Samuel Gómez Patiño
Club Amigos
Profesionistas es un equipo de softbol formado originalmente con maestros de la
universidad por el C. P. Armando Anguiano Aviña y su servidor. Su debut en la
Liga de Softbol de Egresados Universitarios, A. C., fue en el año de 1987 con
record de 0 ganados y 12 perdidos, pero con más entusiasmo que los otros
equipos. El año pasado cumplimos 30 años de su fundación, además seguimos
siendo el único equipo que ha participado ininterrumpidamente en todos los
torneos de liga: oficiales, de consolación, de invierno, de verano, de
invitación y todos los que se programan. Tiempos buenos (campeonatos, segundo y
terceros lugares) como pésimos años (ninguna victoria o derrotas increíbles) es
parte de la historia.
En algunos años, 10 para ser exactos
también fui presidente de esta liga y me tocó lidiar con la expulsión de los
campos universitarios por faltas a la reglamentación de algunos equipos, buscar
otros campos y luchar por el crecimiento de la liga. Con los nuevos directivos,
ahora contamos con campos propios y como ha sido el tenor en la liga, todos los
recursos se aplican en el mejoramiento de nuestras instalaciones; aunque no
somos una liga oficial, sino independiente puedo decir que somos la más
ordenada y adelantada que las oficiales.
Pues bien, está historia nos lleva a
tratar de entender los problemas que tiene el país en medio de una inseguridad
sofocante y falta de líderes de carácter y amor por nuestra patria.
Generalmente, no me gusta tratar
asuntos de política o de religión, ya que con dificultad encuentras dialogo, lo
más seguro que terminemos en discusiones ya que las personas se fanatizan y se
cierran en entender que lo más importante es el respeto a las opiniones de los
demás, sin importar preferencia política o creencia religiosa.
Hace unos años, la liga entro a un
programa de mejoramiento de áreas deportivas al cual nuestros directivos
encabezados por el Licenciado René Campos, la registraron para participar
siendo favorecidos por el Estado para la construcción de un campo donde
pudiéramos practicar nuestro deporte favorito. Se nos aclaró que el dinero
otorgado no se entregaría a la liga, pero se la adjudicó un grupo de ingenieros
a través de una licitación (suponemos) donde el encargo para nosotros era
avalar la terminación completa del proyecto.
Ese año, recuerdo fue algo difícil
pues contrario a lo que sucede con el clima de la ciudad estuvo lloviendo
bastante lo que atraso las obras varios meses. El caso fue que el presidente de
la liga, como nuestro representante fue llamado a firmar de concluida la obra a
lo cual se negó ya que sólo llevaba un 75% de avance y el proyecto incluía la
entrega del 100%, listo para que pudiéramos jugar. Cuando el representante del
gobierno estatal le pregunto porque no acepto la entrega de la obra les explico
que no estaba concluida y que no era nuestro problema si el contratista ya no
tenía dinero para terminarla. Para entregarnos el campo, el Estado cambio de
contratista y llego otro grupo que la termino y entrego sin que nos costara un
centavo.
Cuando escucho las malas decisiones
que toman nuestros líderes en la política sólo escucho a la ciudadanía de
comentar que no tienen madre de lo cual difiero, si tienen madre lo malo es que
los educaron mal. Cuando era estudiante creía fervientemente que cuando
llegaran profesionistas a las curules una cultura nueva de diputados, senadores
y funcionarios públicos harían de este país grande como lo pregonan. Sin
embargo, llegaron los que estudiaron no sólo licenciaturas, sino maestrías,
doctorados y especialidades jurídicas y económicas logrando un gran avance,
riqueza y comodidades, pero para la clase política y ninguno de ellos son de
probeta.
Todos tuvieron
padres que les dieron carreras profesionales, pero no educación forjada en
valores como el respeto, la humildad, la responsabilidad, servicio al prójimo y
empatía por los ciudadanos de a pie.
Me sentiría avergonzado de ser el
padre de un Peña Nieto, un Calderón, un Anaya, Duarte, López Obrador hasta un
Meade por haberlos educado mal, acabándose la mayor riqueza de nuestro país que
no es el petróleo, el dinero o sus litorales y ciudades, sino su gente. Me
duele el estómago cuando los escucho desde sus curules de 120,000 pesos
mensuales pedirle a la ciudadanía que se aprieten el cinturón, que paguen sus
impuestos cuando a ellos no se les fiscaliza ni se les cobra, o cuando trabajan
para asegurarles a amigos, familiares y compadres su porvenir dando trabajo o
licitaciones para que sigan viviendo del erario.
Al reflexionar y caer en cuenta que
si han fallado sus madres en educarlos también tenemos que tomar nuestro papel
en lo que los ciudadanos hemos fallado. El gobierno falla en seguridad,
educación y salud, para mí los ejes principales de una sana sociedad y,
¿nosotros, que papel hemos actuado? No debemos permitir las malas obras, no
debemos participar en los actos de corrupción, no dejar que haya una mala
educación hacia nuestros hijos o malos servicios médicos, dejemos de ser
indolentes y trabajemos por un México mejor, justo y democrático. Empecemos por
donde tenemos influencia: por nosotros.
Me gustaría leer tú opinión, puedes
escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Vicepresidente Educativo del Club
Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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