Samuel Gómez
Patiño
Hace unas semanas un compañero del Club Toastmasters Ejecutivo de Tijuana presento
un proyecto titulado “Una oportunidad para el cambio”. Dentro de su discurso
nos puso un ejemplo muy interesante, comentaba que había escuchado a un
conferencista dirigirse a su público mostrando una hoja en blanco con un punto
negro en el centro.
Iniciamos un año nuevo,
con nuevas esperanzas y mejores intenciones. Algunos se conforman con haber
sobrevivido el 2017, quizás otros se enorgullecen de haber logrado las metas
propuestas para este año y, la mayoría estarán contentos con haber avanzado con
sus propósitos de vida.
“Bienaventurados quienes
saben a qué puerto quieren llegar, ya que izarán las velas en la dirección
correcta; quienes no saben en qué puerto desembarcar, ya llegaron”. ¿Tienes la
vista sólo en el horizonte o en un punto sobre el horizonte?
El 2021 está cada vez más
cerca, entonces tendré 35 años trabajando en la universidad, pero 38 años
dedicados a la docencia. Hace dos años empecé a prepararme para poder
jubilarme. Hace años que mi situación económica no es lo que me quita el sueño,
sobre esto último reflexiono que si hoy me quedara sin trabajo mis ahorros
serían suficientes para vivir el resto de mis días…siempre y cuando muriera en
una semana. Pero es mi situación económica mi última preocupación, más bien me
interesa planificar lo que puedo dejar antes de partir.
Mis hijos tienen una
profesión que eventualmente les ayudará a vivir, formar una familia y progresar.
Tenemos 3 propiedades, dos con hipotecas que espero haber terminado de pagar
para concentrarme en mis nuevos propósitos. Algunos lo llaman “cerrar
círculos”, y la educación y formación de nuevos profesionistas será un círculo
cerrado para mí, me parece que después de 35 años, la misión de desarrollar
nuevos conocimientos y transmitirlos serán suficientes, estoy seguro que
extrañare las aulas pero también que estaré en el mejor momento de hacerme a un
lado y darle la oportunidad a las nuevas generaciones (probablemente muchos
alumnos lo aplaudirán, aunque no estoy seguro que será por lo que hice, sino
porque los dejo en paz).
Cada fin de año es la
oportunidad de darle la vuelta a la página e iniciar una nueva historia, lo que
me preocupa en que nos basaremos para escribirla. Debemos reconocer que las
experiencias que tuvimos nos ayudan a edificar un nuevo futuro. Nuestros
pensamientos están llenos de lo que hemos vivido, un año sin empleo, enfermos,
sin familia o sin dinero generara incertidumbre y probablemente sentiremos
pánico de lo que nos traerá el nuevo año; y al contrario, si tuvimos un buen
año, con salud, con familiares y amigos, con empleo interesante y bien
remunerado, nuestros propósitos estarán llenos de optimismo.
Este 2018, año de elecciones,
nos debe llevar a reflexionar en lo que estamos haciendo o dejando de hacer
para ayudar a nuestra sociedad a progresar. Ocultar lo que pasa no es mejorar.
Vivo en Tijuana, una ciudad que ha tenido que luchar a pesar de ser la envidia
del país, nuestra situación geográfica y económica nos da el privilegio de
competir con el Estado más importante de la Unión Americana, lo que nos ha
ayudado a progresar. De verdad cosmopolita, la frontera más visitada del mundo
también es una ciudad con la mayor población representada del país. Ciudadanos
que ante la falta de oportunidades en sus estados de origen han llegado a
nuestra ciudad colaborando con la grandeza y volviéndola la tierra de
oportunidades donde se les ha acogido con los brazos abiertos.
Pero también, han llegado
hasta nuestra frontera la inseguridad donde la delincuencia ha tomado las
riendas de la ciudad y todos los días amanecen muertos o más bien no amanecen y en plural en alguna
calle, sin importar que sea un barrio pobre o uno donde habitan los que tienen
una mejor economía. ¿Has visto jugar a los niños a las escondidas? De seguro te
has encontrado con uno de ellos que cierra los ojos y piensa que no lo ven los
demás, de la misma forma las autoridades piensan que si no se publica o se
habla de los que mueren en esta ciudad no pasa nada. Por cierto, cualquier
parecido con la realidad de otra población, no es mera coincidencia.
Pues bien, en la
disertación del conferencista al presentar al público su hoja con el punto
negro en la hoja, les pregunto qué era lo que veían, y la mayoría hablaban de
una hoja manchada, o inservible, o usada. Casi todos se concentraron en el
punto negro, pocos se fijaron en todo el espacio blanco que aún se podía
utilizar. Nuestra mente tiende a magnificar cualquier evento negativo y
minimizar los positivos. Nos concentramos en los problemas y es por eso que no
vemos las soluciones.
Para muchos el año nuevo,
sólo es otro más para ser derrotados, para vivir en la incertidumbre, de
propósitos no logrados, etc.; para mí, el año nuevo es un 2018, con 365
oportunidades de hacer mejor las cosas.
La próxima semana, los
políticos ¡si tienen madre!
Me gustaría leer
tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook:
Samuel Gómez Patiño
*Vicepresidente
Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y
Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la
Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad
Autónoma de Baja California
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