo “Libros y libreros en Zapotlán”, diseñar su propia ruta (propongo la formación de  “la ruta de las librerías)” y armar un entretenido recorrido que abarcaría arquitectura, historia, cafeterías y la posibilidad de una buena conversa con algunos de los autores o el ansiado encuentro con el libro largamente buscado, una edición descatalogada, un libro de esos raros que huelen a nostalgia, o lo que es mejor, el encuentro con un libro insospechado.

De las reseñas que hace Ricardo Sígala de algunos ganadores del concurso de cuento Juan José Arreola, de obras de autores consagrados como el propio Arreola, de Vicente Preciado Zacarías, de Rulfo, Hugo Gutiérrez Vega,  etc., nos entrega un profundo análisis de los textos pero sin caer en arrebatos de lirismo y euforias inútiles, invitando al lector a  mantener los ojos abiertos, a dejar de lado la pasividad y la conducta irreflexiva, pero, insisto, sin adoptar las poses de reseñistas enfermos de soberbia intelectual. Se nota la mano del pedagogo, del didacta, del maestro empeñado en difundir el placer reflexivo y crítico de la lectura.





IV
Colofón.

 “De qué debería informar el periodismo cultural  preguntaban a Ezra Poud. “La noticia está en el poema, en lo que sucede en el poema, contestó. Pero informar de ese o sobre de un acontecer requiere de alguien capaz de entender lo que sucede en un poema, en un cuadro, en una sonata. Se necesitan personas (reporteros) que descubran el poema, lo que dijo el piano maravillosamente (o no), el acontecimiento central de un recital, que sepan escuchar y sentir en un contexto, analizar, y no simplemente informar sobre los calcetines del pianista”.


Gracias, Ricardo Sígala, por hablarnos del poema, de la sinfonía, gracias por no hablarnos de los calcetines del pianista.

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