martes, 9 de enero de 2018

El punto negro



Samuel Gómez Patiño

                         
Hace unas semanas un compañero del Club Toastmasters Ejecutivo de Tijuana presento un proyecto titulado “Una oportunidad para el cambio”. Dentro de su discurso nos puso un ejemplo muy interesante, comentaba que había escuchado a un conferencista dirigirse a su público mostrando una hoja en blanco con un punto negro en el centro.




            Iniciamos un año nuevo, con nuevas esperanzas y mejores intenciones. Algunos se conforman con haber sobrevivido el 2017, quizás otros se enorgullecen de haber logrado las metas propuestas para este año y, la mayoría estarán contentos con haber avanzado con sus propósitos de vida.

            “Bienaventurados quienes saben a qué puerto quieren llegar, ya que izarán las velas en la dirección correcta; quienes no saben en qué puerto desembarcar, ya llegaron”. ¿Tienes la vista sólo en el horizonte o en un punto sobre el horizonte?

            El 2021 está cada vez más cerca, entonces tendré 35 años trabajando en la universidad, pero 38 años dedicados a la docencia. Hace dos años empecé a prepararme para poder jubilarme. Hace años que mi situación económica no es lo que me quita el sueño, sobre esto último reflexiono que si hoy me quedara sin trabajo mis ahorros serían suficientes para vivir el resto de mis días…siempre y cuando muriera en una semana. Pero es mi situación económica mi última preocupación, más bien me interesa planificar lo que puedo dejar antes de partir.

            Mis hijos tienen una profesión que eventualmente les ayudará a vivir, formar una familia y progresar. Tenemos 3 propiedades, dos con hipotecas que espero haber terminado de pagar para concentrarme en mis nuevos propósitos. Algunos lo llaman “cerrar círculos”, y la educación y formación de nuevos profesionistas será un círculo cerrado para mí, me parece que después de 35 años, la misión de desarrollar nuevos conocimientos y transmitirlos serán suficientes, estoy seguro que extrañare las aulas pero también que estaré en el mejor momento de hacerme a un lado y darle la oportunidad a las nuevas generaciones (probablemente muchos alumnos lo aplaudirán, aunque no estoy seguro que será por lo que hice, sino porque los dejo en paz).

            Cada fin de año es la oportunidad de darle la vuelta a la página e iniciar una nueva historia, lo que me preocupa en que nos basaremos para escribirla. Debemos reconocer que las experiencias que tuvimos nos ayudan a edificar un nuevo futuro. Nuestros pensamientos están llenos de lo que hemos vivido, un año sin empleo, enfermos, sin familia o sin dinero generara incertidumbre y probablemente sentiremos pánico de lo que nos traerá el nuevo año; y al contrario, si tuvimos un buen año, con salud, con familiares y amigos, con empleo interesante y bien remunerado, nuestros propósitos estarán llenos de optimismo.

            Este 2018, año de elecciones, nos debe llevar a reflexionar en lo que estamos haciendo o dejando de hacer para ayudar a nuestra sociedad a progresar. Ocultar lo que pasa no es mejorar. Vivo en Tijuana, una ciudad que ha tenido que luchar a pesar de ser la envidia del país, nuestra situación geográfica y económica nos da el privilegio de competir con el Estado más importante de la Unión Americana, lo que nos ha ayudado a progresar. De verdad cosmopolita, la frontera más visitada del mundo también es una ciudad con la mayor población representada del país. Ciudadanos que ante la falta de oportunidades en sus estados de origen han llegado a nuestra ciudad colaborando con la grandeza y volviéndola la tierra de oportunidades donde se les ha acogido con los brazos abiertos.

            Pero también, han llegado hasta nuestra frontera la inseguridad donde la delincuencia ha tomado las riendas de la ciudad y todos los días amanecen muertos  o más bien no amanecen y en plural en alguna calle, sin importar que sea un barrio pobre o uno donde habitan los que tienen una mejor economía. ¿Has visto jugar a los niños a las escondidas? De seguro te has encontrado con uno de ellos que cierra los ojos y piensa que no lo ven los demás, de la misma forma las autoridades piensan que si no se publica o se habla de los que mueren en esta ciudad no pasa nada. Por cierto, cualquier parecido con la realidad de otra población, no es mera coincidencia.

            Pues bien, en la disertación del conferencista al presentar al público su hoja con el punto negro en la hoja, les pregunto qué era lo que veían, y la mayoría hablaban de una hoja manchada, o inservible, o usada. Casi todos se concentraron en el punto negro, pocos se fijaron en todo el espacio blanco que aún se podía utilizar. Nuestra mente tiende a magnificar cualquier evento negativo y minimizar los positivos. Nos concentramos en los problemas y es por eso que no vemos las soluciones.

            Para muchos el año nuevo, sólo es otro más para ser derrotados, para vivir en la incertidumbre, de propósitos no logrados, etc.; para mí, el año nuevo es un 2018, con 365 oportunidades de hacer mejor las cosas.

            La próxima semana, los políticos ¡si tienen madre!
             
              Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana

Universidad Autónoma de Baja California

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