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viernes, 10 de noviembre de 2017

La razón de estar contigo




Samuel Gómez Patiño


Hace muchos años la sociedad de alumnos de la universidad organizaba un congreso internacional donde presentaban a grandes expositores del mundo de los negocios que servían para acercar a los estudiantes con la realidad de las empresas. Las experiencias de los directivos, ejecutivos o gerentes que venían resultaban enriquecedoras para todos.



            Recuerdo en particular a Gerentes de las Tiendas de Wal-Mart provenientes de los Estados Unidos que platicaban emocionados sobre su trabajo en esta organización, destacando que lo mejor que les podía haber sucedido en la vida era trabajar para ellos. Al salir de la conferencia mis alumnos me comentaron esto último sorprendidos por la elocuencia utilizada por ellos y entonces les di mi opinión:

            - Ellos se sienten orgullosos de su trabajo y si trabajará en otra tienda hubieran dicho lo mismo, en cambio en México trabajas para Comercial Mexicana y hablas de lo mal que te va con ellos y lo injusto que son contigo, te cambias a trabajar a Soriana y no solamente hablas mal de ellos sino también de tú antiguo trabajo.
            Me va también en mi negocio que alcanza hasta para que me roben mis empleados, escuche a un empresario. Sin duda, me sería difícil trabajar con un patrón que desconfiara de mí.

            Este año tuve la oportunidad de ver la película “A dog’s purpose”, titulada en español “La razón de estar contigo”, basada en el libro “A dog’s purpose: a novel for humans”, de W. Bruce Cameron, que nos deja una enseñanza de la lealtad y de aprender a disfrutar cada momento.

            Bailey es un perro que encuentra el propósito de su vida al llegar a una familia que lo adopta y se encariña con el niño de la familia; en sus andares muere y resucita con su alma de perro y conoce nuevos humanos, algunos buenos que lo cuidan y otros indiferentes para protegerlo. Aprende sobre las personas pero sobre todo muestra su lealtad y cariño incondicional hacia sus amos hasta que se reencuentra con el niño (ya adulto) para protegerlo y ayudarlo a rehacer su vida. Entonces se da cuenta de la misión de su vida canina. Una historia de lealtad y amor incondicional.

            Me pregunto porque los líderes de las empresas prefieren amedrentar a los empleados creyendo que con eso ellos serán leales, cuando en verdad le tienen miedo y a la primera oportunidad se van a desquitar de quien los ha humillado, menospreciado o simplemente ignorado en sus necesidades y sueños como personas que son.

            La lealtad no es más que el convencimiento que lo que hacemos no es para alagar al jefe sino entender que es por un orden superior a líder y empleado. Es el sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos o hacia alguien.

            A veces pensamos que con un curso de “ponerse la camiseta” los empleados van a dar todo por nosotros pero debemos de ser congruentes, por ejemplo les pedimos a los trabajadores que den su máximo esfuerzo y trabajen más tiempo por pago de horas extras pero cuando nos buscan nunca estamos ahí, nos vamos de vacaciones o nos vamos temprano. No estamos al pie del cañón.

            Debemos hacer sentir al empleado la importancia de lo que le toca hacer, reconocer su labor y guiarlo de cerca para que logre sus propias metas con nosotros. No hay nada más reconfortante que sentirse útil en lo que haces, el reconocimiento de los demás pero sobre todo de tus superiores encontrando cual es nuestro propósito y como contribuyo a mi crecimiento y el de la organización.

            No hay mayor decepción que hacer tu mayor esfuerzo y que pase desapercibido porque consideran que es lo que tenías que hacer, pero la diferencia entre un trabajador mediocre y uno exitoso radica en el esfuerzo que realmente haces, en el extra y el amor que le pones a cada acción; piensa en el chef que sale muy temprano a escoger los mejores ingredientes para el platillo del día, que no escatima en la calidad de los productos, que dedica horas para lograr un cocimiento exacto, que lo sirve de manera elegante y procura que el comensal viva toda una experiencia culinaria. Salir de la cocina para conocer la opinión de quién prueba su creación, que no está esperando un premio como si estuviera en un “Master Chef” y recibe el agradecimiento puntual por su trabajo. Debe ser motivante.

            Ahora te pregunto, ¿Qué tipo de empleado quieres? ¿El adulador que solo quiere quedar bien o aquel que de verdad se preocupa por que las cosas salgan como debe de ser? Depende de ti. Por cierto, está película me hizo recordar una antigua frase que escuche hace años: “entre más conozco a la gente, más quiero a mi perro”.
            La próxima semana, “Coco o mejor dicho vive el momento”
           
              Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Vicepresidente Educativo del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana

Universidad Autónoma de Baja California

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