Alan
Arenas
Ya sea
un punto y coma, tres puntos suspensivos… un punto y aparte; o un simple punto
final. Nuestro idioma está pautado por puntos, que le dan ritmo a nuestra
lectura, a nuestra voz. Todos ellos nos permiten darle orden y estructura a
nuestras imágenes mentales; desde el inicio de nuestro proceso de aprendizaje
en la lectura nos lo han recalcado: “Los puntos ortográfico le dan ritmo a la
lectura”; pero qué pasa cuando los puntos no sólo dan ritmo, sino que también
crean palabras con el simple hecho de
pasar los dedos por una hoja y poder leer. Esto es lo que provoca el lenguaje braille.
A unos
días de haber visitado la segunda feria más importante de libro en el mundo en la
ciudad de Guadalajara y recorrer los pasillos, estar entre miles de libros,
encontré un stand dedicado a imprimir libros para las personas con debilidad
visual; era el de la SEP, que en su tarea de la integración a todas las
personas y crear una educación de conciencia ámbito; publica libros gratuitos
en braille.
Fue
sorprendente saber que hubo pocos stands que tenían libros editados para las
personas privadas de la vista. La primera interpretación es que, pareciera que
estos pocos locales estuvieron por cumplir cierto “visto bueno”, ante la
sociedad que el realmente ser incluyentes. Y esta interpretación la baso en que
si fuera lo contrario y me equivocara en mi observación –que puede suceder- en
los tres días que estuve en la FIL en distinta conferencias y visitando los
distintos pasillos no vi alguna señalización óptima en lenguaje braille para
marcar los servicios como los baños –por ejemplo-, o volantes informativos
especiales. Esto es preocupante ver que aun existe una gran brecha para
alcanzar la inclusión total para las personas con alguna deficiencia física en
especial para las privadas de la vista.
En este
desierto, me encontré algunos oasis que promovían la audiolibros, pero para ser
sincero, quien los ofrecía lo vinculaba directamente a las personas que no
tenían tiempo para leer, y que podían tener acceso a un libro, por ejemplo, mientras
manejaba; pero esto al final, no estaba enfocado al 100% a las personas ciegas; que claro que sirve
para ellos, pero su nacimiento de este producto no es por integrar a las
personas con discapacidad visual, sino que es al revés son integradas al
producto.
Pero
como siempre, al final del túnel está la luz; encontré, escondida en la zona
internacional, la editorial INVIPRESS la cual se dedica a imprimir y diseñar
libros en braille, dirigida por Diana Gutiérrez de la Torre, quien se
especializó en el diseño editorial en el lenguaje braille; al preguntarle ¿por
qué crear una editorial enfocada en el braille? Fue contundente sobre este
tema: “pues es muy importante quién haga este tipo de materiales difíciles de
conseguir en el mercado, en este caso el braille; cuando hice mi
especialización en producción y edición en braille me di cuenta de esta
carencia en que no había editoriales en esta área”.
Pero
qué hacer y que obstáculos hay en un país, qué según la INEGI, hay más de un
millón de personas con discapacidad visual, ¿cómo es el escenario de la
promoción de la lectura? En este guion es importante señalar que se acaba de
agregar a la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, una sección donde
señala lo importante de impulsar la edición de libros
y materiales de lectura en sistema Braille, para incluir a personas invidentes
en estas actividades.
“El problema principal es el costo de los libros, ya que se
necesita papel especial para su edición y su encuadernación, aunado a que hay
pocas impresoras braille y libros especializados para quienes estudian alguna
carrera”. Así me lo comentó David Magallanes, que es ciego de nacimiento y es
Licenciado en Educación Especial, agregó que “cuando se estudia alguna carrera
es bastante difícil hacerlo, no hay libros en sistema braille… para nosotros
leer en braille es igual que ustedes que si ven; es más rico que escuchar
audiolibros. No es lo mismo. Me llena más leer en braille, aprendí desde los 12
años y siempre estuve en busca de libros para mejorar mi nivel académico,
aunque fue difícil. Lo que más se e encuentra son libros infantiles; siempre.
Si analizamos esto ¿cuántas personas con discapacidad visual son
truncadas al prepararse? El sistema educativo, poco a poco se han agregado al
tema, según lo comenta Diana Gutiérrez: “ya empieza a ver políticas públicas en
el área de la promoción a la lectura para ciegos. Por ejemplo la Secretaría de
Educación Pública tiene cuatro años editando libros en braille de sus libros de
texto, esto permite que niños y adolescentes tengan contacto con este sistema”;
pero no es suficiente, pues simplemente hay que analizar nuestro contexto, preguntarnos
si las personas ciegas puedes tener acceso a todo lo necesario para su
desarrollo.
Ejemplo de esto es Germán Galindo Quintero, habitante de San
Gabriel, quien sufre de ceguera parcial y es Ingeniero Agrónomo, trabaja en la
presidencia de dicha población; uno de los obstáculos que no le han permitido
realizar su trabajo con calidad es el no poder leer braille puesto que, no hay,
en su población, persona o institución que lo capacite para la lectura en este
lenguaje. Así como él existen muchas casos similares en las regiones, si no es
por falta de personas que enseñen, o la falta de libros o impresoras
especializadas en imprimir textos braille.
Ante este panorama nos hace falta mucho para la promoción de la
lectura en general, pero hace falta redoblar esfuerzo en acercar e igualar las
oportunidades en este tema para las personas con discapacidad visual.
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