Héctor Olivares
El
pasado viernes 19 de enero se re-presentó el libro “Letra Sur. Ejercicios de
periodismo cultural”, de Ricardo Sígala, en la librería Da Vinci de Ciudad
Guzmán, reuniendo a un buen número de activos participantes. Se trató en
realidad de una charla relajada, amena, en la cual participé como “presentador” y compartiendo con los
asistentes las reflexiones que me suscitó la lectura del libro y que hoy
comparto con ustedes a través de este medio.
I
(Del
autor)
Conozco
a Ricardo Sígala desde hace tiempo. Menos en persona que como escritor. Mucho antes
del trato personal, tuve la fortuna de encontrarme con un ejemplar de su “Periplos.
Notas para un cuaderno de viajes” en una librería de viejo en la perla
tapatía. Ya siendo “amigos” me enteré de que también es autor de “Paraiplos”,
así como de un sinnúmero de artículos de opinión, reseñas de libros, notas
periodísticas, de investigación literaria, generoso prologuista de libros,
activó verbotraficante en Radio
Universidad de Guadalajara, fundador de talleres literarios, mentor de enfermos
del mal de Montano y paciente Virgilio
de “escritores” ansiosos por lanzar sus obra por las ventanas del mundo de la
literatura. Como no estar entonces de acuerdo con el adjetivo de “polifacético”
que le endilga el “grafómano” de César Anguiano, (El adjetivo es ahora de
Ricardo Sígala)
II
(Proemio)
Asumamos
entonces que Ricardo Sígala no es un escritor dedicado únicamente a narrar
historias provenientes de su imaginación, sino que también produce y registra
información relevante sobre el juicio estético e intelectual y d-escribe
aquellas prácticas cotidianas que expresan las formas en las que nuestra sociedad
piensa, siente, y establece una relación con el mundo actual, con el pasado y
consigo misma. Tareas que, si no transcribo mal la cita, corresponden al
periodismo cultural y que solo pueden efectuar adecuadamente personajes con
características singulares.
III
(Letra
Sur. Ejercicios de periodismo cultural: ahora sí)
“Letra
Sur. Ejercicios de periodismo cultural” de Ricardo Sígala, es un libro que
reúne una serie de artículos, columna de opinión, notas críticas, reseñas,
crónicas, etcétera, publicados entre 2014 y 2015 en diversos medios de
comunicación, recopilados y ordenados en cinco capítulos a través de los cuales
el autor da cuenta de los principales sucesos de ocurridos en nuestra región en
el ámbito de la cultura.
Al advertir el periodo que abarcan las
publicaciones contenidas en el libro, podría cuestionarse lo limitado del
tiempo (2014, 2015) y el riesgo de intentar un análisis de un tema por demás
difícil como es la cultura, pero al iniciar la lectura del libro te percatas
que esa temporalidad es una simple argucia de orden o de edición, porque los acontecimientos
recopilados abarcan prácticamente una centuria.
Ricardo
Sígala logra estructurar una especie de espina dorsal de nuestra historia
cultural, logrando enlaces asincrónicos entre personajes y geografías diversas como
Guillermo Jiménez, Paris, Alfredo Velasco Cisneros, Ciudad de México, Roberto
Espinosa, Guadalajara, Juan José Arreola, Paris, Vicente Preciado Zacarías, Buenos
Aires, Lizeth Sevilla, Colima, Alejando Von-Düben,
Lagos de Moreno, César Anguiano, España, Jesús Vázquez, “el pintor” con sus trazos verdes y amarillos y su laguna, José
Clemente Orozco el de los pinceles de fuego, sí, pero también el otro, el
eterno novio de Cuca la de Zacatecas y sus 465 cartas atadas con el listón de
una promesa finalmente incumplida.
Personajes
y geografías que al conjuntarse, “solos”, dice Ricardo Sígala, sustentan no
solamente la estructura del libro que hoy nos ocupa, sino que da sentido al tan
llevado y traído epíteto de “Zapotlán: tierra de personajes ilustres. Quiero
imaginar que con este entramado, Ricardo Sígala, define nuestra propia geografía
literaria, una geografía como el Yoknapatawpha de Faulkner, el Macondo de
García Márquez, la tierra de Oz de Baum, la Comala de Rulfo, o es que tal vez Ricardo
Sígala, finalmente encontró las llaves del “jaliscoliman” de Arreola. Creo que “ese
regalo tan preciado” es una metáfora y algo tiene que ver.
“Letra Sur”, habla de libros y libreros, de
librerías y editores, de premios y concursos. Cualquier lector puede, siguiendo
las coordenadas que se insinúan en el capítulo “Libros y libreros en Zapotlán”,
diseñar su propia ruta (propongo la formación de “la ruta de las librerías)” y armar un entretenido
recorrido que abarcaría arquitectura, historia, cafeterías y la posibilidad de una
buena conversa con algunos de los autores o el ansiado encuentro con el libro
largamente buscado, una edición descatalogada, un libro de esos raros que
huelen a nostalgia, o lo que es mejor, el encuentro con un libro insospechado.
De
las reseñas que hace Ricardo Sígala de algunos ganadores del concurso de cuento
Juan José Arreola, de obras de autores consagrados como el propio Arreola, de
Vicente Preciado Zacarías, de Rulfo, Hugo Gutiérrez Vega, etc., nos entrega un profundo análisis de los
textos pero sin caer en arrebatos de lirismo y euforias inútiles, invitando al
lector a mantener los ojos abiertos, a
dejar de lado la pasividad y la conducta irreflexiva, pero, insisto, sin
adoptar las poses de reseñistas enfermos de soberbia intelectual. Se nota la
mano del pedagogo, del didacta, del maestro empeñado en difundir el placer
reflexivo y crítico de la lectura.
IV
Colofón.
“De qué debería informar el periodismo
cultural preguntaban a Ezra Poud. “La noticia está en el poema, en lo que
sucede en el poema, contestó. Pero informar de ese o sobre de un acontecer
requiere de alguien capaz de entender lo que sucede en un poema, en un cuadro,
en una sonata. Se necesitan personas (reporteros) que descubran el poema, lo
que dijo el piano maravillosamente (o no), el acontecimiento central de un
recital, que sepan escuchar y sentir en un contexto, analizar, y no simplemente
informar sobre los calcetines del pianista”.
Gracias, Ricardo Sígala, por hablarnos del
poema, de la sinfonía, gracias por no hablarnos de los calcetines del pianista.
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