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martes, 30 de enero de 2018

El cliente no es primero






Samuel Gómez Patiño

                                     
 Siempre he pensado que soy malo para vender, tan malo que entro vendiendo y salgo comprando. Sin embargo, estoy consciente que al final todos nos debemos convertir en el mejor vendedor del mejor producto: uno mismo.

            En mí ya largo caminar por la vida, he trabajado en diversas empresas y en diversos puestos y oficios. Desde mensajero, auxiliar contable, auxiliar de almacén, pequeñas tiendas de autoservicio hasta en puestos más profesionales como gerente de personal, administrador de un colegio, director de una escuela comercial y secundaria, administrador de una empresa de tecnologías, así como emprendiendo ya sea servicios educativos para empresas o servicios profesionales en administración y tecnológicos.

            Con mis 33 años de carrera en la Universidad me he desempeñado desde un maestro de asignatura hasta coordinaciones deportivas, de áreas como administración avanzada, recursos humanos, mercadotecnia y ahora de apoyo y de derecho, pasando como administrador de la Facultad y coordinador de la carrera sino la más importante si la más grande: la de administración de empresas, y he llegado a la conclusión ¡que el cliente no es primero!

            Es cierto que gracias a los clientes existen las empresas, vaya sin estudiantes no hay universidad, pero también es cierto que las teorías de administración en las empresas exitosas han empezado a tomar en cuenta al motor de cualquier organización: el personal.

            Estoy convencido que para aprender a mandar primero debo aprender a obedecer y esto último sólo se aprende cuando empiezas a trabajar en los puestos de operación de una empresa. Difícil ser jefe de bomberos si jamás he trabajado en apagar un incendio.

            Recuerdo una historia contada sobre un empresario en Tijuana que presumía a sus amigos sobre su hijo que acababa de terminar sus estudios universitarios y ahora administraba sus negocios:

Desde que mi hijo está a cargo del negocio me estoy volviendo rico.
¿Entonces estas contento con tu hijo?
Que va, me está volviendo rico, pero antes era millonario.

Cuando inicias el negocio primero contratas a tus empleados y luego buscas a los clientes, toda organización vive no de sus empleados sino con sus empleados. Muchas empresas no sobreviven a una segunda generación y está comprobado que las más exitosas han sido gracias a que los fundadores se preocuparon porque sus hijos y en algunos casos sus nietos aprendieran desde la raíz el negocio. No sólo les dieron educación profesional sino los prepararon sin reparos en las operaciones de la empresa desde abajo.
Hace años un alumno me platicaba sobre su negocio. Tijuana no era una ciudad con edificios de mucha altura (también es una zona de riesgo por los temblores) aunque actualmente empezamos a crecer de forma vertical. Pues el negocio era de poner luces externas al edificio para que en las noches pudieran lucir más y ser vistos desde la distancia, pero el comento algo que me pareció absurdo:
A mis trabajadores no les enseño el secreto de mi negocio para que luego no se conviertan en mi competencia.

Entonces le comenté que poner al trabajador sólo a poner luces pegadas en la pared sin que entendieran la esencia del trabajo era limitarlos y, por lo tanto sería muy difícil que al presentarse una dificultad la pudieran resolver. Todo por el temor a que lo superen, cuando la mejor estrategia debe ser de rodearnos de personas inteligentes y con talento, sin miedo a que sean mejores que nosotros. Gente mediocre (no capacitados, sin las habilidades o conocimientos requeridos), generan resultados mediocres.

La mejor inversión siempre es el talento y las habilidades de cada persona. Quiero tener éxito, debo empezar por juntar un equipo talentoso, pulirlo y emocionarlo en nuestra visión de negocio. Pensemos un poco, cuando hemos emprendido un negocio o una nueva aventura, ¿hemos llevado el mejor equipo? ¿Nos tomamos el tiempo para seleccionar lo mejor?

Hace años, asistí a una conferencia sobre trabajo en equipo con Carlos Carsolio, un alpinista como expositor. Les confieso que acudí movido más por la curiosidad que otra cosa, ¿Cómo un alpinista me iba a enseñar sobre trabajo en equipo?

Carlos, un ingeniero civil que se convirtió en leyenda siendo uno de los pocos humanos en alcanzar el club de las cimas de los 14 ochomiles, nos dio una plática donde ilustro la forma en que un equipo, generalmente 4 personas suben a la cima y donde lo importante no es llegar primero o vivo a la meta sino regresar con vida todo el equipo. Comentaba que arriba, el frio, el viento, la presión hace que tomes la decisión más difícil: querer vivir, ya que como lo comento sentarse a esperar la muerte era la decisión más fácil de tomar.

Si quieres llegar a la cima, ¿Quién quieres que te acompañe?
La próxima semana, reuniendo mi equipo.
             
              Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño


*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana

Universidad Autónoma de Baja California

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