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miércoles, 8 de noviembre de 2017

La Radiografía del docente



(Primera parte)



Pablo Magaña Espinoza


Si el tema habla de la radiografía del docente, debemos de partir de ciertos cuestionamientos; necesariamente un docente en su hacer, debe diariamente cuestionarse, ¿A quién voy a enseñar? ¿Qué voy a enseñar? ¿Cómo voy a enseñar? ¿Dónde y para qué voy a enseñar? ¿Cómo voy a evaluar?... interrogantes que nos permiten centrar nuestra atención en una acción metacognitiva de valoración de nuestra practica educativa; analizar sin duda cada paso que damos. Esto hace que podamos fortalecer el caminar no solo de nosotros, sino de quienes son la pieza importante, nuestros alumnos.


Las respuestas a estas interrogantes, brindan momentos para visualizar la radiografía y así puedo centrarme en mi acción ¿Soy Maestro? Los procesos actuales, generan acciones de valoración, donde se tenga el conocimiento general del hacer de ese “SOY”, para estar a la vanguardia, partiendo de que debo tener en mente que ser docente es ser Servidor Público, y estar al día para contar con las competencias que las necesidades de los alumnos en nuestros días demandan, y que con ello, cada día debemos de estar mejor preparados para enfrentarnos a los retos que la sociedad actual nos determina.

Pero ante esta valoración, ante este análisis y reflexión, ¿qué buscamos? primero, analizar de manera efectiva qué somos. Dinamizador AFT. Scolartic. (2017) establece que un docente es “GUÍA, pero los guías siempre marchan adelante mostrando el camino; sondeando los peligros, presintiendo los fracasos y buscando las fallas que podrías ser fatales en el ascenso; marchan con la mirada en alto escrutando los horizontes y sorteando las brisas para definir las rutas de sus guiados. Dan consejos seguros y dejan huellas muy visibles para que todos logren llegar a la meta perseguida”, ante este panorama de radiografía, hace que sin duda podamos como parte fundamental de los actores educativos en una institución en el nivel que estemos laborando, emprender ese sentido de “Guía”, brindar el acompañamiento que requieren para enfrentar esos peligros, que actualmente se establecen como retos cognitivos enmarcados en aprendizajes esperados que hacen que el alumno conforme tenga su proceso de actividad de preparación, alcanzará las competencias establecidas para el aprendizaje que requiere para la vida.

Para ello, el docente debe de tener de manera fundamental cierta flexibilidad para adaptar toda acción en aprendizajes, de tal forma que al encontrarse ciertas dificultades, pueda realizar las adecuaciones pertinentes para modificarlas y transformarlas en fortalezas, estirando y aflojando lo que se requiera y aplicar de manera adecuada en su práctica educativa, esto permite que el docente amplié su visión en todo momento y encuentre siempre el momento oportuno para encausar adecuadamente a sus alumnos al logro de los objetivos trazados.

Haciendo una alegoría, debemos de pensar en los retos del “cometa”, para poder ser volarlo, debemos de buscar la fuerza del viento adecuado, el hilo consistente para poder estirar y aflojar lo conveniente, teniendo previamente su construcción como la mejor para enfrentar retos… esto conlleva, que debemos de conocer a nuestros alumnos, estar enterados de sus saberes previos, ése bagaje de conocimientos que trae para poder aplicar “el estirar y aflojar”, en esas corrientes de aire que van hacer que el aprendizaje del niño lo haga volar lo necesario para adquirir nociones que  con esa experiencia de estar en el grupo y en el salón de clases contigo maestro, sea lo que requiera de manera motivante para ver en el todo, el amaestramiento que busca.

En nuestros días, se pretende que el docente, encuentre en el proceso de evaluación, ese cambio, esa fortaleza, esa necesidad de cambiar paradigmas si es necesario para ser ese “Guía” que los niños requieren, que los padres de familia buscan y que la sociedad verá en ti, al maestro que se requiere.

Pero entonces; ¿cómo definimos al maestro?, Dinamizador AFT. Scolartic. (2017) opina que “Se dice que el maestro es un compuesto. Un maestro debe tener la energía de un volcán en erupción, la eficiencia de una computadora de última generación, la memoria de un cámara digital, la sabiduría de Salomón, la tenacidad de una araña, la paciencia de una tortuga tratando de cruzar la autopista en la hora del tráfico, la firmeza de un general, la diplomacia de un embajador y la perspicacia financiera del más grande banquero. Debe recordar que enseña siempre por palabra, pero más por ejemplo”. Grandes retos, difíciles, pero no imposibles ¿Qué opinan ustedes?

En la siguiente parte, es preciso hablar de otro actor fundamental, los padres de familia…
 

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